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—¿No te cansas de insistir?—solté una risita.

—El tema acá no es insistir—hizo una pausa—No me canso de vos que es muy distinto.

Lo miré fijamente a los ojos y estos le brillaban, segundos después escondí mi cara en su cuello al recordar las últimas palabras que había dicho.

—¿Te pusiste colorada?—rió y me acarició el pelo—Mirame eu.

Levanté mi cara y lo ví con una sonrisa de oreja a oreja.

—No me mirés así—dije tapando mi cara con las manos.

—¿Por qué? ¿Te pongo nerviosa?—soltó una risita.

—Si, tarado—le pegué en la cara despacio.

—No podes ser tan linda, nena—me agarró de los cachetes y estampó sus labios con los míos.

Puso sus manos en mi cintura y me agarro fuerte mientras que yo pasaba mis manos alrededor de su cuello.

El beso empezó siendo lento hasta que deje que Nacho introduciera su lengua para investigar toda mi cavidad bucal, al par de segundos se unió la mía y había una pequeña lucha entre ambas.

El no paraba de besarme y en eso hizo un leve movimiento y me dejo debajo suyo, busque el dobladillo de su remera y la saque rápidamente.

Pase mis manos por su pecho y abdomen, a los pocos segundos el metió su mano por debajo de mi remera y tocaba, masajeaba y apretaba mis pechos.

Un pequeño gemido salió de mi boca y el me callaba con pequeños besos mientras seguia haciendo lo mismo.

Bajó un poco y empezó a atacar mi cuello; dejando besos húmedos y de vez en cuando subiendo para lamer el lóbulo de mi oreja, mis piernas enflaquecieron ante tal acto.

Volvió a mi cuello y con su lengua empiezó a lamer, sus labios a chupar y sus dientes a morder, volviendome loca al instante.

Sacó mi top despacio y empezó a hacer un camino de besos desde mi cuello hasta mi entrepierna donde se paró.

Me miró y sonrió, yo hice lo mismo y lo besé. Nacho sacó mi pantalón de una manera dolorosamente lenta, haciendo que me empiece a desesperar.

Sin yo esperarmelo metió su mano por encima de mi ropa interior, sus dedos se movían arriba y abajo.

Inconscientemente levanté mis caderas haciéndole saber que me gusta lo que está haciendo. El siguió con su tortura, lenta, arriba y abajo, círculos. Y empece a necesitar más, mucho más.

—Nacho por favor.

—¿Querés que siga?—preguntó mirándome a lo que yo asentí.

El me hizo caso y bajo mi tanga, para tener mejor acceso. En el momento en el que sus dedos hicieron contacto con mi cuerpo, cerré los ojos y arqueé mi espalda.

Sus dedos estaban haciendo tanta magia que ponía mis ojos en blanco y agarraba las sábanas.

Tenía la respiración agitada y el corazón me iba a mil por hora, volví a levantar mis caderas. Perdí el autocontrol, al sentir sus manos por mi todo mi cuerpo.

Estaba cerca del orgasmo y el pareció saberlo porque empezó a acelerar sus movimientos, arriba y abajo, sin querer empecé a temblar y cuando quise acordar ya había llegado al orgasmo.

Todo mi cuerpo explotó y miles de sensaciones recorrieron cada parte de mi, haciéndome gemir tan fuerte que Nacho me tuvo que tapar la boca.

Le agarré la cara y lo acerqué a mi, —Quiero más, porfa—uní nuestros labios y pude sentir la sonrisa de Nacho entre medio del beso.

Se separó un poco y se arrodilló entre mis piernas, desabrochó sus pantalones tan rápido que hasta a mi me sorprendió.

Volvió a mi boca, empezó a pasar sus manos por mis piernas desnudas, mordí su labio inferior por lo que estaba haciendo y el gimió.

Lo extrañaba, a pesar de las cagadas y todas las pelotudeces que se había mandado conmigo, lo extrañaba y sobre todo había marcado un papel muy importante en mi vida.

Corté el beso y lo volví a mirar, tenía la boca roja e hinchada de tantos besos supongo que yo estaría igual y los ojos le brillaban de una manera impresionante.

Unió devuelta nuestros labios y esta vez nos besabamos tierna y lentamente, el como pudo se saco el calzón y en cuestión de segundos sentí su miembro contra mi muslo, lo necesitaba ya dentro de mi.

—Dale, no aguanto—solté con la voz entrecortada, el soltó una risita y lamió mi labio inferior.

Alargó su mano hasta la mesita de luz y agarró un forro cuando quisé acordar ya lo tenia puesto.

Y entonces paso, Nacho empezó a entrar lenta y dolorosamente en mí, me penetró por completo y gemí casi al instante. Se quedó quieto sin moverse por un par de minutos.

Y esos minutos se basaron en besos, mordidas y lamidas por todo mi cuerpo de el, haciendo que me exite más de lo que estaba.

—No seas forro, hacelo rápido por favor—insistí mirándolo fijamente.

Acotó las órdenes y empezó a moverse lentamente, estaba tan mojada y no había nada mejor que sentirlo. Dentro, fuera, dentro, fuera.

Quería que vaya más rápido, así que enredé mis piernas alrededor de la cintura de Nacho y puse mis manos alrededor de su cuello, besandolo y gimiendo en su oido como nunca.

Por segunda vez en la noche sentí el orgasmo y volví a gemir alto. Nacho no se lo pensó ni dos veces y empezó a callarme a besos.

En cuestión de segundos el también estaba gimiendo y sus movimientos empezaron a ser torpes y más rápidos.

Se vinó y cayó encima de mi pecho, nuestras respiraciones eran muy agitadas y permanecimos unos minutos en silencio para tranquilizarnos mientras tanto le hacía caricias en el pelo a Nacho.

En un momento el levantó la cabeza, se acercó a mi y me dió un corto beso, —Te amo mucho, sos la mejor.

—Yo también te amo mucho—le dí un corto beso.

la hermana de dam ; eckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora