Capítulo 10

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Narra Damian

-Dios, me estoy quedando dormido- se quejo el ojimiel, que tenia a mi lado, sin prestarle ni un poco de atención a la maestra de historia.

-Oye, no me importa que tan aburrido estés, déjame concentrar- pedí por enésima vez tratando de copiar todo lo que la mayor decía.

-Haz algo para que no me aburra- ordeno arrebatándome el lapicero que estaba utilizando para así lograr que dejara de escribir. 

-Nathan...- lo llame entre dientes intentando controlar mi enojo.

-Ese soy yo- respondió "inocente" mientras metía una de sus manos por debajo de la mesa, acariciando suavemente mi muslo y plantando pequeños besos sobre mis mejillas.

Madre mía, pero si estamos en clase ¿Acaso no le da vergüenza?

-¿Qué haces?- pregunte desconcertado, retirando mi rostro para evitar más sus suaves besos que hacían derretir mi corazón.

-Entretenerme con mi novio- sonrió coqueto, subiendo más su mano hasta casi tocar mi zona intima.

Eso si que no...

-Maldito, pervertido. Déjame tranquilo- aparte su mano de mi cuerpo bruscamente, arrepintiéndome en el momento al ver su rostro serio.

-Mira, gusano. No me importa que tan importante sea la clase para ti, pero si te digo que me aburro debes hacer hasta lo imposible hasta que este satisfecho- me gruño, posando su mano en mi nuca y comenzando a apretar fuertemente ese sitio, sacándome quejidos de dolor.

¿Cómo es posible que Nathan pueda tratarme de esta manera cuantas veces se le de la gana en cualquier lugar y nadie haga nada?

Lamento tanto que Tom no haya podido venir a clases, porque él hubiera sido el unico que me salvaría de este ogro.

-Lo entiendo... Por favor... Me haces daño- lloriquee viéndolo directamente a los ojos, fijándome como su mirada se suavizaba y trasmitía arrepentimiento.

-Ven aquí, gatito- me jalo del brazo hasta hacer que mi rostro chocara con su duro pecho- Lo lamento- murmuro muy bajo, acariciando levemente mis cabellos como signo de consolación.

-¿Nath?- que chico más bipolar me toca soportar.

-Shh...- beso mi melena tiernamente logrando que olvidara mi enojo y frustración- Maestra, le agradecería que siguiera con su clase y dejara de ver a mi novio ¿No ve que se encuentra mal?

-Oh. Lo siento mucho, joven Smith- se disculpo la mujer volviendo la vista al tablero- Como les iba diciendo...

Dios, que vergüenza, ahora si todos voltean a vernos. Malditos chismosos.

-Oiga maestra, iremos a la enfermería, no nos espere- informo el más alto de los dos antes de levantarse de su puesto, arrastrándome consigo fuera del salón.

-Pero si no estoy enfermo.

-¿Y quién dijo que en verdad iríamos allí?

-¿Entonces que haremos?

-Conozco un lugar muy tranquilo que te encantara- sonrió dulcemente entrelazando nuestros dedos.

-No me decepciones.

-Jamas lo haría, amor- y otra vez esa palabra que me ponía nervioso cada vez que la escuchaba salir de sus labios.

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Pues si tiene razón, es un tranquilo lugar.

Ya saben, es el mismo cliche de siempre. El invernadero de la escuela.

Tutor de un mujeriego (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora