56. Reencuentro

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Cuando Naruto se despertó, Fuu le pidió disculpas siete veces seguidas. Él le dijo que no se preocupara.
-Perdona...
Naruto suspiró.
-Te digo por enésima vez que no pasa nada. Somos compañeros, ¿no?
Fuu sonrió.
-Tienes razón.
Entonces, Naruto se giró hacia Jiraiya y Yumi.
-¿Por qué ellos, el Zorro y el escarabajo, son así, tan malvados?
Jiraiya les miró con extrañeza.
-No lo sé. Puede que esté en su natutaleza, o...
-¿O?
-O que nos odien.
-¿A qué te refieres?
-Habéis de saber una cosa. No sois los únicos con seres de gran poder dentro vuestro. Hay nueve Jinchurikis o "sacrificios del poder humano" en total. Creo que conocéis a uno de ellos. Tiene el pelo rojo y una tinaja de arena en la espalda.
Los dos tragaron saliva.
-De normal, los Jinchurikis tienden a ser solitarios, ya que la gente tiene miedo de su poder. Hay excepciones, pero suele ser así. Los Bijū se llevan la peor parte. Están encerrados desde hace mucho tiempo, pasando de un Jinchuriki a otro. Años atrás, el primer Hokage capturó a todos los Bijū y los repartió por las distintas naciones ninja a cambio de un tratado de paz, todas las bestias fueron dadas a las villas más grandes a excepción de uno, que se lo dió a una villa formada hace poco que tenía por nombre "Villa Oculta de la Cascada".
Fuu tragó saliva.
-Tras su muerte, las villas fueron incapaces de controlar su gran poder, así que utilizaron sacrificios o Jinchurikis para mantenerlos sellados. No se sabe cuánto tiempo llevan entre nosotros, pero desde hace muchos años, los humanos hemos intentado utilizar su poder. Es por eso que creo que nos odian, cualquiera lo haría.
Fuu se quedó pensando.
"¿Ha estado encerrada tanto tiempo?"
******
Por la noche, Fuu se acostó en un viejo saco de dormir, pero se concentró y apareció en la sala donde se encontraba Chōmei. Esta la miró extrañada.
-¿Qué haces aquí?
Fuu se encogió de hombros.
-Me apetecía hablar.
-¿De verdad? Qué detalle por tu parte...
Fuu entrecerró los ojos.
-Así que es cierto que nos odias...
-Guau, qué sorpresa. No es tan raro teniendo en cuenta que me lleváis pasando de humano en humano como si fuera una pelota.
-¡Intento mantener una conversación amistosa contigo!
Chōmei entrecerró los ojos, aunque Fuu no los vió porque estaban tapados con parte de su cabeza que parecía un casco. Comenzó a mover sus mandíbulas.
-¿Ah, si? ¿Entonces por qué no me liberas y hablamos de tú a tú? En ese momento, charlaremos todo lo que quieras.
Ambas se miraron fijamente hasta que Fuu se sentó con las piernas entrelazadas.
-Como quieras, pero no pienso moverme de aquí hasta que hables conmigo.
Chōmei comenzó a reírse. Conforme hablaba, su tono se fue volviendo más amenazador.
-¿Crees que tienes más paciencia que yo? He permanecido encadenada a otros tres míseros humanos, viendo cómo vivían su aburrida existencia hasta que terminaban sus cortas vidas o intentaban controlarme, momento en el cual esa persona moría a mis manos y yo intentaba escapar para ser libre, para justo después volver a ser encerrada y metida dentro de otro asqueroso recipiente. Tu estúpido maestro tiene razón, os detesto con toda mi alma. Os odio con tanta fuerza que no puedes ni hacerte una idea. Sólo te ayudé en aquél acantilado porque si mueres tú y no soy liberada, yo también palmo. Te dejé usar mis alas para que me dejaras tranquila, y lo único que consigo es que dos tipos que intentan capturarme me las corten. Y si no estuviera encadenada a ti, estúpida niñata, mataría hasta el último humano que me encontrara, llevo esperando ese momento durante más tiempo del que llevas tú viva. ¿Aún tienes dudas de cuál de las dos es más paciente?
Fuu no dijo nada, se quedó allí en silencio.
-¿Y bien? ¿Cuál es tu respuesta?
Fuu suspiró.
-Tienes todo el derecho del mundo para odiar a los humanos, pero quiero que me des una oportunidad de demostrarte que soy distinta.
El escarabajo no podía creer lo que estaba oyendo.
-¿¡Distinta!? ¡Eres una cría! Apenas comparable a una larva que no hace más que dar vueltas por ahí diciendo que quiere demostrar lo que vale. Cuando me muestres con hechos que realmente quieres conocerme mejor y ser mi amiga, en vez de simplemente cumplir la función de ser un medio para mantenerme a raya, hablaremos. Hasta entonces, no quiero que vuelvas por aquí.
En ese momento, Chōmei abrió la boca y expulsó una gran ráfaga de aire que tiró hacia atrás a Fuu. Cuando ella abrió los ojos, volvía a esta en su saco de dormir. Suspiró, y se giró para descansar.
-Ojalá me dieras una oportunidad, Chōmei...

El escarabajo de la Villa de la HojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora