Dolor Extraño: (Samantha).

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Veo llegar a mis padres a la acera cuando llevamos unos metros de distancia. Sé que acabo de firmar mi sentencia de muerte con mamá pero bien ha valido la pena. Tyler conduce varios kilómetros hasta que llegamos al lugar donde se hará la cena. Bajo de la moto para estirar los músculos y me dirijo hacia el área de la cocina mientras todos los demás trabajan en las decoraciones.

—Parece una revolución. —Bromea Tyler entrando a la cocina —. ¿De verdad vas a cocinar?

Asiento mientras saco los utensilios, todo bajo su atenta mirada. Como ya va siendo costumbre, me siento un poco intimidada, solo un poco porque está más concentrado en lo que pasa por su cabeza. Desde hace varios días que ha estado distraído y aun no se anima a hablar, aparte de lo que ocurra con mis padres, me preocupa que él esté bien.

—Tyler, ¿estás bien? —Pregunto comenzando a hervir las verduras.

—No. —Contesta cruzándose de brazos —. A Sully le gusta un amigo mío, y quiere mi ayuda.

—La quieres ayudar porque es tu amiga, pero te gusta y por eso no quieres. ¿O temes que tu amigo la pueda lastimar? —Adivino.

—Diste en el clavo por completo, ¿soy tan obvio?

—No, es solo que nadie puede engañar mi instinto. —Digo sonriendo de forma forzosa.

Ya veía venir algo así. Noté desde el principio sus sentimientos hacia ella y en lo bien que se ven juntos. Trago grueso al sentir un extraño dolor en mi pecho.

—No quiero darla a nadie. Tú la conoces, es puro brillo y dinamita... —Suspira,

—Dile la verdad. —Digo con voz fría, ganando su mirada sorprendida —. Es cierto, la conozco un poco, y por eso puedo decir que ella en realidad quiere llamar tu atención porque le gustas. Quizás no se atreve a decírtelo por todos esos años de amistad.

—No la rechazaría.

—Lo sé, pero tú tampoco se lo has dicho por el mismo miedo. —Digo caminando por el lugar mientras él suspira de frustración —. Piénsalo de esta forma, ¿qué puedes perder?

—Nuestra amistad. —Dice obvio.

— ¿Seguro? —Digo viendo sus ojos —. Es verdad que se sentirán extraños, pero, si la amistad es fuerte, volverán a hablarse cuando todo se haya calmado. Además, siempre puedes aprovechar las pequeñas oportunidades.

Vuelvo a la actividad de cocinar mientras él piensa en lo que le he dicho. Siento que el dolor no ha disminuido para nada, y eso me preocupa.

—Tienes razón. Incluso si ella me rechaza estaría a su lado, pero como ese no es el caso, tengo una oportunidad. —Me abraza, dejándome estática por la sorpresa —. Eres genial Mantha, debería pedirte concejos más seguidos.

Me sonrojo con fuerza pero, al ver su sonrisa, no puedo evitar contagiarme yo también sonrío.

—Ve con ella galán, te deseo suerte. —Digo rompiendo el abrazo.

Tyler deja un beso en mi mejilla y sale de la cocina. Me dejo caer en el suelo mientras suelto un suspiro.

—Samantha, la decoración va bien deberías verla. —Dice Margaret entrando, al verme, su gesto cambia a uno de preocupación —. Sam, si necesitas espacio, puedo encargarme de la cocina.

—Estoy bien, solo debo concentrarme en otra cosa. —Digo poniéndome de pie y le sonrío —. Parece que debo seguir mi propio concejo.

No me gustaría que ella le dé el sí. Pero, ya que va a pasar, espero todo vaya bien. Él es un buen chico, merece ser feliz. 

Mi Padre es un CasanovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora