Wayward Daughter. Chapter 32.

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Miré a Gabriel con seriedad y luego miré a quien él llamó Abaddon, ella me miró y guiño el ojo. Estaba un poco perdida, pero aunque Gabriel se encontrara aquí, había algo que no me hacía sentir del todo segura. Él comenzó a nadar en mi mente, sin decir nada pero observaba cuanto pasaba.

—¿Qué quieres con ella, Abaddon?— preguntó Gabriel cauteloso de sus siguientes movimientos.

Él comenzó a moverse a paso lento al tiempo que ella le seguía el juego por el pequeño espacio que era el cuarto de baños. Ella movió apenas los dedos, una ráfaga me hizo caer al suelo y dar mi cabeza contra el piso.

—¡Claire!— gritó Gabriel acercándose a mí.

—Con que ese es su nombre— habló ella con un tono bastante despreciativo. —Es lindo nombre, para alguien como ella.

Otro movimiento que aun en el suelo me lanzó contra la pared haciendo que mi nariz sangrara después de recibir mayor parte del impacto.

—¡Suficiente!— gritó Gabriel con un intento por que ella parara con eso. Me tomó del hombro con su divida atención en mí y ella. —¿Qué es lo que pretendes?

—Conocer a un posible ¿enemigo, aliado, víctima, insurgente? No lo sé aun. Solo quería conocer a la famosa Claire Winchester.— habló la mujer a que a duras penas podía distinguir por el dolor de cabeza que estaba comenzando a tomar forma en mis cienes.

—¿Qué quieres de mí?— hablé tratando de evitar que la sangre de mi nariz bajara a mi garganta a atragantarme.

—Al contrario, pequeña, ¿qué quieres de mí?— me miró con intensidad, pero había algo más en ella que no me dejaba ponerla del todo como el enemigo.

—Apenas te conozco.— respondí casi con desprecio, lo cual sonaba como un descaro dados los previos momentos entre ambas.

—Abaddon— la llamó Gabriel del nuevo a lo que ella apenas respondió.

—¿Sí?— contestó con falsa disposición.

—Largo.— advirtió Gabriel con sumo enojo y ella al ver eso obedeció pero no sin antes lanzarme de nuevo por el lugar y dejarme parcialmente inconsciente.

¡Estúpida! gritó él provocándome un mareo aun peor.

—Claire, ¿te encuentras bien?— preguntó Gabriel al tiempo que sentía sus manos sosteniéndome de los hombros para evitar que me atragantara con mi propia saliva y sangre.

—Aun respiro ¿no?— logré articular tratando de esbozar una sonrisa, pero el simple acto de ajustar mis mejillas para eso me carcomió el rostro.

—¿Crees que puedas aguantar un momento mas?— dijo mirándome lleno de culpa y preocupación. —Aun no te puedo sanar. El daño que ella te provoco no solo fue físico. Es algo mas.

—Eso creo.— dije comenzando a sentir mis labios adormecidos por el punzante dolor que no solo embargaba mi rostro pero mi cuerpo entero.

Gabriel desapareció y al siguiente momento pude oír la puerta del lugar ser golpeada con insistencia llamando mi nombre con desesperación. Un golpe mas fuerte que el resto hizo que la puerta se abriera a lo que yo gire la cabeza para ver la intruso en el baño de mujeres.

—¡Claire! Oh Dios— era Sam que al instante de verme tendida en el suelo se inclino sobre mi cuerpo para cerciorarse de que aun respiraba. —Muy mal herida— Sam parecía estar imitando a alguien —¡Esta al borde de la muerte!

Le gritaba a alguien mas, pero no alcanzaba a ver a quien. Esperé a que algo pasara, que mi inconsciencia llegara o mi inminente muerte me alcanzara.

Wayward Winchester. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora