Una semana. Llevo cuidando a los niños endemoniados una infernal semana. Ahora entiendo por qué Shawn no podía contratar a una niñera para poder salir con su esposa. Nino y Bob son el ejemplo claro de niños ricos y mimados que solo quieren la atención de sus padres y harían lo que fuera para que así sea. Lo bueno es que cuento con Tyler para cuidarlos, de haber estado sola, no creo haber podido con ellos. Creo que Blake lo sabía, porque de otro modo, no habría propuesto la ayuda de Tyler.
La rutina de por sí es sencilla, llego a las tres de la tarde, les doy la merienda, los ayudo con la tarea que deja el tutor privado, y si lo hacen bien, los dejo jugar con el Ps4. Y por último, les damos la cena para luego arreglarlos para que se vayan a dormir a las nueve y treinta de la noche. Pero no es nada fácil hacerlo con los endemoniados niños consentidos.
— ¡Nino, ven aquí! —Grito persiguiendo al pequeño demonio.
— ¡No quiero bañarme! ¡No quiero! ¡No quiero! ¡No quiero! —Grita saltando en la cama con una mueca de molestia.
—Nino, por favor. —Ruego y respiro profundo —. Si te portas bien y eres un buen niño, prometo leerte el cuento que quieras.
—No quiero. —Cruza sus brazos sin dejar de saltar.
— ¿Y qué tal... si... te canto una... canción de cuna?
—Tal vez. —Dice dejando de saltar.
Sonrío aliviada por un segundo, pero el enano endemoniado lanza un juguete de plástico que golpea mi frente.
— ¡No quiero! —Grita, muestra la lengua y corre hacia el pasillo.
Respiro profundo. Uno, dos, tres...
— Nino, deja de molestar a Mantha y ve a bañarte, si no lo haces, romperé todos tus juguetes. —Dice Tyler empujando a Bob hacia su cuarto para que se ponga el pijama.
— ¡Bien! —Grita de mala gana.
¿Es que este niño no conoce el tono de voz adecuado?
—Ven aquí, tu pijama ya está lista. —Digo tomando a Bobo por los hombros.
—No me agradas. —Dice Bob soltando mis manos y entra al cuarto cerrando la puerta.
—El sentimiento es mutuo. —Susurro tras la puerta.
Permanezco ahí con los brazos cruzados por unos segundos hasta que Bob abre la puerta para que lo ayude a abotonar el pijama. Me pongo a su altura y hago mi tarea.
—Listo. —Me pongo de pie y el enano me pisa fuertemente —. Pequeño animal, por algo existe el suelo. —Gruño en español y él sonríe cuando ve llegar a su hermano mayor.
—Creo que no les agradas Mantha. —Dice Tyler divertido con la situación.
— ¿En serio? Descubriste América. —Digo sarcástica.
—Ten y ayúdame a vestirlo. —Dice riendo mientras me pasa a su hermano —. Si no te hace caso, me avisas para romper sus juguetes.
—De acuerdo. —Digo suave.
Él sonríe, acaricia mi cabello y obliga a Bob a entrar a su cuarto. Camino con Nino en brazos hasta su habitación y lo seco bien para vestirlo. La amenaza de Tyler es muy efectiva, pues hoy, por primera vez, se deja vestir sin poner ningún tipo de resistencia, hasta que le digo que debe acostarse.
— ¡No quiero! —Grita.
—Nino...
— ¡No romperás mis juguetes! —Lloriquea interrumpiendo a Tyler y muestra la lengua.
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Mi Padre es un Casanova
Historia CortaÉl pestañea y yo también. Tiene una gran mueca de sorpresa en su rostro, y yo no. Solo nos vemos fijamente procesando la información que acabo de soltarle... Toda niña tiene su propio padre. Y yo quería conocer al mío.