Quien soltó el primer disparo fue Sam a mi izquierda para después oír a un perro agonizar y luego algo que parecía sangre negra espaciarse por el pavimento. Asqueroso.Liana y Tiago contrarrestaron los ataques poco elaborados de sus hijos, mientras que Azura escapaba de mis balas, y Sam batallaba con algo que yo no podía ver. Dejé de mirar a Azura para enfocarme en el perro, pero Azura movió su mano y me lanzo contra el parabrisas de un auto.
—Auch. Eso dolió— dije sin soltar mi arma en ningún momento.
Tomé aire y tratando de ignorar el dolor que comenzaba a amenazarme, me puse en pies de nuevo y apunte con mi arma a Azura que luego de ese disparo y distraída, apunte a la bestia encima de Sam. Apenas podía con el animal, pero seguía evitando que la bestia se comiera su rostro. Dispare, pero al parecer eso no basto.
Me acerqué al carro y de inmediato busqué en el bolso un arma que me ayudara. ¿Qué era? ¿Qué era? ¡Ah, sí! Una espada de ángel.
El olor de ese liquido era de putrefacción, la sangre del animal muerto era casi imposible de soportar y enojaba aun más al que aun seguía vivo. Tomé el arma entre mis manos con fuerza, corrí hasta donde se encontraba el animal invisible a mis ojos y caí justo encima de él. Mi chance de atravesarle la daga por el pecho se fue tan rápido como había llegado. Azura me había lazado fuera del alcance de la bestia a tal grado que termine a varios metros alejada de la pelea.
—Ya me canse de los cazadores. Hoy voy a terminar con ustedes de una vez por todas— dijo Azura justo enfrente de mí levantando su mano y cerrándola poco a poco mientras yo sentía una presión increíble sobre mi cuerpo.
Mis músculos trataron de combatirlo pero parecía estar dentro de una pequeña caja que se cerraba mas y más sobre mí.
Se escuchó el alarido de un animal y luego sentí el agarre de Azura aflojarse en mí. No pasaron muchos segundos para que también comenzara a sentir la quemazón en mi pecho, la misma que sentí cuando conocí a...
—Crowley,— dijo Azura con enojo. —¿Qué haces aquí?
Levanté la cabeza un poco solo para poder mirar lo que sucedía. Crowley tenía una espada de ángel en su mano y estaba cubierta de liquido negro. Asco.
—¿Sam? ¿Estas bien?— dije rodando sobre mi propio cuerpo para poder mirarlo.
Él se encontraba casi en la misma situación que yo. Cubierto de sangre, golpes y derrotado en cierta forma.
—Sí, y ¿tú?
—Sigo viva— ambos sonreímos y volvimos nuestra atención a Crowley y Azura.
—Tú no tienes negocios aquí, Crowley. Mejor vete.— advirtió Azura con enojo. —Esto es personal.
—Durante dos mil años lo ha sido, linda Azura. Ellos no tienen la culpa de lo que tus maestros te hicieron.— dijo Crowley señalando a los gemelos que estaban siendo retenidos por sus padres.
—No, pero es una venganza infernal.— eso no debió hacerme reír, pero lo hizo. Sam solo frunció el ceño.
Es que fue una mala elección de palabras.
Esa voz sonó en mi cabeza de nuevo como si excusara mi reacción ante las palabras de Azura.
—No me detendrás, Crowley.
—¿Ah no?— le respondió Crowley y luego intento chasquear los dedos.
—¡Espera!— gritó uno de los gemelos, era la chica. —Lleva a uno de nosotros, no a ella.
Liana la volteo a mirar asustada de las palabras que decía su hija. Crowley volteo a mirarla con algo de sorpresa.
—Un hechizo de lealtad. Impresionante— el hombre de negro se giró a ver a Azura —Es un hechizo que lleva tiempo y esfuerzo. Y ellos parecen estar totalmente inmersos en ti.
—Magia de dos mil años que no se puede superar— dijo Azura con orgullo. —Ni siquiera por el Rey del Infierno.— su prepotencia era enorme.
