Wayward Sons. Chapter 28.

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—Creo que soy su recipiente— dijo Claire mirando el sueño enmarañando sus dedos con un hilo suelto de su blusa. —... de la voz que escucho.

—¿Por qué lo dices?

—¿Recuerdan ese primer demonio que trajimos aquí? El día en que llegue. Ese demonio dijo que cuando él llegue, nada quedara de mí. Antes de desmayarme, él dijo que quería todo de mí.

Dean miró con atención a Claire quien sostenía sus ojos en el suelo, en las manchas apenas perceptibles a simple vista que se hacían notorias si mirabas muy atento. Algo estaba mal con ella y no en el mismo sentido de lo que pasaba con él, sino que ese asunto era algo personal, pero no sabia que era.

—No sé exactamente lo que sucede, pero no me gusta como suenan esas palabras.— dijo Claire ahora sonando molesta, no con los cazadores pero con algo mas.

—No, claro que no. Suena horrible.— respondió Sam —Suena a como si te quisiera poseer.

—Tengo la teoría de que quien me habla es Araquiel, el dueño de la espada impía.

—¿Crees que eres la vasija de el Ángel Guardián? ¿Un ángel caído?— la voz de Dean sonó decepcionada. Como si ellos dos siendo los recipientes de dos de los arcángeles mas poderosos del cielo, era casi insultante que ella fuera el recipiente de un simple ángel caído.

—¿Qué hay de malo con los ángeles caídos?— mencionó Castiel mientras ingresaba de regreso en la cocina.

—Cas...— comenzó a decir Dean viendo a su amigo algo arrepentido de lo que dijo —No me refiero a eso. Ella es sangre de nuestra sangre. La vez que hable con Michael dijo que nosotros éramos sus vasijas porque era un linaje; desde Caín y Abel. Así que, si Claire es el recipiente de un ser celestial,  no creo ni por in segundo que su  "domador" sea un simple ángel caído.

—¿Esperabas algo más poderoso?— preguntó Claire comprendido el punto que Dean estaba tratando de hacer.

Dean se giró a ver a Claire quien lo miraba con atención, Dean asintió casi con euforia.

—Cas, se supone que son siete arcángeles ¿no? Nosotros apenas conocemos cuatro: Michael, Lucifer, Raphael, y Gabriel. ¿Qué hay de los otros tres?— inquirió Sam mirando expectante a Castiel quien se paralizó por medio segundo sin saber que responder.

—No lo sé. Han sido eones desde que solo tenemos a ellos cuatro. Bueno tres, ya que Gabriel escapo. Sí, se supone que son siete pero de los otros tres no hay mucho que contar. No están muy presentes en nuestra historia.— contestó Castiel sin pensarlo mucho ya que apenas podía comprender él mismo su falta de información acerca de hermanos que el sabía que existían, pero no estaban.

—¿Ni siquiera los nombres?— Dean esperaba algo, por mas pequeño que fuera

—Apenas recuerdo a Araquiel, y eso porque Gabriel lo menciono, pero ¿los nombres de los otros ángeles? No tengo nada.

—Espera un momento, Dean,  ¿en serio crees que soy el recipiente de un arcángel?— la voz de Claire era incrédula ante la pequeña posibilidad de lo que Dean tuviera en mente.

—¿Por qué no? Nosotros lo somos. No espero menos de una Winchester.— y esa frase no solo acaparo toda la atención de Claire, sino también la de Sam y Castiel. —Estamos malditos, eso no lo voy a negar, pero somos los mejores en lo que hacemos. La vida se ha ensañado con nosotros en quitarnos todo. Bueno, casi todo— reparó Dean volteando a ver a su hermano y a su mejor amigo —La vida no es sencilla con nuestro nombre, ¿por qué iba a serlo ahora?

—Tienes un punto, Dean, pero aun queda un cabo suelto a tu lógica. Esa espada impía es de un ángel caído— Claire se levantó de su asiento para poder mirar a Dean a los ojos. —Gabriel dijo que podría ser de Araquiel, así que por el momento me quedo con el Ángel Guardián Caído hasta que encontremos algo mas.

—Hay algo más, Claire, que me he preguntado desde que llegaste— habló Sam atrayendo toda la atención de los presentes. —¿Por qué papá tenía esa espada en primer lugar?

—Una tribu indígena mexicana...

—Eso ya lo dijiste. Pero de entre todas las artesanías, y de todas las personas a las que se la pudieron haber dado, fue a él ¿por qué?

