— ¿Alguien puede decirme el nombre de esta fórmula? —Dice la profesora de química.
—Cloruro de sodio. —Digo aburrida mientras veo por la ventana del salón.
—Muy bien, ¿y quién puede decirme para qué se usa el cloruro de sodio?
— El cloruro de sodio es una de las sales responsable de la salinidad del océano y del fluido extracelular de muchos organismos. También es el mayor componente de la sal comestible, comúnmente usada como condimento y conservante de comida. —Digo de forma rápida sin dar oportunidad de que alguien más responda.
—Señorita Harrison, soy consciente de que conoce todas las respuestas a mis preguntas. Pero quisiera que dejara a sus compañeros comentar, ¿he sido clara? —Reprende la profesora.
—Si profesora, lamento emocionarme con una materia que no usaré en el futuro. —Digo agria, ocasionando las risas de mis compañeros.
— ¿Se está usted burlando de mí?
—Para nada, como he dicho, me gusta la química a pesar de que es una materia que no impartiré. De haber querido insultarla, usaría palabras como "esto es una pérdida de tiempo y de conocimiento", pero yo no he dicho eso.
La profesora cruza sus brazos viéndome con el ceño fruncido mientras sonrío. Ella trata de hablar, pero ya no tiene forma de rebatir lo que he dicho. Regresa la atención a la clase para continuar mientras me mantengo en mi lugar totalmente aburrida. Al terminar la clase, la profesora me advierte que no vuelva a insultarla en clases, y aunque no lo hice, ella me ve como si fuera un demonio del infierno. Solo le sonrío y salgo tranquila del salón.
—No recordaba que tu materia favorita fuera química. —Dice Hillary llegando a mi lado.
—Mentir es normal si quieres salir librada de una situación incómoda, pero hablar con la verdad usando las palabras correctas para disfrazarlas a tu conveniencia, es un verdadero logro. —Presumo sonriendo.
—Eres increíble. Todo un demonio americano. —Bromea un poco —. ¿Vendrás a mi cotillón?
—Sabes que odio las fiestas elegantes, y si te quieres arriesgar a una de mis bromas pesadas, pues sí iré. —Digo malvada llegando a mi casillero.
—Vamos Sam, eres injusta con tu rival. —Dramatiza ella con exageración —. Yo fui a varias de tus fiestas, y aunque sabes que odio la comida oriental, fui a Qatar por ti.
—Vale, tú ganas, iré al cotillón de sociedad. —Digo dejando los libros en el casillero mientras ruedo los ojos.
Hillary celebra a mi lado y me pongo en camino a la salida. Ya ha pasado un tiempo desde que mamá y yo volvimos de Long Beach, y aunque me ha gustado estar en mi territorio, la verdad es que prefiero volver porque allá está Blake. He podido hablar con él todos los días por celular contándole lo que hago normalmente en el colegio. A veces, capturo a mi madre hablando con él cuando cree que estoy dormida, dejándola radiante de felicidad. Las cosas en su empresa no van muy cómodas que digamos, aunque han logrado mantenerse a flote gracias a las cuotas.
Camino fuera del instituto escuchando las tantas habladurías de Hillary, hasta que un chico se nos acerca.
—Hola Sam. —Dice sonriente.
—Hola. —Respondo sin saber su nombre.
—Veras, me preguntaba si...
Se ve interrumpido por una mano de hombre que se posa en su hombro. Me extraña, así que veo atrás de él y sonrío emocionada al ver quién es.
—Te puedo ayudar en cualquier cosa que necesites, no tienes que decirle a mi hija. —Dice Blake con ese tono de advertencia que rebela sus celos paternos.
—No sé preocupe, yo me retiro. —Dice el chico asustado y se aleja.
— ¡Papá! —Grito emocionada y lo abrazo —. Te extrañé mucho.
Envuelve sus brazos alrededor de mí y besa repetidas veces mi cabeza. Hillary, aunque ya le conté sobre él y le mostré fotos, está sorprendida de verlo en persona.
—También te extrañé. ¿No te has metido en problemas, verdad? —Pregunta separándose un poco y me toma por las mejillas para examinarme —. Estás muy hermosa, aunque has ganado varios centímetros.
Hago un puchero por lo que ha dicho y él ríe divertido dejando un beso en mi frente.
—Me gusta, ¿es la mejor de Nueva York? —Pregunta viendo hacia la institución.
—Sí, ya conoces a mi madre. Siempre apuntando hacia lo mejor.
—Tu as oublié les présentations chères (se te olvidaron las presentaciones querida). —Dice Hillary en francés llamando la atención.
—Il n'est pas nécessaire de présenter aux déchets européens (no es necesario presentar a la basura europea). Mira, tu padre ya vino por ti. —Digo señalando al auto.
—Demonio americano. —Dice rodando los ojos.
—Basura europea. —Me despido con una sonrisa sarcástica.
Ella sonríe mientras camina hacia el auto de su padre y golpea suavemente mi hombro. Una vez está los suficientemente lejos, sonrío con maldad.
— ¡Bonito trasero! —Grito.
Ella se da la vuelta totalmente sonrojada mientras cubre su retaguardia y halo de Blake para poder huir. Papá ríe divertido cuando llegamos a un callejón mientras conservo mi sonrisa.
— ¿No se supone que es tu amiga? —Pregunta una vez se calma con los brazos cruzados.
—No, ella es mi rival a muerte. —Respondo encogiéndome de hombros y él niega divertido —. ¿Quieres conocer los mejores sitios de Nueva York?
—Claro que sí. Dame tu mochila —Dice estirando la mano.
Le doy lo que me pide y tomo su mano para comenzar el recorrido. Estoy segura de que si no llego a la empresa mamá se va a preocupar, pero, ahora mismo, papá tiene ventajas.
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Mi Padre es un Casanova
ContoÉl pestañea y yo también. Tiene una gran mueca de sorpresa en su rostro, y yo no. Solo nos vemos fijamente procesando la información que acabo de soltarle... Toda niña tiene su propio padre. Y yo quería conocer al mío.