—Ay, pero que humilde.— me burlé en voz baja y Sam escuchó.
—¿Eso crees?— Crowley la reto. Tronó sus dedos y después de solo un segundo los gemelos se habían desmayado. —Ahora, tú y yo tendremos una larga charla. Alce, me debes una.
—No te pedi ayuda, esto vino de ti.— respondió Sam con enojo.
—Ese hechizo es fuerte. Soy el único aparte de ellos que lo conoce, así que sí, me debes una.— el tono que usó Crowley era soberbio y algo burlón —Aparte, tengo asuntos que discutir contigo también.
Crowley me miró por un segundo antes de desaparecer al igual que Azura.
—¿A dónde fueron?— pregunté al tiempo que la quemazón desaparecía.
—De seguro al Infierno.— contestó Sam mas que molesto. Con algo de dolor ambos nos movimos de nuestros lugares para acercarnos a los gemelos y sus padres. —¿Cómo están?
—Les puso un hechizo fuerte pero con el tiempo se irá.— contestó Tiago con su hija entre sus brazos.
—Lo saben todo. Saben que nosotros somos sus padres, nuestra historia, de sus hermanos, de sus poderes. Jamás volverán a ser los mismos.— Liana prosiguió con el rostro de sus hijos entre sus manos, llorando por sus hijos. —Su inocencia les fue arrebatada.
Miré a Sam con melancolía, era una escena bastante triste y no sabía como responder ante eso.
—Hay que irnos— dijo Sam tratando de levantar al gemelo que Liana tenia en brazos.
—¿A dónde? ¿Acaso piensan asesinarnos?— dijo Tiago a la defensiva.
—Si los chicos despiertan, y aun siguen bajo el hechizo, querrán matarlos. Aparte, estamos en un lugar muy expuesto— explicó Sam girando la cabeza hacía las casas vecinas y algunas cortinas levantadas.
•••
Los seis subimos al carro y no fue hasta que llegamos hasta el motel que los gemelos despertaron, y estaban molestos.
—¿Dónde esta, dónde esta ella?— preguntó el chico mirándonos con bastante enojo. Tiago lo sostenía con un hechizo en sus manos para que no fuera a intentar algo contra nuestra.
—En el Infierno de seguro— contestó Sam algo impetuoso y burlón.
—¡Suéltenos!— gritó la chica esta vez con furia —Debemos ayudar a Azura.
—Les licuó el cerebro— comenté y los chicos me miraron con odio. —Ok, muy bien. Niños, su lealtad es falsa. Ustedes no se sienten de esa manera en realidad. Ellos son sus padres biológicos.
—Lo sabemos— ladró el chico. —Ellos nos abandonaron. Nos dejaron como a un pedazo de basura. Nos rechazaron.
Esto no era lealtad hacía Azura, sino rencor contra sus padres. Les dolía el que ellos los hubieran abandonado como si no fueran nada. Lo entendía, pase por eso.
—Chicos, si les digo que sus padres los van a soltar, ¿ustedes nos atacarían?— dije a lo que Liana, Tiago y Sam me miraron con confusión.
—No— dijo ella respondiendo por ambos. —No haremos nada.
—Suéltenlos— dije a lo que Liana y Tiago hicieron caso después de preguntar por una confirmación.
—¿Qué estas haciendo?— preguntó Sam tomándome del brazo con fuerza.
—Sé como se sienten estos niños, Sam. He estado en esa posición.— me solté de su agarre y me giré a ver a los gemelos. —Ahora, ¿qué fue lo que Azura les contó sobre sus padres? Tal vez ellos puedan aclarar ciertas cosas.
Ellos me miraron con desconfianza, y con razón, pero después de mirarse entre ellos decidieron hablar.

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Wayward Winchester.
Fanfiction[Sinopsis] Claire Winchester, una mujer que tiene una vida organizada y vive en su propio mundo. Su madre murió cuando era pequeña y fue criada por su padre, un Ex Marine que creó inesperadas expectativas en Claire para cumplir. Ahora ella d...