Números. Como odio los números. Estos solo existen para volver locas a las personas. Aunque llevar la contabilidad es fácil, es verdaderamente estresante si lo único que veo son los mismos números que ascienden sin parar. Es cierto que es bueno que ciertas acciones crezcan y que debería sentirme afortunado, pero esto sigue siendo estresante.
Suelto un suspiro mientras me recuesto del espaldar de la silla de mi despacho para dejar de ver los números. Sonrío divertido recordando la expresión que colocó Anja cuando Sami le habló en su idioma materno. Hasta a mí me tomó por sorpresa.
—Bueno, todavía no me conoces.
Recuerdo las palabras de ella y la sonrisa se me borra. Tiene razón al decir que no la conozco, y tampoco he prestado atención a algo de lo que haya dicho, a no ser que se trate de su madre. Suelto un suspiro mientras paso las manos por mi cara y luego presiono el puente de la nariz. Sí quiero tener algún tipo de avance con Sami, debo bajar un poco la guardia.
—Blake, ¿puedo entrar? —Pregunta Sam mientras toca suavemente la puerta.
—Claro que sí. Entra. —Digo sentándome derecho para que vea que sigo "trabajando".
La veo entrar con una bandeja llena de bocadillos nocturnos y un poco de café. Ella sonríe divertida cuando conecta su mirada con la mía.
—Creo que vas a necesitar de esto. —Habla poniendo la bandeja en el escritorio —. Te ves horrible. —Bromea
—Siéntete afortunada, tenemos el mismo rostro. —Digo siguiendo si broma haciéndola reír un poco —. Gracias Sami.
—Fue idea de Margaret, ella me dijo que mañana volvías al trabajo y que estabas un poco atrasado. —Dice algo decepcionada.
—Lo siento Sam. Sé que dije que pasaría tiempo contigo, y me gustaría, pero debo cuidar la empresa. —Digo para consolarla.
—Está bien, lo entiendo. —Dice agitando un poco las manos —. Siempre es importante trabajar si uno quiere comer. Como suele decirme mamá "quiero que te esfuerces en hacer tus trabajos", así que mucho ánimo. —Dice levantando los pulgares.
"Quiero que te esfuerces en tus trabajos"
¿En dónde lo he escuchado?
—Gracias por animarme Sam, la verdad es que los números me tienen comido el cerebro. —Digo en broma y ella ríe divertida para luego bostezar —. Debes estar cansada, ¿por qué no vas a dormir?
—Claro, solo quería aprovechar de hablar contigo estos últimos minutos porque mañana no te veré. —Vuelve a bostezar y se estruja los ojos —. Buenas noches papá. —Dice distraída.
Mi corazón late deprisa luego de procesar sus palabras pero, lejos de sentir desagrado como la primera vez, esta vez me siento en calma y sonrío pensando en lo que significo en la vida de esa pequeña de casi quince años.
—Descansa hija. —Susurro, pero ella me logra escuchar al verla sonreír tan brillantemente.
Asiente y sale de mi despacho dando pequeños saltos de alegría, y una vez está afuera, la escucho gritar de alegría mientras corre hacia su habitación. Sonrío divertido por su reacción, ahora sé que nunca me aburriría de ella. Bebo un poco del café que ella me ha traído y tomo un bocadillo antes de terminar de trabajar. Ahora me siento mejor después de hablar con ella. Estoy seguro de que puedo terminar rápido este trabajo.
***
—Trato hecho. —Dice Aideline Rousseau.
Es una agraciada mujer mayor que dirige una empresa turística junto a su esposo Logan Rousseau.
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Mi Padre es un Casanova
NouvellesÉl pestañea y yo también. Tiene una gran mueca de sorpresa en su rostro, y yo no. Solo nos vemos fijamente procesando la información que acabo de soltarle... Toda niña tiene su propio padre. Y yo quería conocer al mío.