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—Te tengo que dar algo—sonrió, fruncí el ceño e hice un movimiento con la cabeza.

Saco una pequeña cajita de su bolsillo y me la dio. La agarré despacio y lo mire sonriendo.

La abrí y era un anillo con una rosa en medio, pusé cara de sorprendida.

—¡Me encanta!—grite, me lo puse y lo besé—No te hubieras molestado.

—¿Querés que lo devuelva entonces?—rió y yo rápidamente negué. Se acercó y me dió un corto besó—¿Vamos?

—¿A dónde?

—Es otra sorpresa—respondió con una sonrisa mientras yo soltaba un suspiro.

Me agarró de la mano para entrelazarla con la suya y caminamos alrededor de unos 10 minutos. Nos paramos frente a un hotel enorme.

Entramos y Ecko pidió las llaves para la habitación.

—No, no, esto si que no.

—¿No que?—pregunto con un sonrisa divertida, lo mire obvia—Dale amor, es una noche no más—suplico e hizo puchero.

—Bueno, dale—revolee los ojos.

—Bien ahí—dijo acercándose a mi para darme besos cortos pero seguidos—Te amo.

Sonreí.

Nos dirigimos a la habitación y era muy grande aunque lo que más destacaba eras las vistas, eran increíbles.

—Y... ¿te que parece?—preguntó mirandome con una sonrisa de oreja a oreja.

—Te fuiste al carajo—contesté observando detalladamente toda la habitación.

—Esa era la intención.

Se acercó a mi y puso sus manos en mi cintura mientras que yo ponía mis brazos alrededor de su cuello. Acto seguido me jaló de las piernas para tenerme encima suyo.

Me tenía agarrada de la cola, como pudo me llevó a la cama y me apoyó cuidadosamente en ella.

Se quedó arriba mio y empezó a depositar besos humedos por mi cuello, de mi solo salian pequeños gemidos y jadeos que Ignacio intentaba callar con pequeños besos.

En un momento lo agarre de los cachetes y profundicé el beso, estuvimos asi un buen rato.

Busqué el dobladillo de su remera para sacársela, no tardé mucho en encontrarlo, el volvió a mi cuello pero además de besos, lo acompañaban pequeñas mordidas y algún que otro chupón.

Hice un leve movimiento y me quedé arriba de el apoyándome en su erección haciendolo gemir un poco.

Me saqué el vestido y empecé a hacer lo mismo que el pero sumandole movimientos en círculos arriba de su erección sientiéndolo cada vez más duro.

—¡Ah Belu!—se quejó al apoyarme en su erección, agarrandome fuerte de la cintura.

Yo sonreí y dejé un camino de cortos besos por todo su pecho hasta llegar a su pantalón, desabroché el botón y los baje, dejándome ver los calzones azul marino que traía.

Bajé poco a poco sus calzones, lo mire y ahí lo vi mirándome con una sonrisa de oreja a oreja, me acerqué a él y le di un beso chiquito en la comisura de los labios, volví a bajar.

Le di un beso en la punta y me lo metí adentro de a poco y con un ritmo muy lento. Nacho tiro la cabeza para atrás, cerró los ojos y empezó a soltar gemidos.

—Ma-más rápido—soltó agitado

Besaba, chupaba y mordia suavemente su miembro hasta que acabó en mi boca.

—Me toca—dijo mientras me agarraba, sonreí y me levanté—Ponete así y sacate la ropa interior.

Yo lo mire con los ojos abiertos de par en par pero me saqué la ropa y me puse como me dijo.

—Te va a doler un poco, ¿cuando quieras parar me decís, escuchaste no?—asentí cabizbaja—Eu, mirame.

—¿Qué?—me di la vuelta para poder verlo a los ojos.

—Sino queres no lo hacemos.

—¡No! si quiero, dale—le dí un beso.

Me miro y sonrió, me volví a colocar como estaba, Nacho me hizo una colita improvisada y...

la hermana de dam ; eckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora