—Han asesinado a cientos de personas a lo largo de la historia, Claire, ¿qué no te das cuenta?— Sam me había arrastrado hasta el baño de la habitación para poder hablarme en "privado". —Son brujas. Está en su naturaleza.—Sam, entiendo que hicieron cosas terribles pero no te corresponde a ti condenarlos. Su castigo vendrá con el tiempo— entonces me di cuenta —Ya les llego el castigo, Sam, déjalos en paz.
—No lo merecen.— dijo entre dientes como si fuera una serpiente enojada.
—Tal vez no, pero... ¿Sabes qué? No tenemos tiempo para esto. Sus hijos, personas inocentes están en la linea de fuego, así que o ¿mueves tus lindos pies o yo sola me voy a enfrentar a esos perros del inferno?— dije girándome a la puerta tomando el picaporte apunto de girarlo —Y ambos sabemos lo que dijo Gabriel sobre mí; no debo morir, al menos aún no.
Salí del reducido espacio con Sam detrás siguiéndome el paso.
—Bien, si él no quiere ayudar, yo lo hare. ¿Dónde viven los gemelos?— ambos me miraron sin saber como responder.
•••
Llegamos a un pueblo a cerca de dos horas de distancia de Rangely bastante pequeño para lo que estaba acostumbrada, pero aun era suficientemente grande para que las personas pudieran perderse.
—Ellos viven en la casa del final— dijo Liana apuntando hacía una casa de dos pisos, amarilla con cuatro carros aparcados al frente. —Allí están.
Sam aparcó el carro a varias casas de distancia y yo me asomé a ver a Tiago que aun tenía la herida en su pierna pero ya no tan mal como hacía un par de horas. Observamos la casa con cuidado unos minutos esperando que algo pasara, y parecía ser todo normal. La casa se veía bastante alegre, no parecía que fuera la sede de un funeral así que asumimos que los niños seguían con vida.
Después de un rato vimos movimientos en la casa, un par de personas se estaban preparando para salir.
—Son ellos. Ellos son nuestros hijos— dijo Liana con cierto entusiasmo escondido en la voz.
Los adolescentes se dirigían a sus respectivos autos, pero cuando el varón se detuvo para hablar con alguien dentro de la casa pude casi sentir como el alma se escapaba de Liana.
—Esa es Azura— dijo ella con la voz tan ligera que me dieron escalofríos.
Notaba el miedo que brotaba de los poros de ambos en el asiento trasero del auto, y ninguno esperaba que esto terminara bien.
—Vamos— dijo Sam bajando del auto asegurándose de que su arma estuviera cargada. —Claire, en el bolso busca un par de lentes y pásamelos.
Salí del auto y me dirigí hacía la cajuela del vehículo y busqué lo que Sam me pidió. Me puse a la par de Sam asegurándome de que trajera mi arma conmigo y estuviera cargada. Liana se acerco mientras Tiago se quedo en el carro pues aunque su pierna estuviera mejor, no iba a servir de nada si no podia caminar bien.
—¿Esos para qué? ¿Ahora te vas a convertir en Clark Kent?— dije burlándome cuando lo vi poniéndose los lentes. Él solo se giró a verme escondiendo una sonrisa.
—Están cubiertos en aceite bendito, pueden ver perros del infierno— aclaró Sam para mí.
Azura nos miró un instante y aunque no supiera quien éramos nosotros dos en definitiva sabia quien era nuestra acompañante. Algo les dijo a los gemelos que al instante se giraron a vernos. Se tensaron un instante y se acercaron a Azura.
—Algo me dice que aquí somos el enemigo— dije para mi misma al tiempo que los gemelos nos miraban con atención y Azura sonreía justo detrás de ellos.
—Oh no— se lamentó Liana por alguna razón y luego de ver los ojos resplandecer de los gemelos supe porque.
Estábamos en problemas.
•••
No nos movimos de nuestro lugar pues esto era algo que no estábamos esperando. Liana y Tiago habían dicho que sus hijos, ninguno de ellos sabían de su procedencia, así mismo que Azura los estaba asesinando uno tras otro sin piedad. Esto era justo lo opuesto de lo que ella nos dijo.
—Liana, ¿qué esta sucediendo?— dije en voz baja pero era probablemente de que ellos nos escucharan pues Sam me dijo que me callara.
—No tengo idea. En serio no lo sé.— respondió ella con cierto miedo en la voz.
La puerta trasera del auto sonó, y vimos a Tiago salir y ponerse a la par dd nosotros.
—Son brujas. Pero ¿cómo?— dijo Tiago casi en un susurro. —Es imposible.
Azura del otro lado sonriera victoriosa al tiempo que hacía que los gemelos bajaran la guardia y les decía algo que no alcanzábamos a oír. Los tres comenzaron a caminar en nuestra dirección, mientras que nosotros mantuvimos una postura de ataque. Liana solo observaba atónita la imagen de sus hijos menores caminando al lado de Azura. Supongo que era una escena difícil de digerir.
—¿Qué haces con ellos, Azura?— Liana fue la primera en hablar y juraría que casi la veo arrogarse contra ella y sacarle los ojos.
—¿Qué no es obvio?— dijo Azura refiriéndose orgullosa a sus protegidos, o mas bien guarda espaldas.
—Son solo niños— esta vez habló Tiago.
—Ellos hicieron la decisión final. Yo solo les mostré el camino.
—Es imposible— dijo Liana ignorando al resto del mundo, como si Sam y yo no existiéramos o sus hijos no estuvieran escuchando todo.
—Pregúntales. Yo no hice mucho mas que explicarles lo peculiares que son. Lo especiales y llenos de dones con los que nacieron.
—¿Por qué?
—Y ¿todavía preguntas?— dijo Azura mirando a Tiago de reojo y luego regresar la mirada a Liana. —Esto es venganza, dulce venganza. Mucho mas dolorosa que con la que empece. ¿No lo crees?
Liana no podía si quiera mantener la mirada arriba. Estaba destruida, arruinada y derrotada.
—Eres un monstruo— dijo Tiago bajo el aliento.
—Oh, cariño, no tienes idea— dijo en un pequeño cántico de victoria mientras sus ojos se mostraban negros revelando lo que era.
Justo detrás del trío pude escuchar el gruñido de un par de perros muy enojados y con ganas de atacar.
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Wayward Winchester.
Fanfiction[Sinopsis] Claire Winchester, una mujer que tiene una vida organizada y vive en su propio mundo. Su madre murió cuando era pequeña y fue criada por su padre, un Ex Marine que creó inesperadas expectativas en Claire para cumplir. Ahora ella d...