—Sencillo. Es destino— el sonido de aleteo usualmente los alertaba de que algún ángel había llegado, pero ahora no fue así. Balthazar se encontró divertido ante el pequeño susto que le metió al trío de humanos.

—Explicate— exigió Dean cansado de escuchar esas tonterías del destino y que estaban hechas para suceder, pero quería saber todo lo que pudiera respecto al tema.

—Tal como dijiste, Dean, es de linaje. La espada encontró a la vasija de su dueño, lo cual creo un vínculo poco ortodoxo entre la vasija y su ángel. Quien sea el dueño de la espada, ahora puede comunicarse con su vasija hasta que la encuentre fisicamente.

—Pero esto jamás me paso en mi dimensión, y allá toque esa espada por primera vez cuando tenía diecisiete años tal vez.

—Tu ángel esta en esta dimension, por eso cuando cruzaste la barrera entre ambas dimensiones empezaste a oír su voz. Él te sintió y quiso acercarse a ti.

Todos guardaron silencio un momento tratando de procesar la información que Balthazar con paciencia había explicado. Claire comenzó a mover la cabeza con incomodidad, asemejando sus movimientos de hace mas de tres semanas antes de desmayarse. Sam había esperado días, incluso semanas para poder ver esos "síntomas" de nuevo y ahora los estaba viendo repetirse de una manera dolorosa en Claire.

—Claire, ¿te esta hablando?— ella no dijo nada, y con ojos cerrados asintió tratando de mantener la calma. —¿Qué dice?

—No lo sé. Estoy tratando de ignorarlo. No quiero oírlo.— dijo ella comenzando a mensajear sus sienes.

—Déjalo hablar, Claire. Quiero ver que tiene que decir— dijo Balthazar acercándose a Claire tocando apenas su hombro y luego se le acerco Castiel cuando Claire lo miró casi suplicado que le ayudara.

Con ambos seres celestiales a su lado, Claire se relajó un poco, suspiró y dejo que la voz sonar por toda su mente.

Veo que tenemos compañía. Interesante. Veamos que es lo que pueden hacer ellos para evitar tu inminente locura.

Con que ellos son tus hermanos. Son adorables. Bastante guapos en realidad— tanto Balthazar como Castiel dieron pasos hacía atrás al ver como la entidad que hasta ese momento solo existía en la mente de Claire, hablaba por si misma con la voz de la rubia, pero no exactamente. —Si fuera mortal, y femenina me encantaría hacer cosas sucias con ellos dos. Oh, espera... ¡Basta!— gritó Claire retomando completo y total control de su cuerpo y lengua. —¿Qué es lo que sucede? ¿¡Qué es lo que me sucede!?

Claire yacía en el suelo con la entidad ocupando mayor parte de su mente siendo ocupada por él riéndose de su desgracia, y de su enorme incapacidad para mantenerse sobre sus pies. Los ojos de Claire estaban inyectados en sangre, hinchados por las lagrimas de no dejaban de caer y su cabeza repleta del deseo de caer desmayada sobre el suelo, pero ese era un anhelo que su ángel no estaba dispuesto a darle ese alivio. No aun.

Sam y Dean miraron a Claire postrada a la merced de su verdugo. Ahora viéndola sufrir sabían que tenían de ayudarla a cualquier costo, tan rápido y como pudieron la sostuvieron con cuidado tratando de consolarla lo mas que pudieran.

—Mamá, no lo hagas por favor. No lo hagas.— susurró Claire contra el pecho de Dean sujetando con fuerza su camiseta aferrándose a él con vehemencia.

Entre los dos hermanos se miraron, mientras observaban las vividas pesadillas que Claire claramente estaba experimentando.

—Papá, no fue mi culpa. No fue mi culpa. Ella solo lo hizo.— su voz temblaba, ella se encontraba llorando en los brazos del mayor de los Winchesters.

Ella estaba lloriqueando como si fuera una niña pequeña, porque en ese instante eso era lo que ella era. Su pesadilla mas grande era regresar a su niñez, a ese instante en que su madre murió, ese momento en que todo su mundo dio un giro de cinto ochenta grados para peor. Ella claramente aborrecía con su alma esos recuerdos tan dolorosos como una tortura física.

—No fue... Fue mi culpa.— suspiró para luego quedarse dormida ante la preocupada mirada de los hermanos Winchesters y el par de ángeles en el lugar.

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