12 de Abril de 2018
Buenos Aires, Argentina.Sonó el ruido de la alarma de mi celular, me desperté de golpe y la apagué.
Me estiré un poco y me levante, me tenía que preparar para ir al aeropuerto, tenia que ir a buscar a Julieta que por cierto llegaba en menos de una hora.
Agarre lo primero que ví en el placard y me fui directo al baño para pegarme una ducha rápida.
Una vez lista, bajé y agarré un par de facturas y un jugo, ya estaba llegando tarde y Julieta me iba a matar.
—¿A dónde vas?—preguntó mi hermano con el ceño fruncido.
—¿Me podes hacer un favor?—junté las manos en forma de súplica.
—Depende—levanto los hombros.
—¿Me podes llevar al aeropuerto? Tengo que ir a buscar a Juli y ya estoy llegando tarde—expliqué rápidamente.
—Sos un desastre, Belén—rodó los ojos y se levantó-Vamos.
Sonreí y me acerqué a él, —Gracias sos el mejor—le agradecí y lo abracé.
Rodó los ojos y agarró las cosas para empezar a ir al aeropuerto, el camino fue bastante corto ya que el aeropuerto no quedaba muy lejos de mi casa.
—¿Como vas con lo del departamento?—saltó mi hermano derrepente.
—Bien, bastante la verdad-hice una pausa—Papá y Carlos ya me ayudaron a llevar las cosas ahora falta que Juli venga y listo.
—¿Estas contenta que por fin sos independiente?—preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.
—Obvio, vos tendrías que hacer lo mismo—lo miré y solté una risita.
—Pero ni en pedo, yo me quedo con papá a muerte—explicó mientras aparcaba el auto, no dude en soltar una risita.
Mi papá y mi hermano eran muy unidos, siempre iban a todos lados juntos, cuando mis viejos se separaron nosotros podíamos decidir con quien quedarnos y el sin duda eligió a mi papá.
—Claro, porque te rascas a dos manos—contesté bajando del auto.
—Deja de mentir, nena—me retó mientras salía del auto.
—Sabes que es verdad por eso te calentas—solté una carcajada—¿Nena? Soy una mujer independiente ya—contesté orgullosa de mi.
Y lo estaba, había acabado la carrera que estaba estudiando y tenía un buen título, aparte de que nada más acabar ya había conseguido trabajo y de vez en cuando iba a trabajar al Mc.
—Bueno, ya sé le subió el ego a esta piba—habló mi hermano sacándome de mi pequeño trance.
—Sabelo
Estábamos entrando en el gran aeropuerto de Ezeiza, caminábamos por todos los pasillos de este hasta llegar a donde salían los pasajeros.
—Be—me avisó Dam a lo que yo me giré—Voy a comprar, ¿queres algo?
—Compra un paquete de gomitas porfa—hice puchero y mi hermano rió.
—Dale, esperame aca con Juli—ordenó antes de verlo desaparecer entre la gente.
Salían y salían pasajeros por las puertas sensoras menos Julieta, cinco minutos después vino mi hermano con un paquete de gomitas, lo abrí y empecé a comer mientras seguía mirando para la puertas.
En una de esas salió mi amiga Cordobesa manejando un carrito con tres valijas de unos veinte kilos cada una, empezó a visualizar por toda la zona hasta que mi hermano levanto la mano y empezó a hacer señas para que esta se de cuenta.
Ella abrió los ojos, soltó un gritito y se acercó rápidamente hacia nosotros. Dejó el carrito a un lado y no dudo en saltar para abrazarme.
Sentí las lágrimas Juli en mi remera, la abracé más fuerte hacia bastante que no nos veíamos y para ser más concretos desde la vez que Seven nos presentó a Agustina.
Y no es porque no quisiéramos sino porque no podíamos, hacia dos días que había vuelto de Córdoba y no había tenido la oportunidad de verla porque tenía los últimos parciales y eran muy importantes para ella.
Saludo a mi hermano y agarramos las cosas para dirigirnos a nuestra nueva casa, tardamos alrededor de treinta minutos ya que estaba en la otra punta de la ciudad.
—Bueno, llegamos pequeñas—habló mi hermano mientras frenaba en frente de la casa.
—Gracias Damsito, lindo volver a verte—lo saludó Juli con un beso en su cachete.
—Igualmente hermosa—contestó tiernamente.
—Chau negro—cerré la puerta con todo y abrí el baúl para sacar las cosas de mi amiga.
—Chau adoptada—me tiro un beso y se fue.
Entramos y dejamos las valijas a un costado y Juli se tiró en el sillón.
—Dale Ju, acomodamos y después nos rascamos, solo falta tu ropa y ya—comenté moviéndola.
—Bueno, bueno—dijo cansada y se levantó vagamente.
Agarramos las valijas y las llevamos a la segunda planta, entramos en su pieza y empezamos a acomodar la ropa y toda la habitación.
Pusimos música y tomábamos mates para hacer más entretenida y más rápida la tarea. A todo esto se hicieron las seis de la tarde y bajamos al living.
—Estoy re cansada—habló mi amiga mientras se tiraba en el sillón nuevamente.
—Yo también, tu pieza es enorme nena—me queje y me senté también.
—Bueno che—me miró y se sentó—¿Sale Netflix como siempre?
—Me re pinta—sonreí—¿Pido unas pizzas?—pregunté con el ceño fruncido.
—Me parece bien.
Me levanté del sillón y fui a buscar el teléfono fijo a la cocina junto a la carta de una nueva pizzería de la ciudad mientras que Julieta buscaba alguna película o serie, lo más seguro que es que sea un serie porque le encanta engancharse.
—¿Cuál vas a poner?—grite desde la cocina.
—Es una serie, se llama los 100 vi la descripción y está buena—comento y al par de segundos volvió a hablar—¿Pediste?
—Sí, ya pedí—hice una pausa—De una lo de la serie esa—dije levantandome y volviendo al living.
Me senté al lado de Juli y empezamos a ver la serie que había elegido la recién nombrada, tenía razón estaba buena y era bastante entrenida.
Después de veinte minutos nos encontrabamos en el sillón comiendo nuestras pizzas, yo había pedido la típica jamón y queso y mi amiga con piña.
—Terminé con Khea—soltó derrepente, a lo que yo desvíe la mirada de la televisión y la mire—Me cuerneo con una de las del video de Cubana.
No me salía ninguna palabra, se lo que se sentía que te cuerneen, ya lo había vivido hace un año y un par de meses.
Soltó una risita a lo que yo fruncí en el ceño, —¿Sabes que es lo más gracioso?
Negue repetidas veces y hablé, —No.
—Que pensaba que era diferente y que podíamos mantener una relación a distancia pero ya veo que no—dijo con un hilo en la voz a lo último.
Dejé la caja de pizza en la mesa ratona y me acerqué a ella para poder abrazarla, sentí sus lágrimas nuevamente en mi remera y la abracé más fuerte si es que se podía.
Juli es una de esas chicas que se encariña muy rápido y no me extrañaba que estuviera asi después de la relación con Ivo que cabe destacar que estuvieron un año y tres meses.
Después de estar un rato así, me levanté y me fui a la cocina. Mi amiga me miraba con el ceño fruncido y confundida.
Al par de segundos volví al living con una Coca-Cola en una mano y con una botella de Fernet en la otra.
—Hoy en la pera—hablé a lo que ella con los ojos hinchados, me miró y sonrió.
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la hermana de dam ; ecko
Fanfiction❝ simplemente no quiero que me veas cómo la hermana de tu mejor amigo ❞