Descendientes - Las cuevas de las Maravillas

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—MI CAMINO XXXVIII—





A tan escasos centímetros de su rostro.

Esto fue un momento muy incómodo.


— Meido —

La voz de Nadim.

— Tristán —

La voz de Alía.

— EL LEÓN ABRIÓ LA BOCA —la voz de Ryan.

Fueron cuestiones de instantes en cuando vi como los tres se acercaban a nosotros.

— MIREN, HAY UNA ENTRADA —

Seguía Ryan gritando asombrado a medida que se acercaban, fueron instantes en que tuve la mirada de Alía frente a mi, como si me estuviera acusando, para luego verla mirar la cueva igual que Nadim.

— no puede ser —masculló.

— ¿que esperan levantarse? ¿Quieren una foto? —era Ryan quien tomó mi mano y me separo de Tristán, ayudando luego a levantarlo.

Ambos nos sacudimos, mientras Ryan nos miraba expectante y Alia y Nadim estaban embobados con la gran cueva.

— tienen suerte que estos muchachos se asombren con cualquier cosa —masculló Ryan— deben tener cuidado con su amor a escondidas —finalmente todo sus ojos y arreglo su cabello, acercándose a Nadim y Alía.

¿A este que mosco le picó? ¿Quién le dio el derecho de estipular así la relación entre Tristán y yo?

Bueno, no es como que hubiera una relación... o conexión... nada...

— debemos anunciarlo a mi padre —masculló Nadim después de un momento de asombro.

Pero lo que me sorprendió fue cómo Alía lo tomo, pues cerrando sus ojos y empuñando sus manos asintió y su voz de princesa feliz cambió por completo a una voz de una mujer que realmente tiene el mando.

— tienes razón, Nadim, hay que ir cuanto antes a consultar al genio, esto podría poner en peligro al pueblo de Arabia —y sin más volvió sobre sus pies y caminó fuera de nuestro radar, Nadim también le siguió, Tristán fue el tercero en irse.

— ¿que esperas niña? andando —fruncí mis labios.

— vayan ustedes en busca de los sultanes, yo me quedaré aquí —

Si algo sucedía era mejor estar alerta, Alía tenía razón, esto podría representar un peligro para Arabia.

— no, no te hagas la protectora ahora —dijo Ryan tras de mi— Tristán dile algo —

Abrí mis ojos en sorpresa y esperando algo de Tristán, quite el velo de mi rostro.

— sí es su decisión no me interpondré, que haga lo que quiera —

Frío... de pronto el aire del desierto se sentía frío, sus palabras eran frías.

Fue entonces cuando sentí la presencia de Ryan tras de mí— pero, ¿que le hiciste? —masculló a mi oreja.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora