31. El señor de los sapos

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"Parece ser que esta vez han sido capaces de usar el chakra de sus bestias por sí mismos. Pero aún no podemos relajarnos. El volumen de sus chakras es demasiado grande, ¡y han acabado por invocarle a él! Con tal cantidad de chakra usada por los dos, uno solo de ellos también habría podido traerle, pero no había ningún sapo más grande que él, así que ha venido de todos modos. Ni siquiera yo soy capaz de controlar al sapo Gamabunta."
Los dos bajaron hasta el morro del sapo.
-¡Lo hicimos!
-¡Eh! ¡Dejad de pasearos por mi cabeza!
-¿Qué ha sido eso?
-Hacía mucho tiempo que no respiraba el aire del exterior. ¡Eh, canijos! ¿¡Dónde está Jiraiya!?
-¿Jiraiya?
-¿Quién es ese?
-¡Ese viejo pervertido! ¡Me trae hasta aquí y me deja a dos críos encima de la cabeza!
-No, si...
-Hemos sido nosotros quienes te hemos invocado.
-Para que nos ayudes y eso.
-¿Vosotros. ¡Ja, ja, ja, ja! ¿¡Me estáis tomando el pelo, enanos!? ¡Unos microbios como vosotros no pueden haberme traído hasta aquí! ¡Ja, ja, ja, ja...!
Naruto se cabreó.
-¡Estúpido sapo! ¿¡Quién te crees que eres!? ¡Hemos sido nosotros quienes te hemos invocado! ¡Debes obedecernos.
-Vaya, no creo que sepáis con quién estáis hablando. Sois unos críos birriosos. ¿¡Cómo te atreves a decirme a mí, a Gamabunta, señor de los sapo que debo obedeceros!? ¿¡Queréis morir jóvenes!?
-Pe-perdón, señor sapo...
-¡Discúlpenos, señor Gamabunta...
-Bueno, si os quedáis calladitos, a lo mejor os tomo bajo mi protección. ¡Ya podéis darme las gracias!
-¡Si, jefe sapo!
-¡Muchas gracias!
Entonces, Gamabunta los enrolló en su lengua y saltó hasta el borde del acantilado. Cuando aterrizó, se fijó en el contrato de los sapos que había dejado ahí Jiraiya a propósito.
-¿Eh?
Los dos habían perdido la consciencia por el agotamiento.
"Vaya, así que decían la verdad. ¡Je, condenado Jiraiya! Son unos chicos notables!"
Con un movimiento de su lengua, dejó a los dos encima de él.
"Los primeros en subirse a mi cabeza desde el cuarto Hokage. Creo que han agotado sus fuerzas al invocarme. Será mejor que los llece a que los curen."
******
Cuando se despertaron, estaban en un hospital, en camas paralelas.
-Ya estáis despiertos.
-¿Shikamaru? ¿Dónde estamos?
-En el hospital. Al parecer lleváis tres días durmiendo.
-¿Qué haces aquí? ¿Dónde está el senninfómano?
-No sé de quién me hablas. He venido a ver a Chôji, y me ha dicho que estábais aquí.
-¿Tan graves son sus heridas?
-¡Qué va! Lo que pasa es que sufrió una indigestión de órdago por ponerse a comer carne a la brasa después de los combates.
-¡Ju, ju! ¡Muy propio de él!
Shikaru dejó una cesta con frutas en la cama de Fuu.
-Tomad, había traído estas frutas para él, pero como el médico se las ha prohibido, os las doy a vosotros.
-¿No te importa?
-¡Gracias, Shikamaru! ¡Eres un gran tipo!

El escarabajo de la Villa de la HojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora