Wayward Winchester.

Wayward Sons. Chapter 29.

—¿Qué es lo que vamos a hacer, Dean? Ella esta mal. Tú estas mal. Tenemos las manos llenas y en este punto no sé quien de ustedes dos esta en peor situación.

—Ella, Sam. Mírala.— señaló Dean al bulto sobre la cama que se retorcía y gemía con angustia. Dean recordaba que hacía varios años experimento algo parecido con Sam. Cuando él estuvo bebiendo sangre de demonio y fue intervenido sus alucinaciones se volvieron reales. —Yo estoy bien. Yo puedo controlar esto un poco más, pero ella no puede porque alguien mas lo hace por ella. Asi que sí, Sam, ella es prioridad ahora.

—Y ¿tú desde cuándo te preocupas por ella? Pensé que no te agradaba.— interrogó Sam tratando de entender el tan repentino cambio de idea de su hermano mayor.

—No lo hace, pero eso no quita que sea una Winchester, es hueso de nuestro hueso y esta tan maldita como nosotros.— Sam solo pudo asentir a eso comprendiendo la responsabilidad que caía sobre ellos con esas palabras. —Y la vamos a salvar, cueste lo que cueste.

Una lagrima bajo por el rabillo del ojo de Claire al saber que ella ahora se había convertido una vez mas en una carga para personas que no tenían ninguna obligación con ella. Ellos estaban haciendo mucho mas por ella, de lo que su padre alguna vez se molesto en ayudarla a sobrevivir cuando era mas pequeña. Se quedo quieta, sin moverse, sin hablar solo escuchando al par de hermanos en la entrada de su habitación hablar de las innumerables acciones que planeaban y estaban dispuestos a pasar con tal de evitar que ella terminara con un destino como el de ellos. Y no fue hasta que ellos la dejaron sola, que pudo quedarse dormida con cierta seguridad que no sentía desde hacia años.

•••

Era mitad de la noche y varios gritos ahogados como gemidos internos llenaban los pasillos con la punzante agonía del dueño de tales quejidos. El primero en acercarse a la fuente de la agitada respiración fue Castiel, que llego con Claire y trato de despertarla al ver que ella no iba a despertar por si sola. 

—¿Qué sucede?— se tambaleo Dean en la entrada del cuarto de Claire con su arma en mano listo para la acción.

—¿Cas?— preguntó Sam esperando.

—Tiene una pesadilla. Trate de despertarla pero no responde.— respondió el ángel con ambas manos a los hombros de la rubia.

Claire no solo no despertaba, pero su cuerpo estaba comenzando a reaccionar de forma descontrolada al sueño que estuviera viendo. Espasmos comenzaron a invadir su cuerpo, temblores a sus piernas y el sudor en su cuello solo complicaban las cosas.

—Su pulso se esta acelerando— anunció Castiel tomando la mano de la chica y escuchando con atención. —Si continua dormida puede tener un paro cardiaco.

—¡Haz que se detenga!— dijo Dean a lo que recibió una cara de pocos amigos por parte de su hermano al lado de él.

—¿Cómo pretendes que haga eso, Dean? ¿Qué le meta la mano en el pecho y le detenga el corazón?— preguntó sarcástico Sam a lo que Dean asintió apenas. —¡Morirá!

—Cierto. Lo olvide.— respondió Dean bajando la mirada —Pero tenemos que despertarla.

Dean se acerco a la cama de Claire, y no fue hasta que llego a la cabecera, tomó la mano de Claire para que ella de un salto despertara.

—¡Apártate de mí, demonio!— gritó ella tratando de poner distancia entre Dean y ella. —¿Dean, eres tú?

—¿Qué fue eso?— preguntó Dean no muy seguro de lo que acababa de pasar.

Por otro lado Claire no sabia como sentirse con eso ya que al tocar a Dean, en el estado en el que se encontraba la hizo sentir extraña y confundida por el agridulce sabor de boca que eso le dejo.