Descendientes - Historias reveladas

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-MI CAMINO LIV-

















— ¿quién lo diría? Entonces el amor si es fuerte —aun me parecía increíble, pero si era la respuesta que había y era la razón, supongo que estaba bien.

— lo que lo entiendo, es ¿para qué querría mi poder? —masculle nuevamente con esa extraña sensación de duda.

— creo que yo puedo explicar eso —musité Diaval a mi lado. Lo miré con el ceño fruncido, exigiendo una respuesta.

— Creo que iré a hacer té para desestresar el ambiente —dijo finalmente Nadim desapareciendo.

— Tristán ¿podemos hablar? —Alía aún estaba aquí y se encontraba al lado de Tristán.

— Alía, yo... —pero ella simplemente le cortó y le dijo.

— me urge hablar contigo, de verdad —masculló con recelo.

Creo que la magia aún estaba dando vueltas en mi interior y muchas mami estómago, puse mi mano inconscientemente allí y mantuve la mirada en el suelo.

— ¿de qué trata? —

— solo, ¿podemos hablar en privado? —

¿Que era tan importante que debía hablarse en privado?

— no lo sé, depende de que sea —

— es sobre nosotros —

Mis ojos ardieron— ¿ustedes? —masculle inerte.

— tranquilízate, princesa Meido, solo hablare sobre lo que fue —

Reí— ¿eso debería tranquilizarme? —cuestione divertida.

— no deberías preocuparte si de verdad su amor es tan real —alargó con una sonrisa de lado.

Estaba sacándome de los Casillas.

Gruñí y desvíe mi mirada— no me importa —me crucé de brazos.

— que rápido pierdes la paciencia —

— Alía... —

— solo serán unos minutos —pidió ella.

— Creo que eso en parte tiene a la sultana enojada —masculló Ryan a mi lado.

— ¿de qué hablas? —cuestione.

— pues mientras no estaban, terminaron saliendo muchas cosas a la luz —

— ¿qué cosas, Ryan? —pero fue interrumpido por Tristan, tomado mis manos y depositando un beso en ellas.

Lo miré expectante— regresaré en cinco minutos, te lo prometo —y sin más con una sonrisa de lado y un guiño de ojo, se fue junto con Alía.

Así que era así, supongo que debía confiar en Tristán también en este sentido de estar rodeado de otras chicas. Aunque ¿estaba bien que viera a su ex prometida y hablaran en privado?

Fruncí mi ceño y baje mi mirada, la tensión me estaba matando, pero no podía dejar que eso me aniquilara los pensamientos ahora mismo

— Diaval, ¿me contabas? —pedí sin mirarle y sentándome en una de las sillas del comedor. Diaval me siguió y se paró frente a mi, aún su rostro mostraba rastros de no estar listo para decirme, pero aún así lo hizo.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora