Capítulo 33

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Narra Nathan

La cafetería había quedado en silencio, ya nadie animaba a Damian a responder, tan solo esperaban impacientes su decisión, como yo también la esperaba.

El pelinegro miraba a todos los presentes asustado mientras respiraba agitado, sentía como sus manos temblaban y sudaban contra las mías, comenzando a sollozar de nuevo bajando la mirada para que nadie lo pudiera ver, ocultando su rostro con el cabello.

Por favor, amor, dime que sí.

Quería trasmitirle mis sentimientos a través de mis ojos, pero era inútil gracias a que él evitaba mirarme más de la cuenta.

-Levántate, Nathan- pidió subiendo sus manos, impulsándome para que quedara de pie frente a su cuerpo. Apretó mis manos con una mínima fuerza antes de soltar un gran suspiro- Nathan... Yo... yo te amo- me miro con decisión pero con un poco de nervios, regalándome una sonrisa de medio lado.

Soltó mis manos con lentitud, dejando ahora las suyas sobre mis mejillas, acariciándolas con ternura.

-Yo igual te amo- dije antes de ser sorprendido por un beso de su parte.

El beso duro unos cuantos segundos, pero unos muy significativos para mí. En donde hubo movimientos llenos de amor, solo utilizando nuestros labios para trasmitir todos nuestros sentimientos.

¿Eso se significa qué...? ¡¿Fui perdonado?!

Abrace su cintura con delicadeza, temiendo romperlo mientras que él acariciaba mis mejillas con sus suaves pulgares. Todo era mágico en este momento.

La cafetería se llenó de gritos que los espectadores soltaban emocionados, felicitando a Damian por su decisión.

Al separarnos sonreí enormemente con la intención de abrazarlo de nuevo, pero él me aparto rápidamente, empujando mi pecho con sus manos.

 ¿Eh? ¿Ahora qué pasa?  

-Lo siento, Nathan- me vio con tristeza, tragando saliva mientras retrocedía unos cuantos pasos- Este será nuestro último beso- ¿a qué se refería?- Por favor, no me vuelvas a buscar, ya no quiero que me hagas más daño- y sin dejarme responder salió apresurado del lugar, dejando a todos asombrados y a mí con el corazón más roto que antes.

No, no, no puede ser.

Damian, no me dejes de nuevo...

Quise seguirlo. Ir tras él y explicarle todo, pero Tom me detuvo de inmediato, mirándome sin ninguna emoción.

-Ya tomo una decisión. Deja que se tranquilice- pidió antes de salir tras su amigo.

-¡¿Qué está pasando aquí?!- entro de repente el director, viendo confundido a todos los presentes, quienes estaban comentando sobre lo sucedido hace algunos instantes- ¿Acaso no escucharon el timbre? ¡A sus clases! ¡Ahora!

-Papá- corrí hacia sus brazos como un niñito, al cual le robaron su paleta, siendo abrazado inmediatamente por él.

No me importaba que nadie me viera tan débil en estos momentos, lo único que necesitaba era un abrazo de mi padre.

-¿Qué pasa, hijo?- pregunto preocupado mientras veia como todos los alumnos se retiraran.

-No lo conseguí...

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-¿Ya ves lo que logras con tus estupideces?- pregunto acariciando mi cabello, "intentando" consolarme, pero sus palabras hirientes me hacían sentir peor.

-No me lo recuerdes, papá- limpie mis lágrimas una vez más, acomodándome de nuevo sobre sus piernas, como cuando era pequeño y él me arrullaba en sus brazos para tranquilizarme.

Tutor de un mujeriego (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora