Descendientes - El secreto de mi viaje

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-MI CAMINO VI-



Su rostro palideció y una leve risita emergió del fondo de su garganta, ajustándose los lentes me vio y luego retrocedió instintivamente.

Persuadi que mis ojos habían empezado a encenderse con un verde esmeralda y mi respiración estaba entre cortándose, estaba perdiendo los estribos.

¿Cómo era posible que el hada madrina me hubiese ocultado eso todo este tiempo? Sabiendo que yo podía ayudar.

Pero claro, los de Auradon son excepcionalmente protectores y orgullosos como para pedir ayuda.

— Regresaré a Auradon, si es tan sutil de avisarle a mi tutora —

Comenté con fastidio, sintiéndome como mi ira era consumada a la señorita Fauna alejándome de ella , encima de que tenía órdenes estrictas de que no debía dejarme ir

— Me temo que eso no se podrá, las cosas allá no están tan niveladas como para que usted regresé, además que la hada madrina no está exactamente en condiciones para recibirla —

Anuncia con un nudo en la garganta, para luego eliminarlo con una leve tos.

— Sinceramente, señora Fauna, su opinión no me consta en mi vida, si no quiere comunicar, bien, me iré —

Y sin más que decir, giré sobre mis talones y caminé sin mirar atrás.

— Oh no, esto no es correcto —

Escuche como alardeaba tras de mí, no la escuche correr, pero sí presentí un poco de polvo de hada, pronto algo sobrevoló sobre mí y me obstruyo el sol, a continuación se estampó en el suelo con delicadeza y me obstruye la vista, ahora, su imagen lucía diferente, sus lentes ya no estaban y su cabello había sido transformado hacia atrás y eran similares a las ondas de chocolates que se formaban en una cascada, su vestido era verde vivo, casi podías ver como brillaba con gran intensidad y como sus ojos se transformaban en millones de mariposas que podían revolotear en tu interior -o al menos así lo sentía yo- sus alas eran mágicamente transparentes, pero daban ciertas iluminaciones con el sol, asimilando un arcoíris.

— Debe quedarse en Encantia hasta que el hada madrina pueda tenerla en protección —

Arrullo a mi lado las palabras tomando mi hombros y embobada con su mirada mágica, por un instante le seguí.

Pero, negué con la cabeza y fruncí mi ceño quitando sus manos de encima de mí.

— No necesito protección, de hecho Auradon necesita de mi ayuda, es ilógico que el hada madrina no me quiera allá, es decir... —

Empecé a balbucear lo sabía, algo dentro de mí estaba generando demasiadas preguntas.

— Meido, escúchame, tus poderes no están del todo equilibrados, es por eso que estás aquí, tu hermana está disfrutando de sus viajes, algo que no queremos arruinar, sufrió mucho estrés entre su boda, no queremos tener que llamarla desde donde esté para avisarle sobre lo que ocurre en todo el mundo mágico —

Y entonces me di cuenta, nos tenían tanto a Mal como a mí fuera de esto, tal vez Jay, Carlos y Evie estaban metidos en esos asuntos, tal vez Ben también estaba al tanto de ello, pero prefería que Mal estuviese lejos, no lo sé eran tantas hipótesis que al final no sabía cuáles eran sus respuestas finales.

— Entonces es por eso que el hada madrina me quiere acá... —

Masculle tratando de entender y asimilar lo que sucedía.

— correcto, Meido —

Pero, no entendía, acá también se estaba levantando enemigos, ella misma lo dijo, ¿por qué venir aquí?

— Pero, señorita Fauna, aquí también se está desatando una guerra ¿entonces qué hago aquí? —

— Oh querida —entonces rió por lo bajo y negó con la cabeza, revoloteando en su propio eje y elevándose un poco más— aquí hay más protección que en Auradon, en Auradon hay animales místicos, sí, pero aquí hay más refuerzo mágico para cualquier cosa —

— ¿no ayudarán a Auradon? —

— Auradon está en peligro con la isla de los perdidos cerca, hemos enviado todo los refuerzos posibles allá, la escuela de magos dieron uno de sus estudiantes para Auradon a fin de protegerlos...así que no hay de que preocuparse por ahora —asentí comprendiendo la situación— por eso le pido princesa Meido que se quede al menos unos días con la princesa Sofía, ella la mantendrá hospedada mientras volvemos, por ahora, quédese con ella y aprenda de una de nuestras mejores alumnas, la más noble y buena, ¿quién sabe? Quizás te dé una sorpresa lo que puedes aprender de ella —

— Aprender de una niña dos años menor que yo —

Masculle con desdén.

Sus ojos mostraron compasión con una sonrisa de lado y finalmente desistí a la idea de hacer otra cosa y dije:

— Pero, supongo que podría quedarme un par de días allí, esperando respuestas suyas o del hada madrina —

Sonrió complacida y asintió repetidas veces.

— Y por favor, princesa — se acercó un poco más— no le diga nada a el hada madrina sobre mi confesión —

Alce una ceja y descifre su mirada, estaba preocupada.

Tal vez así o peor estarían las demás hadas con todo esto que estaba sucediendo, tal vez el hada madrina estaba bajo mucho estrés con estas cosas, presentía que esto no se detendría pronto y que algo en mí estaba empezando a inquietarme.

— Por supuesto, hada Fauna —

Finalmente le di la calma que parecía tener y sonrió aún más, suspirando levemente y posteriormente llamando a Sofía.

— Agradecería que pasaran tiempo juntas, enseñarle las cosas principales de una princesa, acostúmbrate a usar vestidos más seguidos y... diviértete como princesa, Meido —

Sofía asintió ante la propuesta y yo solo terminé rodando los ojos y dándome por vencida, tal vez no sería tan malo. Después de todo era mi destino ser una princesa o al menos eso decían todos con tal de no hacerme sentir insegura.

Así que en esto resumía todo... Auradon y todos los mundos mágicos estaban bajo alerta de algún ataque, solo los seres mágicos sabían de la existencia de esta alerta, la especie sin poder que procedía del mundo no mágico, no estaban al tanto de lo que sucedía, así que notoriamente me limite a no preguntar más.

Las hadas que se suponen estaban a mi cargo, estaban fuera de servicio por así decirlo, ahora, me limitaba a estar con una princesa menor que yo, que me enseñaría cómo ser una princesa y como comportarme como una.

Dudaba que me enseñara algo, pero, me limité a aceptar lo que dirían porque tampoco estaba para exigir más de lo normal, no era correcto.

Una vez solas, Sofía se quedó a una distancia considerable, esperando tal vez algo de mí.

— Entonces —suspire profundo— me...ayudarás a ser una princesa, con modales y todo esto, etiqueta y... esas cosas —

Masculle muy a mi pesar aún si poder creérmelo.

— Si, supongo que sí, es a lo que se me llamó y a ti también, pienso que podríamos aprender mucho de la otra ¿sabes? —

Arquee una ceja y pensé en lo que ella podría aprender de mí... y sería gracioso porque no sería nada bueno.

— Si tú lo dices —

Pero deje que ella tomara la iniciativa.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora