Descendientes - El camino a Arabia

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-MI CAMINO XXV-







— más adelante es donde empiezan las arenas, Meido —pareciera que me estuviera advirtiendo.

Aún así, sonreía de lado como si supiera lo que pasaría.

— ¿y eso que? —cuestione a Tristán, el solo alzó sus hombros y volvió su mirada al frente, más que tenía que ir a su velocidad, me trataba de esa forma.

Pero, si mirabas con detenimiento el frente podrías notar como en el aire destellos de magias recorrían por todas partes. Me preguntaba qué era eso, es decir, ¿magia esparcida? ¿Por qué? No obstante, no me detuve, ni un momento, aún había mucho camino por recorrer y no estaba dispuesta a esperar.

— Y Tristán ¿cuántas veces has ido a ese lugar —por un momento dudo lo que decía— ¿como se llama? —así que recurrió a lo más fácil.

— Arabia —parecía satisfecho con lo decía, sonriendo de lado— y sí, he ido muchas veces, soy amigo de la princesa del palacio —como de todas las demás claro.

— ¿entonces es aburrido o tiene algo interesante? —y Ryan aún seguía de preguntón.

Tristán sonrió de par en par y miró a Ryan, luego a mí y suspiró— ¿cómo te lo explico? —por un momento parecía medita en las palabras que usaría, pero cuando menos lo pensé, la descripción salió de otra manera de sus labios.

— Imagina un lugar, donde el dátil se da y los nómadas beben té —estaba ¿cantando?— Donde oyes hablar, lenguas de aquí, de allá, es caótico, bueno, y ¿qué? —entonces aceleró su paso, eso era suficiente para que Ryan estuviera por completo interesado, la palabra caótico para él, era interés, acelere a su par, la noche ya estaba casi pronta a llegar— Cuando el sol baje más, mira bien y verás una luz que te hechizara —el atardecer era hermoso, pero presentí la mirada de Tristán en mi— Esa es la señal, el momento especial, en que Arabia ante ti surgirá —y sin tiempo a nada, pronto una luz nos cegó por completo, pare la moto de inmediato, tratando de acostumbrar mis ojos nuevamente al exterior, quitándome el casco y descubriendo frente a mí, un enorme desierto, esparcido por todos lados, con el ocaso sobre él. Lo único que quería decir esto es que... habíamos llegado a los límites de las tierras anteriores con Arabia— creo que la moto aquí no funcionará —comentó con una sonrisa de lado Tristán.

Ahora entendía a lo que se refería. Bufé y me zafé de la moto, a este tiempo no podría cruzar, a no ser que... tuviera un caballo, como ellos.

Mire mi moto y luego el caballo, no podía dejar la moto aquí nada más, pero tampoco podía cambiarla a un caballo, cambiar un objeto a un ser, era difícil.

— ¿quieres que te lleve? —en qué momento, no lo sabía, Tristán estaba a mi lado, con una sonrisa de lado y extendiendo su mano.

Tal vez, no podía darle vida, pero podía guardarlo.

No lo usare, pero lo guardaré, bibidi babidi bu

Era inevitable no poder escapar de Tristán, al final, estaba aquí conmigo, suspiró pesadamente y sonríe de lado, asintiendo a su mano y teniendo en cuenta que la moto ya no estaba, había sido archivada por la magia.

— Ahora, en cuanto a Dizzy, una buena muda de ropa nunca hace mal —Pues aunque me costara admitirlo, esta calor que estaba sintiendo me estaba asfixiando.

— ¿trajiste ropa? —cuestionó burlón Ryan— ¿qué? ¿Se la robaste a Sofía? —

— gracioso —

Suspire seguidamente.

No indicado, no elegido, cambio atuendos por unos ligeros

Esperando que este hechizo alcanzara para todos, aún sintiéndome mareada por la magia, me vi envuelta junto a ellos por esta misma, pronto me había despojado del vestuario de antes y ahora portaba algo más, ¿desértico?

Creo que era más ligero y podría soportarlo.

— wao, parecemos gitanos —masculló Ryan.

— llévame —dije finalmente, mirando a Tristán con una sonrisa de lado.

Pronto nuestro viaje comenzó, mis manos estaban en la cintura de Tristán y solo podía ser capaz de respirar con cierta dificultad, le echaba la culpa a la arena, aunque en mi interior sabía que era por la idea de estar tan cerca de Tristán.

— Si a Arabia tú vas, al cruzar ese umbral, tus sueños allí, se harán realidad —su voz era tan melodiosa que envolvía mi alma— con su magia oriental —el ocaso estaba desapareciendo, pero todo parecía tan mágico a su lado—

Si a Arabia tú vas, sentirás su poder, la magia allí está —tan Pacífico— su arena te da, más de lo que ves —

— miren, una ciudad —y Ryan no se equivocaba a lo lejos podías ver una ciudad y un enorme palacio entre ella.

— Hallarás el camino, que va a tu destino, depende de lo que desees —completo Tristán.

— se ve muy reluciente, seguro tendrán muchas riquezas —apostó Ryan con una ceja alzada.

— ¿depende de lo que desees, dices? —cuestione con una ceja alzada a Tristán.

El solo me miro de reojo y alzó sus hombros sin importancia— sabe que si hace algo, serás devuelto a la isla —

Negué con la cabeza, riendo por lo bajo.

Entonces recordé a Jay, el padre de él había estado aquí antes, tratando de sacar la lámpara del genio, seguro sería interesante conocer a ese tal genio que pudo derrotar a Jafar, aunque era un tanto débil ese tipo.

De seguro la privacidad en este desierto la tenías al cien, cada parte era tan infinita, pronto el gran y enorme palacio estaba cerca nuestro.

— Solo recuerden que son un poco estrictos —masculló Tristán, a lo que Ryan no hizo caso alguno y aceleró su caballo para entrar en la ciudad.

— ¿Decías? —cuestione.

— Es inevitable —masculló con una sonrisa de lado.

Pero, pronto una enorme caravana se avecinaba.

— Gloria al príncipe, Viva el Príncipe Alí —y cantaban, qué sorpresa— Abran camino en el gran bazar, ¡Ey tu! Una estrella verán pasar, ¿Quién es el primero que lo va a admirar?, ¡Mira! Vienen ya tambores a tocar, ¡todos lo adorarán! —las personas abrían camino y Tristán no dudo en hacerlo también.

— deberemos llegar caminando al palacio —indicó Tristán.

— ¿No que estrictos? —cuestione.

Solo ladeo la cabeza— algo así —

— Príncipe Alí honor a ti Ali Ababwa, y a sus pies postrense bien, quédense ahí, felices admiraran, con respeto salaam, su séquito es sensacional, sin mentir —aun seguían con su caravan y todos rendían honor al tal Príncipe Alí.

— ¿quién es el príncipe? —cuestione con una ceja alzada.

— oh, es un seudónimo del rey Aladdin, es la historia de cómo conoció a la princesa del lugar —

— ¿cómo la conoció? —

— se hizo pasar por un príncipe llamado Ali, cuando en realidad era un simple poblano —

Un chico normal eh. Parece que esta historia si era interesante, pues aunque no lo crean, conocía la historia hasta el momento donde un ladrón interfirió en los planes de Jafar y lo demás lo desconocí, además no creo que ese tal príncipe Aladdin tuviera que ver con Jafar, pero el palacio tal vez si, después de todo allí era donde vivía.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora