Descendientes - El protector de la lámpara

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-MI CAMINO XLI-






— Princesa Meido, esto va en contra del reglamento estipulado por Arabia —

Me quedé estancada en su encantadora presencia, pero ¿quien no? Es decir? El chico era como un ángel.

Pero fueron casi segundos en que mi cuerpo fue separado de aquel chico y al costado de alguien o mejor dicho de Tristán.

Me había rodeado con su brazo y me tenía a un lado, con su ceño fruncido, viendo fulminante a nuestro encantador desconocido.

— ¿quien eres? —masculló Tristán demandante.

El chico solo sonrió nuevamente y con su dedo índice alzado respondió ingeniosamente— mejor dicho la pregunta es ¿que soy? —admitió

— vaya, entonces no será difícil responder ante nosotros —comentó Tristán encantado.

El chico encantador solo fue capaz de sonreír nuevamente y dirigirme una mirada— Gracias por liberarme —

— será mejor que seas cuestionado frente a mi familia —fue entonces cuando la voz de Alía volvió a aparecer— de lo contrario, Meido serás acusada de traición con los acuerdos de paz con Auradon y serás encerrada en el calabozo junto con este chico —Alía estaba furiosa.

— me gustaría quedarme a charlar con ustedes —indicó el chico encantador estirándose felizmente— pero, debo hablar con el Sultán Ahmed Bolonius I de Arabia —

Seguido de esto solo fue capaz de mirar todo a su alrededor, entre asombrado y feliz.

— ¿Cómo conoces al Sultán Ahmed Bolonius I de Arabia? —

Algo no cuadraba.

¿Quién era ese sultán?

— ¿lo conoces? —cuestionó emocionado hacia Alía.

— no lo llegue a conocer —masculló Alía con recelo.

Pero en todo este momento no me había dado cuenta de que Tristán aún me tenía en sus brazos.

Fue entonces cuando el chico encantador giró su presencia y pensé que se iría, pero no fue así, tomó mi cetro entonces, mientras lo limpiaba y pulía— supongo que esto es tuyo —comentó estirando hacia mi.

Lentamente me despedí de Tristán y este no se negó, soltando también, por lo que volví cerca del chico y tome mi cetro.

— ¿quien es el Sultán Ahmed Bolonius I de Arabia? —cuestione recobrando el aire.

— muy buena manera de canalizar tu energía, pero deberías dejar que fluyera dentro de ti —tiro como consejo justo después de terminar de hablar.

— la chica te pregunto algo —aún estaba exaltado, Tristán.

Pero el chico no parecía negarse a responder— es el sultán de Arabia, él me pidió que viniera aquí con la lámpara —

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora