Descendientes - Hacia la escuela de princesas

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-MI CAMINO V-



Y quien no haya sentido la magia y el aire en su rostro, era totalmente ciego de la vida, estar en el aire era deleitante siempre y cuando estuvieras segura, las alas de Blair era como dos platillos que daban estabilidad a nuestro vuelo, estar sobre ella no era difícil, pero, guiarla si que lo era.

Sofía había mencionado algo sobre la escuela de princesas donde las pequeñas novatas aprendían a serlo, había mencionado que hace más de dos años se graduó de esa escuela y que ahora ayudaba solamente a las hadas madrinas en lo que necesitasen.

El aterrizaje en tierra eso sí... fue forzoso, pues no era costumbre mía decirle a un caballo alado, detente ahí, sin más, debía haber tenido suficiente conciencia de lo que debía hacer, sin embargo, Sofía a mitad de aterrizaje de indico que debía hacer y cómo hacerlo, pero fueron cuestiones de segundos cuando el aterrizaje de Blair fuera forzado y sus pies quedaran literalmente enterrados en la tierra y sus alas extensamente abiertas.

— Fue bueno...para ser tu primer aterrizaje —

La sonrisa nerviosa e incómoda de Sofía, resaltaba lo mal que me había ido y es que si fuera otra persona mis risas se escucharían hasta el otro lado del mundo, pero no, eso no sucedía, porque en vez de ello, era yo la que pasaba pena frente a una niña de doce años que me ganaba en equitación.

— Bueno... eso no define nada... —

Masculle por lo bajo, descendiendo del tonto avión animal, que no servía ni siquiera aterrizar.

— Princesita —

Baje mi cortesía y camine ignorando por completo su presencia, con mi ceño fruncido y mis labios nerviosos, camine por el sendero de la escuela, tomando en cuenta que parecía una especie de edificio mal hecho.

Porque... por el amor de todo, diferentes olores, diferentes tamaños casi podía pasarse como una especie de torres donde viven montones de personas recordando vagamente a la Isla de Los perdidos.

— La escuela para príncipes jóvenes, fue el primer lugar mágico que visite, después del castillo de Encantia, claro —

Indicó Sofía tras de mí. Sus pasos eran enérgicos, aun sabiendo que tenía tacones en sus pies.

Y aún que ella hablase mucho y sonriera siempre, no mostraba desconfianza, ni altivez, no demostraba una pizca de nerviosismo o miedo a mi presencia.

Lo cual abrumaba mi cabeza con el solo hecho de pensar que la chica era totalmente perfecta.

Empezaba a pensar que tal vez sus amigos no eran muy reales que digamos... puesto que tener que estar con una ex villana y no quejarse o huir, eran signos de desesperación por hablar con alguien.

— Pronto verás que es... —

Pero en cuanto empezó a hablar paré enseguida y bufé vagamente con una ceja alzada, teniendo en cuenta que ella parecía querer contarme su historia completa.

— escucha, Sofía, no es que sea tan amable como para escuchar tu historia, ni mucho menos paciente, pero si buscas a las hadas madrinas y las traes a mi, posiblemente te podrás deshacer de mi para siempre —

Argumente sin pensar, viendo como sus ojos mostraban confusión. Pero, al cabo de un momento, su rostro fue el que frunció el ceño y desvió la mirada.

— ¿Te incomodo? —

¿incomodarme? era una charlatana a la décima potencia. Pero, no era de princesa expresarse de esa forma, así que me límite a suspirar pesadamente y contestarle:

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora