Si bien un extraño había aparecido en mi vida diciendo cosas extrañas sobre mí, cosas que yo había olvidado que pasaron, pero justo cuando iba a preguntar sobre un comentario que hizo con anterioridad, desaparece para dejarme sola de nuevo.—¿Gabriel?— regresé a mi apartamento con una bolsa de papel con las sobras de mi hamburguesa, y un pie. Y en mi mano un vaso extra grande de cafe negro para estar super alerta.
Ese idiota dijo que estaría en mi apartamento para antes de que yo llegara, pero solo veo que que mi apartamento esta vacío. Caminó por el lugar un poco casi esperando que algo pase y me fastidió de inmediato. Me senté en mi sillón enfrente del televisor y me dispuse a terminar mi hamburguesa.
—Oye, ¿qué haces? Te dije que hicieras maletas— era la voz de él y podía jurar que me estaba comenzando a fastidiar.
Pero había algo que me llamaba la atención de todo este bizarro asunto con Gabriel y el supuesto peligro en el que estaba, es que esto parecía algo de lo más normal cuando en realidad no lo era. Estaba este tipo apareciendo y desapareciendo a cada instante enfrente de mí, diciendo cosas sin sentido sobre mí y en general, y yo apenas le prestaba atención.
Cuando apenas iba a encender el televisor para ver las noticias, me di cuenta de que en mi pared habían dibujos extraños en rojo por toda la extensión de mi apartamento.
—¿Qué demonios es esto?— casi grité al ver los símbolos extraños que chorreaban gotas gordas de rojo. Un extraño aroma me impacto la nariz, y de inmediato lo reconocí. —¿¡Eso es sangre!?
Lo voltee a mirar y la punta de sus dedos indice y corazón estaban tintados en rojo.
—No pienso ir a ningún contigo. Eres un psicópata— mi voz estaba comenzando a llegar a un tono de histeria que en cualquier momento mis vecinos notarían y comenzarían a preguntar que sucedía. —Estas demente.
—No voy a negar nada de lo que has dicho pues hay algo de verdad en tus palabras, pero aquí y ahora yo no soy el malo.
—Fuera de aquí.— ordené señalando la puerta muy enojada. Él replicó pero antes de que pudiera terminar su frase volví a repetir mi orden, me miró con desgana y luego desapareció.
Solté un suspiro de alivio, pero algo me decía que esto estaba lejos de acabar. No sabía si le creía o no, estaba confundida y sus palabras en cuanto a que es un arcángel solo me dejaban pensando pues aunque parecían simples patrañas no podía negar que ese hombre aparecía en todos lados como por arte de magia. Dudaba que él fuera un producto de mi imaginación pues no tendría sentido que hasta ahora me apareciera. Llevo años desde que me retiré de la Marina, y la pequeña guerra que luche en el mar no dejo estragos en mí como para dejar a un amigo imaginario. O él decía la verdad, o yo aun seguía soñando.
Decidí encender el televisor y ver un poco de noticias pues mi viaje a Lawrence solo me mantuvo lejos de lo que pasaba en el mundo durante cinco días y ahora necesitaba un poco de realidad para aplacar mi instantánea locura. Un reportaje estaba en la pantalla y el titular decía algo sobre una explosión en el centro de la ciudad y el lugar del desastre estaba marcado con símbolos en rojo, que eran desconocidos para ellos pero no para mí. Voltee a ver a mi pared toda manchada de rojo y esos mismos dibujos que se encontraban en la televisión también estaban en mi sala.
—¡Gabriel!— grité comenzando a entrar en pánico.
Miré la pantalla un segundo para ver que era lo que pasaba y algo estaba mal, con la imagen. Gabriel, el hombre que decía ser un arcángel estaba entre la muchedumbre expectante de los símbolos en la pared y no fue hasta que esos símbolos comenzaron a brillar que puso atención.
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Wayward Winchester.
Fanfiction[Sinopsis] Claire Winchester, una mujer que tiene una vida organizada y vive en su propio mundo. Su madre murió cuando era pequeña y fue criada por su padre, un Ex Marine que creó inesperadas expectativas en Claire para cumplir. Ahora ella d...