Descendientes - Tal como un villano

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-INSERTE MÚSICA CUANDO SE LE INDIQUE-





-MI CAMINO XLVIII-







Al final creo que el genio tenía razón, este lugar no tenía suelo, solo era una especie de portal, donde todos a mi alrededor estaba totalmente nublado y oscuro.

¿Meido habrá caído en este lugar?

Solo esperaba que estuviera bien.

Pero, en este momento creo que lo que corría peligro era mi vida puesto que fueron instante en que un rayo atravesó mi campo visual, obligándome a jalar de la alfombra con la intención de que parará antes de ser calcinado por ello. Daba gracias que hoy no me había puesto uno de esos trajes de Arabia, comenzar el día con eso realmente a veces era muy sofocante.

Y a medida que avanzabamos los rayos se iban incrementando, casi como si quisieran que no llegará a mi destino. Pero, la alfombra no paraba y lograba esquivar todas.

Pronto una gran bruma apareció frente a mí y no demore en cruzarlo junto a la alfombra, cerré mis ojos con fuerza al entrar en ella, pues fue entonces cuando todo se fue aclarando y nos vimos descendiendo a una ciudad vuelta en tinieblas.

— Meido... —

Ella estaba sola aquí.

Descendió finalmente la alfombra, en medio de tanta niebla y en esta oscura ciudad, bajando de ella me di cuenta que el suelo estaba completamente mojado, parecía que recientemente había llovido por aquí.

Y ahora estando aquí, me preguntaba dónde estaría ella. Habían muchas casas, aunque no escuchaba nada, sería difícil encontrarla, además el frío era despreciable y en el área extendida en que me encontraba parecía un depósito de chatarra.

Este lugar realmente era repugnante.

Aunque, tenía el presentimiento de que no estaba solo. Pues entre las pocas luces que había aquí, entre los reflejos una sombra se apreciaba.

La cola de un... ¿gato? se paseaba cerca. Podía sentirlo.

— ¿quién anda allí? —

Se oyó una risa. Muy familiar a decir verdad. Una que realmente deseaba que no estuviera allí.

Nuevamente la cola de gato, sentí esa presencia tras de mí esta vez. ¿Quién rayos?

hmmm —esa voz parecía burlarse de mí— ¿qué tenemos aquí? —un estruendo a mi izquierda. Fruncí mi ceño y me preparé... para lo que fuera.

— ¿quién eres? —cuestioné a lo desconocido.

¿quien soy? ¿quieres eres tú? ¿quienes somos nosotros? —

Y ahora estaba más que claro, los únicos que eran capaces de hacer tales preguntas sólo eran dos personas, el sombrerero loco o...

— Gata chistosa —masculle con odio.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora