Capítulo 34

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Narra Damian

-¡Que delicioso!- se saboreo mi amigo deteniéndose junto a mi mesa- ¿Puedo? Solo uno- pidió en súplica, señalando una barra de chocolate bastante grande.

-¡No!- golpee su mano enojado, alejandolo de la enorme canasta llena de chocolates y golosinas de cualquier tipo- Eso puede estar envenenado- inspeccione el obsequio, encontrando una pequeña carta, igual a la del oso.

Tome la nota que estaba pegada a una envoltura, leyendo su contenido.

"¡Gatito! Espero que tengas un gran día hoy. 

Quería recordarte que eres lo más hermoso del mundo, y como dicen por ahí: las cosas buenas son las más difíciles de conseguir. ¿Pero sabes algo? No me dare por vencido, te reconquistare :3 

Pd: no te  comas todos los dulces en un día, te pueden hacer daño. Te lo digo porque sé lo gloton que puedes llegar a ser. 

Pd2: Te amo."

-¡Tú no sabes nada!- comente ofendido por llamarme glotón, golpeando mi mesa con la mano..

-Señor, Williams, debo recordarle que no me gusta que traigan comida a mi clase, si quiere comer se puede retirar, pero no vuelve a entrar- dijo enojado el maestro señalando la puerta desde su escritorio.

Maldito y sensual Nathan, solo hace que los profesores me reprendan.

-Un momento, iré a botarlos- conteste con una mirada siniestra mientras tomaba el obsequio, fijandome como Tom rápidamente metia su mano a la cesta y sacaba un montón de dulces.

-Prefiero morir envenenado, pero feliz- fue su única excusa antes de guardarlos en su mochila.

Sin decirle nada camine hasta el puesto del rubio idiota, mirándolo con el ceño fruncido.

-Damian...- sonrió feliz al verme- Te ves muy guapo hoy.

-Nathan- dije su nombre antes de vaciar todo el contenido de la canasta sobre su cabeza, sin interesarme que las barras de chocolate lo golpearan- Provecho, Smith- y volví a mi puesto con una gran sonrisa.

-¡Nerd inmaduro!- gritó alguien bastante furioso, lanzando una hoja arrugada a mi espalda.

Que infantil.

-¡Te vale, idiota!- exclamó de vuelta el tatuado levantándose de su silla, dispuesto a ir a golpear al entrometido.

-¡Joven, Smith!- lo reprendió el maestro- No me haga llamar al director.

-¡Te salvaste, nenita!- señalo al chico con furia antes de volver a sentarse, intentando calmar su respiración.

-¿Desde cuando Nathan le hace caso a los maestros?- le pregunte confundido a mi amigo en un susurro.

-Mi bello novio me dijo que el director lo castigó. No sé por qué, no me quiso decir. Pero le hizo prometer que se comportaría en clase y que no volvería a pelear con nadie.

-Interesante...- frote mi barbilla- No comas eso- le arrebate la gomita que se estaba tragando.

-Oye...- lloriqueo en respuesta.

Tutor de un mujeriego (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora