Wayward Daughter. Chapter 15.

1.3K 139 8
                                    



Fuimos a investigar lo de Viktor Bryce buscando a Tiago y Liana Lestrange en el bar favorito de Viktor y no tardamos mucho en encontrar a una hermosa pareja jugando en una esquina del lugar a poker. En lo personal no me gusta mucho jugar poker.

—Una vez jugué poker y gané— dijo Sam a lo que no presté mucha atención —El caso es que le devolví a Dean su juventud ya que estaba a punto de morir. Bobby por poco y también muere.

Como dije, no preste mucha atención a Sam sobre su relato de brujas jugando poker pues eso parecía algo muy extraño, pero cuando menciono a Bobby, eso me hizo erizar la piel.

—¿Dijiste Bobby, como en Bobby Singer?— mi pregunta lo desconcertó un par de segundos y luego de recuperar su compostura parpadeo.

—Sí, y ¿tú cómo lo conoces?— preguntó esta vez Sam esperando con ansias una respuesta pero con calma.

—Era hermano de mamá. Adoptivo— dije encogiéndome de hombros. —Me cuidaba cuando papá salía de cacería y no regresaba por días.

—¿Cacería dices?— eso pareció despertar una alarma en el pues me miro intensidad.

—Animales, Sam, animales— dije volteando a ver hacía donde estaba el bar. —Necesito un trago.

—Estamos por trabajo aquí, Claire. No para tomar.— me reprendió Sam con esa misma cara de pocos amigos que me dio en la mañana.

—Hey, puedo hacer ambas cosas. Aparte, yo no estoy manejando— sentencié al tiempo que giraba sobre mis talones y me dirigía a la barra.

No dijo mucho más después de eso y me dejo tomar con tranquilidad hasta que termino de investigar.

—Vas a tener que usar un vestido, hermanita— fruncí el ceño cuando escuche la ultima parte.

—No me llames así. Tengo un par de copas encima, no estoy borracha como para que me quieras llamar de esa manera y salirte con la tuya.— dije dando el último trago al vaso con hielos para luego bajar del taburete y seguirlo. —Espera, ¿y el vestido para qué?

•••

—¿Le dijiste que le tenías una cliente? Imbécil, mas vale que no sea como prostituta.— dije casi dejándome ir contra él.

—Jamás. Tiago quiere alguien a quien estafar es todo.— dijo volviendo la mirada a la computadora.

—Y ¿qué te hace pensar que puede estafarme?— dije mirándolo desde el reflejo del espejo ajustando el vestido a mis piernas. —Aparte, ¿qué nos va a decir esto sobre la muerte de Viktor y de los otros?

—Tengo una teoría.

—Mas vale que sea buena— dije rabiando con el vestido que no se quedaba abajo. —¿Me prestas de eso que usar para el cabello?

Sam solo apunto con su pluma su bolso y yo me acerqué sacando una botella de aluminio.

—Si voy bien, esto no es algo de hombre lobo como pensaba. Tal vez sean brujas que usan demonios para asesinarlos.

—¿Sabes lo ridículo que suena eso?— dije mirándolo con fastidio —¿Para que los quieren muertos después de estafarlos?

—Tal vez no los lograron estafar, Claire. Viktor les gano quinientos dólares después de todo.— dijo checando su reloj. —Es casi hora. Vamos.

Sam llevaba un traje, no tan formal pero decente a lo que con anterioridad llevaba puesto y yo un vestido alquilado de una tienda de quinceañeras, color azul vibrante y unos tacones de aguja que me estaban comenzando a matar.

—¿Así qué eres difícil de estafar?— preguntó Sam cuando llegamos al bar de la mañana.

—¿Qué crees que fue lo que aprendi con tío Bobby? ¿A pintarme las uñas y maquillaje? Poker mayormente y de armas.

—¿Bobby; de armas?

—Sí, solo lo básico. Quería saber el tipo de armas que papá manejaba y me enseño. Lo demás siempre me decía que yo quería crecer muy rápido y que debería de apreciar mi niñez más.— él espero una respuesta. —Y lo hice. Lo mejor que pude.

Si bien la melancolía comenzaba a estar a flor de piel, me sentía expuesta no precisamente por decir eso de Bobby, pero porque sabia que si él preguntaba más, iba a responder y yo no quería eso.

—Hay que entrar ya— dije abriendo la puerta del carro para dirigirme dentro del bar.

Ambos entramos en el bar, y tenia que tomarme un respiro pues este lugar era totalmente diferente a como cuando venimos en la mañana.

—¿Seguro es el mismo lugar?— dije pero Sam solo soltó una carcajada en mi oído y luego me tomó de la mano llevándome hasta una de las últimas mesas del lugar.

Las personas en el lugar se miraban como ai fueran de la alta sociedad y podía jurar que las personas no dejaban de mirarme de arriba abajo como si yo no perteneciera ahí. Estas personas se encontraban un bar que de noche se convertía en un maldito club y ¿a me miraban como si no perteneciera aquí? Gente.

—Tiago, Liana— llamó Sam al tiempo que el par aparecía en su campo de visión.

Eran ambos jóvenes o al menos lo parecían, con tez ligeramente bronceada, eran bien parecidos ella con hermosos ojos verdes y él con ojos azules.

—Ah, hola. Me alegra que llegaran, creí que no vendrían.— dijo el que supuse era Tiago. Nos saludo como si viejos fuéramos amigos y luego tomó asiento.

—Te dije que vendríamos— dijo Sam siguiéndole la corriente.

Comenzamos el juego sin muchos rodeos, y no fue hasta que nos tomamos un descanso que yo me empece a impacientar.

—¿Sabes? Esto me esta hartando y no sabes cuanto.— dije tornando la cabeza en dirección donde se encontraba Sam. —Llevamos ya cinco horas jugando esto, en cuatro horas mas amanece y estoy muy segura de que Tiago se esta comenzando a preguntar de porque no caigo.

—Definitivamente es una bruja— dijo Sam leyendo algo en una libreta que no supe de donde saco. —Los ojos de ambos son de colores complementarios de brujas muy antiguas.

—Sigo en zeros— comenté sin mucho entusiasmo.

—Aun no entiendo porque asesinaron a Viktor.

—¿Ahora lo asesinaron? ¿No fue solo un ataque de hombre lobo? 

—Algo no encaja— dijo Sam distraído viendo los diversos dibujos hechos a mano en la libreta.

—Dímelo tú, ahí van nuestros estafadores— dije señalando con la copa de martini hacia la entrada del bar donde Tiago y Liana estaban saliendo según a escondidas.

Wayward Winchester. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora