Descendientes - Noche Mágica I

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-MI CAMINO LXIX-








El baile había empezado, podía escuchar como la canción hacía resonar el gran castillo, mis nervios me comían por dentro, pero también había una enorme satisfacción en mi corazón con esto, porque de alguna manera había una pequeña parte de mi, que me decía que esta noche sería maravillosa y aunque las ventanas estuvieran cerradas el castillo blanco por dentro era totalmente helado, aún así procure caminar lo más rápido posible, tal vez entre tanta gente podría ser un poco más tranquilo.

En Auradon las fiestas eran de diferentes colores ¿como sería acá? seguro todos estarían pálidos bailando y yo solo sería la colorida con este tipo de traje, reí para mis adentros, porque me había convertido en algo como Auradon, aún así había añadido algo a la obra de arte del costurero y me tome la iniciativa de hacerlo lo más pasable posible, pues en mis manos había mantenido uno especie de guantes muy de princesa, con la finalidad de no chocar mi mano contra el frío de manera brusca, un pequeño hechizo nomas.

Mis zapatos eran perfectos para esta ocasión, estaba sola en este pasillo y eso que aún no había bajado las escaleras que realmente me guiarán a el gran baile.

¿cómo estaría Tristán? seguramente su costurero habría hecho un gran trabajo con su atuendo de esta noche.

Sonreí.

Y el pasillo parecía más y más extenso, algo cierto en esto es que era mi sonrisa aún estaba plasmada en mis labios y que este castillo era más decorado que el de Ben o al menos lo que había alcanzado a ver en ese momento

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Y el pasillo parecía más y más extenso, algo cierto en esto es que era mi sonrisa aún estaba plasmada en mis labios y que este castillo era más decorado que el de Ben o al menos lo que había alcanzado a ver en ese momento.

Aunque creía que la razón era porque este guarda su ambigüedad, mientras que en el de Ben era un poco más actualizado.

Curioso.

Me fijé que aún llevara mi anillo, el cetro debía estar bajo mi mirada, recordé que el cetro del hechicero lo tenía Diaval, aunque no sabía dónde estaba, presentía que podría cuidarlo bien, finalmente cuando pude bajar las escaleras lo hice lentamente pero con una rapidez moderada, si lo hacía muy apurada tal vez caería al suelo por culpa de estos zapatos.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora