En la cena: (Blake).

232 13 0
                                    

Cuando Sami me dijo que la tarde que no olvidara el traje, nuca pensé que ella lo hubiera apartado del resto junto con los zapatos y calcetines. Y aquí estoy, acomodando la corbata azul que resalta en la camisa blanca y hace juego con el traje. Definitivamente, ella está tan enamorada del azul como su madre. Suelto un suspiro al pensar en Val. Luego de irse Sam, las cosas entre Val y yo volvieron a ser un poco tensas, no mucho, pero si algo. No me gusta que las cosas entre los dos estén así. Antes Valerie me veía desnudo y nada pasaba, pero el tiempo cambia a las personas.

—Blake, ¿estás listo? —Llama Margaret desde la puerta.

—Algo así. —Digo peinando mi cabello.

—Te esperan abajo, la limosina te llevará al sitio. —Avisa ella entrando y toma el saco para ayudarme a ponérmelo —. No estés nervioso, todo saldrá bien.

—Eso es lo que espero, Sami es lo que importa.

—Un concejo Blake, y espero seas el primer hombre que lo sigue: no te alteres, mantén la calma y escucha completo. A veces las cosas son tan simples que molesta. —Dice ella con una sonrisa.

—Gracias Margaret. Descansa y gracias por todo. —Digo saliendo de mi habitación.

Camino hasta la limosina y nos ponemos en marcha. Distraigo la vista mirando el paisaje que presta mi venta, encontrándolo muy familiar. No detenemos en la entrada de la casa Williams y suelto un suspiro. Samantha lo ha vuelto a hacer. Bajo de la limo para tomar aire, en eso, la puerta principal se abre, dándome una vista espectacular de Val. Tiene puesto un vestido azul sin manga que se ajusta a cada una de sus curvas con un chal sobre sus hombros. De hecho, se tan bien que no parece que fuera madre. Cuando sus ojos conectan con los míos, se tensa por reflejo y se despide de sus padres con un gesto nervioso mientras camina hacia mí.

—Hola. —Saluda incomoda.

—Estás bella. —Digo sin pensar y ella suspira aliviada.

—Gracias, Sami nunca deja de sorprenderme con sus gustos.

—Bueno, ella es especial. —Digo bajando la mirada y abro la puerta de la limo mientras estiro mi mano —. Primero las damas.

Ella sonríe y se desliza hacia el auto. Solo fue por un momento, pero los ánimos se han logrado controlar, sin embargo, eso no va a durar mucho. Cuando entro en el auto, el silencio entre los dos es mortal. Tengo algunas preguntas que hacerle, pero no sé cómo abordarlas. Ella suelta una risita por lo bajo, ganándose una mirada curiosa de mi parte y ella me entrega un papel que dice:

No será sencillo
si comparto los silencios.
Más les vale conversar
para poder empezar
S.

—Sabe que no me gustan las rimas. —Digo sonriendo.

—A ella le encantan, solía decirme que le relajaban la mente.

—Eso me recuerda a la primera canción que compusimos. Tenías una mente para las letras, pero la música...

Ella ríe divertida.

—Deberías escucharla cuando toca el violín, es tan relajante que me hace dormir. En eso me recuerda a ti. —Dice sonriendo.

—Valerie, ¿por qué le dijiste a mi padre sobre Sam, pero no le permitiste que me lo dijera? —Pregunto cambiando drásticamente de tema, necesito saber la respuesta.

Ella baja la mirada.

—Tenía un mes de embarazo cuando vine para decirte, pero, cuando llegué a tu casa, vi a una pelirroja salir muy enojada. Pensé que a lo mejor era una loca que estabas rechazando, iba a bajar del auto cuando te vi saliendo con otra chica. Ahí entendí que no habías cambiado y no quería que mi bebé conociera esa versión tan decepcionante de ti. —Traga grueso y vuelve su adolorida mirada hacia mí —. Mis padres dijeron que respetaba mi decisión, y cuando más triste me sentía, tu padre llego de sorpresa y se dio cuenta. Me rebeló que me habías estado buscando y que habías estado muy mal, pero yo no le creí por lo que había visto. Comencé a gritarle muchas cosas que ahora no recuerdo, las hormonas me tenían descontrolada. Pero él lo tomó con calma y me dijo que me apoyaría en mi decisión, lo único que tenía que hacer era dejar que fuera parte de la vida de Sam.

Mi Padre es un CasanovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora