Tutor de un mujeriego (Gay/Yaoi)

Capítulo 18

Narra Nathan

¿Qué le pasa? ¿Acaso alguien le hizo algo? ¿Por qué hay tanto dolor en su carita?

Damian...

¿Qué te hicieron, gatito?

-Oye, ya deja de acosarlo, lo espantaras- me codeo mi amigo, riendo por mi suspiro.

-Déjame tranquilo, mejor ve a ver si Tom ya te pone atención.

-El me ama.

-Se nota.

-¿En verdad eres mi mejor amigo?- se cruzo de brazos enojado, volviendo a mirarme- Ya cuenta ¿Por qué estás tan pensativo?

-Es Damian.

-Que novedad.

-Algo le pasa, se ve muy triste y sus ojos están muy rojos e hinchados- dije ignorando su anterior comentario.

-¿Triste?- lo miro fijamente haciendo un puchero- Tom se ve muy lindo hoy. Su cabello se ve reluciente.

-Agh, no sé para que te cuento si no me prestas atención.

-Espera. Tienes razón, algo lo atormenta- aclaro anotando algo en su libreta frunciendo su ceño- Se encuentra en un grave estado, las recomendaciones son mucho amor, un gran abrazo y uno que otro beso. Su medicina la puedes encontrar en cualquier farmacia, se llama Nathan Idiotadina.

-No es un juego, Patrick.

-Ya, lo siento ¿Por qué no mejor vas y le hablas?- sugirio persiguiendo a su enamorado con la mirada mientras este iba a hablar con Dave.

-Tienes razón, le hablare- me arme de valor y me dirigí hacia donde estaba, pero alguien se me adelanto.

Cabe aclarar que nos encontrábamos en el pasillo de casilleros. El maestro aún no ha llegado, así que todos estábamos esperándolo frente al salón.

-Dami, toma un poco de agua- le ofreció el estúpido pelirrojo.

-No quiero, Derek- rechazo, restregando sus azulados ojos llenos de tristeza.

-Ya no llores por eso, tan solo es un gato. Hay muchos en el mundo, amor.

-¿Qué estás diciendo?- lo enfrento molesto, tirando la botella de agua al suelo. 

Menos mal estaba cerrada.

-Ya sé que te duele, pero no se puede hacer nada. Preocúpate si se muere alguien de tu familia.

¿Le ocurrió algo a Kei?

-Kei era parte de mi familia, era mi hijito- sollozo apretando sus manos.

-Tan solo era un animal, apuesto que ni siquiera sabía que era tu "hijito"- hizo comillas con sus manos, evitando soltar una risa- Yo puedo ser tu amigo.

-No quiero- lo empujo haciéndolo tambalear- No puedo creer que digas ese tipo de cosas ¿Acaso no tienes corazón?

-Si lo tengo, pero no me pondré a llorar por un gato. Algún día tendría que irse. Nada es para siempre, Damian- respondio serio, empujando al pelinegro, estampandolo contra la pared.

¡Será imbécil, este pendejo!

-Tan solo quiero ayudarte y te enojas- le reclamo recogiendo su botella de agua, guardándola en la mochila.

-No estás ayudando mucho, idiota- no se si llorar por su gatito o sonreír por su pelea.

-Entonces quédate solo y me hablas cuando te calmes- se fue enfadado, logrando que el ojiazul rompiera en llanto una vez más.