la hermana de dam ; ecko

04

—¿Estas cómodo?—pregunté con una sonrisa y mirándolo de reojo.

—Re, no te muevas—contestó con los ojos cerrados y una sonrisa sin dientes.

—Tengo que ir a darle la mema a Thiago—revolee los ojos.

—Pendejo de mierda—susurró.

—¡Es un bebé, Nacho!—grité y le pegué en la nuca.

—Perdón—rió—Parece que lo querés más a él que a mi.

—Y obvio, si es mi novio—respondí con una sonrisa y levantándo los hombros—Y el por lo menos no me cuernea.

A Ignacio se le cambio la cara en dos segundos, le sorprendió que le dijera eso, no se lo esperaba tan directo.

—Yo soy tu novio—remarcó el “yo”

—Seguí soñando—hablé con los ojos entre abiertos.

—Veremos con el tiempo, yo no me rindo facíl—sonrío.

—Yo que vos me rindo, para mi no existen las segundas oportunidades—respondí mirándolo.

—Yo soy la excepción, linda—me guiñó un ojo. Subí las escaleras y fui a mi pieza.

—Hola hermoso—miré a Thiago, este desvió la mirada del televisor y me sonrió—Mira lo que te traje.

Me estiró las manitas para que lo agarrará en brazos.

—¿Por qué sos tan lindo?—pregunté con una sonrisa y acariciandole el cachete.

—No sé—habló una voz atrás mio.

—Bajale un toque al ego vos—respondí mirando a Thiago.

Se acercó a mi y apoyo nuevamente su cara en mi hombro mientras miraba a Thiago.

—¿Te imaginas el día que estemos así con nuestro hijo?—sususrró mientras me abrazaba por la cintura.

Y es que sí, en su tiempo yo me imaginé un futuro con Nacho, con nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra mascota y nuestra familia.

Me acuerdo que en fin de año me hizo una pregunta parecida a la de recién.

—Feliz año mi amor—le dí un beso en el cachete.

—Primera de muchas fiestas juntos, Be—susurró en mi oido mientras me abrazaba.

—Si, que lindo—respondí con una sonrisa.

—Espero que siga así todos los años. ¿Te imaginas cuando estemos con nuestros hijos y con el perro, celebrandoló?—preguntó esta vez mirándome.

—Callate boludo, te estas mandando cualquiera—reí y acto seguido le dí un beso.

—Que te reís de mis planes de futuro vos, pendeja—río y me agarró del cachete.

—Tenemos 17 y 18 años, ¿Y vos ya pensas en hijos y el perro?—reí.

—No me saqués la ilusión, che—dijo de brazos cruzados y haciendo puchero.

Lo agarré de los cachetes y uní nuestros labios, —Bueno no te la sacó, perdón.