Wayward Sons. Chapter 10.

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—No— la voz aspera y poco amigable de Dean hizo eco en el lugar.

Sam miró a su hermano no tan sorprendido por la negativa de él pero aun quería saber las razones del porque no quería llevar a Claire.

—¿Por qué no?— preguntó Sam mirando con atención a Dean.

—Tengo dos razones, Sam— dijo Dean mostrado dos dedos a su hermano —Uno, no confió en ella y B, no puedo estar preocupándome por estar cuidado a una niña asustada en medio de una cacería.

—¿Disculpa?— la voz de Claire sonó indignada desde el otro lado de la habitación —Repite eso— exigió la chica acercándose hasta donde se encontraba el par. —Sé cuidarme sola, imbécil.

Cas se interpuso entre la chica llena de furia y el hombre con la misma cantidad de enojo en su ser que era retenido en cierta forma por su hermano.

—Esas son mis razones. Ahora, Cas, ¿me quieres acompañar?— dijo Dean mirando a su mejor amigo esperando una respuesta por parte de él.

Cas miró a Sam un instante, asintió soltando a Claire y siguiendo a Dean por el espacioso lugar hasta que él se detuvo.

—Si tú quieres llevarla de cacería, hazlo, pero no vengas llorando conmigo cuando algo salga mal. Vamos, Cas— dijo Dean desapareciendo de la vista de Sam y Claire.

—Lo lamento, Claire.— se disculpó Sam por el trato tan mal que le había dado su hermano a la chica. —Ultimamente no ha sido él realmente.

—¡¿Cuál es su problema?!— exclamó Claire elevando sus brazos al aire en un gesto de exasperación —No hago nada para molestarlo, pero parece que el simple hecho de respirar le molesta de mí.

—No eres tú, Claire, es solo que hay problemas que simplemente no se pueden ignorar.— dijo Sam suspirando al recordar en el tremendo problema en el que se encontraban.

Esa frase capturó la atención de Claire, y la hizo girase para mirar a Sam quien parecía consumido por la preocupación.

—¿Qué clase de problemas?— la pregunta de Claire trajo de vuelta a Sam de un largo viaje a sus pensamientos.

—Créeme cuando te digo que no quieres saber sobre la clase de problemas que nosotros cargamos.— Claire solo frunció el ceño tras escuchar las palabras de Sam. —Buscaré un caso que atender.

—¿Un caso?

—Sí, una situación que parezca anormal o sobrenatural y que las autoridades locales no puedan solucionar, allí es donde entramos nosotros; los cazadores.

Claire en cierta forma quedo sorprendida por eso, pero sabía que todo esto la estaba distrayendo de algo mas importante que acababa de pasar.

—¿Y qué hay con mi navaja?— Sam levantó la mirada sin entender a que se refería la chica. —Es una espada impía, Sam, creo que deberías de darle más importancia.

—Seguro no esta perdida. Solo la pusiste en otra parte y por el momento no lo recuerdas. Aparte, nada en este lugar se pierde a menos de que nosotros lo queramos— la respuesta de Sam solo levantó sospechas en la chica rubia, pero por el momento decidió dejarlo de lado pues parecía que solo iba a estar dando vueltas con las respuestas vagas del Pie Grande enfrente de ella.

—Bien— soltó con cansancio. —¿Y cómo encontramos un caso de vampiros?— dijo Claire recuperándose del desaire de Sam.

—¿Encontramos?— la pregunta Sam era de sorpresa.

—Sí. Pensé que como me voy a quedar aquí, con ustedes tengo que aprender lo más que pueda. Y aprender de esos monstruos que me quieren matar.— la respuesta de la chica fue simple y sencilla, nada con lo que romperse la cabeza pero Sam no lo veía de esa forma.

—Claire, no creo que entiendas la gravedad del asunto. No puedes simplemente sumergirte en esto como si fuera algo casual en tu vida.

—Haste hace unos momentos, Sam, estabas dispuesto a llevarme a una cacería, y ahora me niegas la oportunidad de aprender de las cosas que me quieren asesinar, y de otros peligros potenciales, porque te oí, dijiste monstruos y eso significa que ahí afuera existen más que solo vampiros y ojos negros.— dijo Claire con voz autoritaria que causó que Sam admitiera su equivocación y error.

Sam asintió con una sonrisa algo nostálgica en el rostro y luego levantó la mirada a Claire. —Bien, te ensañaré cuanto puedas aprender de esto.

•••

El motor del auto clásico sonaba con fuerza llenando el silencio que Dean mantenía en el estrecho espacio que era la cabina del auto. Castiel en cierta forma se sentía incomodo, pero comprendía como debía de sentirse Dean con respecto a la decisión de Sam. El conductor soltó un golpe al volante con enojo, lo que llamó la atención del ángel.

—¿En serio decidió quedarse? ¿La eligió a ella sobre mí?— preguntó Dean a la nada, y sin realmente esperar una respuesta, pero su amigo al lado no iba a quedarse callado.

—Dean, debes de entender una cosa con Claire, ella no es de este mundo, es joven y tiene toda una vida por delante. Sam solo quiere protegerla y ayudarla.— la respuesta de su alado amigo al lado no deshizo el enojo dentro de Dean, mas sin embargo causó más rencor contra la rubia.

Dean decidió no responder más pues comenzaba a pensar que al hablar de Claire le calentaba la cabeza y una quemazón comenzaba a invadir el brazo del cazador. Comenzó a respirar para enfriase la cabeza y dejar ir el asunto con Claire, ella pronto dejaría de ser su problema.

—¿Estas celoso, Dean?— la voz de Castiel devolvió al rubio a su propio mundo, y por un momento pensó haber escuchado mal, pero al ver a su compañero y su expresión seria supo que había oído bien.

—¿De ti? No— contestó Dean a lo que Castiel frunció el ceño —¿Qué?

—Me refería a Sam, pero ahora estoy intrigado.— respondió Castiel mirando con atención a Dean —¿Por qué pensaste que me refería a mí?

—Cas, me confundí, ¿sí? No vuelvas esto incomodo— pidió Dean volviendo la mirada a la carretera y Castiel sin decir más.

Sin duda Castiel se encontraba en medio de un complicado dilema con Dean y Sam con Claire en medio de los dos siendo la manzana de la discordia, pero ahora estaba Dean y sus cambios repentinos de humor y eso sin duda lo alertaba.

—Dean, ¿te encuentras bien?— dijo Castiel notando los nudillos de su amigo tornándose blancos.

—No me pasa nada, Cas. Estoy excelente.

—Claro.— respondió Cas claramente sin creerle.

Era obvio que Dean mentía, él no quería a su mejor amigo y hermano preocupados por él en todo momento, pero era complicado para él tener que lidiar con la Marca de Caín en su brazo y los muchos nuevos sentimientos que se encontraban en él.

Dean sabía que algo estaba cambiando dentro de él, pero esperaba que al final todo pudiera arreglarse, no volver a la normalidad porque en su familia eso no existía pero tener paz por más de cinco minutos. Esa era su esperanza al final de todo eso.

Wayward Winchester. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora