Capítulo 37

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Narra Damian

-Gatito, despierta- escuchaba una dulce voz que me llamaba mientras unos dedos rozaban mi mejilla, poniéndome los pelos de punta.

-Treinta minutitos mas- pedí sin aún abrir mi ojos, abrazando más fuerte su cadera.

Escuche su melodiosa risa, sintiendo como dejaba un beso en mi boca.

-Eres un dormilón- con su dedo índice comenzó a jugar con mis labios, logrando que graciosos sonidos salieran de ella.

-Dejame, rubio idiota- pellizque su brazo, volviendo a escuchar su risa- Ya me quitaste el sueño- me levante molesto, sentandome rápidamente sobre la manta- ¡Ah!- creo que no debi hacer eso. Mi trasero dolía terriblemente.

-¿Te duele?- preguntó muy preocupado, sentándose a mi lado.

-Nooo... Solo me gusta gritar de dolor por diversión ¿Lo has intentado? 

-Ya entendí, señor sarcasmo- levantó sus manos en forma de rendición- ¿Quieres que ayude a vestirte?

-Si, se un buen novio- hice un puchero, retirando su saco de uniforme de mis piernas, con el cual Nathan me "acobijo".

Lo bueno es que ya tenía los boxers puestos para que él rubio no se pusiera a aventurar.

-A ver- paso la camisa por mis brazos, abotonandola lentamente mientras besaba mis labios.

-Nathan, me pusiste la equivocada- detuve el beso, al sentir lo grande que me quedaba la camisa.

-Ups- rio divertido, ahora atacando mi cuello- Te ves bastante pequeño.

-No es gracioso- intente quitarmela, pero él lo impidió.

-Dejatela.

-¿Y tú qué te pondrás? No creo que mi camisa te quede- sonriendo con suficiencia, saco de su mochila una playera negra, con el logo de una calavera.

-Siempre vengo preparado- se la colocó apresurado, para seguir ayudandome.

-¿Qué hora es?- pregunté al ver el cielo un poco nublado.

-La seis- se encogió de hombros, abrochando mi pantalón.

-¡¿La seis?! ¡¿Por qué me dejaste dormir tanto?!

-Te veías muy lindo mientras dormías. Pude tomar muchas fotos- puso su teléfono en frente de mis ojos, mostrándome una foto en donde yo estaba con la boca abierta y un filtro de gato con nariz de corazón.

-Está horrible, borra eso- intente quitarle el móvil, pero él fue más rápido que yo.

-No, no, no- se rió de mi, guardándolo en su maleta- mejor vayámonos antes de que se haga más tarde.

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-¿Qué son estas horas de llegar, jovencito?- me recibió mi madre furioso en la puerta con un rodillo en la mano- ¿Por qué no respondias el maldito teléfono? ¿Para qué lo tienes entonces? 

-Tranquilizate, Adrian- eso lo enfado más. Tuve que esquivar el rodillo que me lanzo con fuerza- Yo también te amo- ironicé mientras dejaba todos mis regalos en el suelo. 

Ese oso si que pesaba.

-¿Y ese qué hace ahí? ¿Acaso cree que no lo veo?- se cruzo de brazos- ¡Rubio! ¡Ya te vi! ¡No hace falta que te escondas detrás de los arbustos! ¡Pareces pendejo!- señaló a Nathan, haciéndolo salir de su "grandioso" escondite.

-Buenas tardes, señor. Se ve muy bien hoy- sonrió inocente, siendo atacado por el zapato del mayor, el cual golpeo su hombro- Al menos no me arrojo el rodillo.

Tutor de un mujeriego (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora