—¡Nos vamos de viaje a Gesell!—gritó emocionada, me atragante y abrí mis ojos de par en par.
Con Juli siempre quisimos ir a Gesell, era un viaje que teníamos pensado hacer las dos juntas.
—¿Posta?
—Si dale boluda, arma la valija que nos vamos mañana—sonrió.
Me levanté de la silla, la fui a abrazar y llenarla de besos por toda la cara.
—Para inmunda de mierda, salí de acá—me apartó, la mire mal—No boluda, que sos una chancha, mira—señaló un trozo de tostada que se me había caído de la boca.
—Aghahy buskss nefhka—dije con la boca llena.
—¡Come, traga y después habla!
—Dije que ay bueno nena.
Terminé de desayunar, lleve las cosas para limpiarlas y me dirigí a mi pieza para ir haciendo la valija.
A la tarde empezó a llover bastante fuerte y con Juli decidimos hacer buñuelos de crema acompañados de una chocolatada y un poco de Netflix.
Nos fuimos a acostar temprano porque teníamos el vuelo a Gesell a primera hora de la mañana.
A las 6 de la mañana sonó el despertador, me levanté y me fui al baño para pegarme una ducha.
Salí del baño y Juli estaba sentada apoyandose en el respaldo de la cama con el celu.
—Dale Ju que vamos a llegar tarde boba—la apuré
—Ya voy—rodó los ojos y se levantó para meterse en el baño.
Terminamos y fuimos al aeropuerto para empezar a hacer todos los trámites. Una vez ya estabamos sentadas en el avión mientras se organizaban, subí una foto con Juli.
° ° °
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beluulafuente Gesell nos espera💃🏻💣🍍💛!! @juliidguez
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Después de eso salí de todas mis redes sociales y puse el celular en modo avión, acto seguido coloque mis auriculares mientras miraba por la ventana
Llegamos y hacia muchísimo calor, nos íbamos a quedar en una casa alquilada por dos semanas, cerca de las famosas y lindas playas de Gesell teniendo unas hermosas vistas de las mismas.
—Eu, ¿vamos a dar una vuelta?—propuso mi amiga saliendo de la cocina con un vaso de jugo.
—Dale, bancame que me cambio—subí las escaleras.
Me puse un vestido verde agua suelto, un poco de rimel, perfume y me deje el pelo suelto no quería ir muy cargada a la playa.
Metí en una mochilita mi celu, las llaves, plata y una manta para tirarnos en la arena.
—Ya estoy, ¿vamos?—asintió y se levantó del sillón para irnos.
Estábamos caminando por la playa y puse la manta en la arena para luego sentarnos. Nos pusimos a hablar boludeces como siempre.
—Che, ¿que onda con Khea?—pregunté con el ceño fruncido.
—Nada boba—hizo una pausa—Hablamos de vez en cuando.
—Apa, a ver si cuando vuelva para Buenos Aires te llevo conmigo y lo conoces—la miré divertida haciendo que ella se ponga colorada—Ay ella lo quiere ver.
Me dio un golpe leve en el pecho.
—Voy a buscar unos helados, ¿queres?—pregunto con una sonrisa, asentí—¿De que lo querés?
—Frutilla a la crema y banana split.
—Bueno, ahora vengo—se levantó pero antes de que se fuera hice un sonido con mi boca haciendo que ella me miré. Le hice señas para que viniera, ella de mala gana y con la mayor paja del mundo vino despacio.
—Que paso—revoleo los ojos.
—Toma—le dí plata.
—Boluda, ¿para esto me haces venir?—preguntó cansada, le extendí el dinero otra vez y ella lo agarro para después mírame mal—Ahora si me voy.
Asentí y sonreí.
En un momento alguien me tapó los ojos haciendo que me asusté.
—¿Quien sos?—pregunté con una poco de miedo, escuché una risita.
—Hola hermosa.
Pude notar la sonrisa que se le dibujaba en el rostro, haciendo que también lo haga.
