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Bajé las escaleras con una sonrisa en la cara después de haber dejado así a Nacho.

Entre en la cocina y la mesa ya estaba puesta solo faltaba que mi mamá terminara de poner las milanesas e Ignacio apareciera.

Me senté en la mesa, enfrente mío tenía a Leandro y lo miré con una sonrisa.

—¿Qué paso que venís con esa sonrisita?—preguntó con una ceja levantada.

—¿Que me dejas solo en tu pieza?—dijo Nacho apareciendo en la cocina después de unos minutos.

—Si no te apuras...¿qué querés que haga?—levanté los hombros y le sonreí.

—Que esperes a tu novio eso quiero—contesto mientras se sentaba a mi lado.

—Es que sos muy lento amor—solté aproposito lo último.

—¿Querés ver si soy lento o no?—me miró picaro.

—Eu, ojito con los comentarios atrevidos ustedes dos—nos retó mi mamá.

—Dejalos ser, mujer—contesto Leandro mirándola—Como si nunca lo hubieras hecho vos...

Nosotros nos empezamos a reir mientras mi mamá fulminaba con la mirada a Leandro y se sentaba a su lado.

—No te enojés—habló Leandro mientras abrazaba a mi mamá—Son pendejos, dejalos disfrutar.

—Ya sé que son pendejos pero igual—lo miró—Vos los defendés porque no tenes hijos y no sabes lo que molesta.

—Nacho es como si fuera mi hijo aunque no lo ví crecer ni lo crié y Belén también, ella sabe porque lo digo y a que me refiero.

—Gracias—contesté haciendo referencia a todo lo que había hecho por mí desde que me separé de Nacho hasta ahora.

Estábamos comiendo tranquilamente hablando de temas bastante triviales hasta que sentí la malo de Nacho sobre mí pierna, me puse incomoda y como pude se la intenté quitar cosa que no conseguí porque me apreto mas fuerte.

Lo miré enojada mientras el se hacia el boludo y mantenía una conversación con Leandro sobre su carrera musical.

—Bueno, ¿pueden contar eso que era tan importante?—solté de repente y todos me miraron.

—Uh verdad—contestó Leandro mientras se daba un golpe en la frente y nos reíamos.

—Bueno dale, cuenten que mi nena se desespera—comentó Nacho riendo y dandome un beso en en el cachete.

—Amo la pareja que hacen te juro—habló mi mamá con una sonrisa de oreja a oreja.

—No veo la hora de verlos vestidos para el casamiento—acotó Leandro mirándonos.

—¡¿Casamiento?!—grité con los ojos abiertos de par en par.

—Te mato—dijo mi mama e hizo una pausa—Yo no quería que se enterasen así.

—Bueno eh—se quedó en silencio y miró a mi mama—¿Perdón?

—Jodeme que se casan ma—la miré y ella asintió con una sonrisa.

Me acerqué a ella y la abracé lo más fuerte que pude mientras se me empezaban a caer las lágrimas.

—No llorés hija—susurró mi mama mientras sobaba mi espalda.

—No seas maricona, nena—acotó Leandro riendo mientras Ignacio terminaba de darle las felicidades por su casamiento.

Me separé un poco de mi mama y lo miré seria a Leandro no aguante mucho porque segundos después tenía una sonrisa en mi cara y me acercaba a el para felicitarlo.

—Gracias por ser la persona que sos, Lea sos como un segundo papá para mi, posta—lo abracé fuerte—Te quiero mucho.

—Me vas a ser llorar nena, para—se quejó riendo y paso una mano por mi espalda.

Reí un poco y me separé de el para mirarlo, tenía los ojos cristalinos y me miraba con ternura. Me voltee y vi a mi mamá al lado de Ignacio con una sonrisa.

—Hay una cosa más—me miro mi vieja.

—¿El que?—dije mientras me sacaba las lágrimas con la mano.

—Queremos que vos seas la que lleve los anillos—explicó con una sonrisa—¿Queres?

—Ay..¡Obvio ma!—me acerqué para abrazarla de nuevo—¡Claro que quiero!

—Bueno, me alegro entonces—besó mi frente.

—¿Cuándo la van a hacer y donde?—pregunté con el ceño fruncido.

—Todavía no sabemos, está complicado—río Leandro.

—Vos no te preocupés que cuando sepamos vas a ser la primera en enterarte.

—¿Ignacio que?—solté derrepente.

—¿Qué pasó?—preguntó confundida mi vieja.

—¿Por qué tuvo que venir hasta aca?

—¿No querías que este?—saltó Nacho de brazos cruzados, lo mire y negué varias veces con una sonrisa en la cara—Listo, así quedamos.

—Porque va a ser tu pareja en la boda y porque queríamos verlos a los dos juntos—levantó mi mama los hombros.

—Ah boe—rodé los ojos.

Terminamos de comer, ayude a mi mama a levantar la mesa y a lavar los platos mientras que Leandro se iba a living a preparar la película que iba a ver con mi mama y Nacho se iba a la pieza a saber para que.

Guarde el último plato en el mueble y me seque las manos con un trapo. Pase por el living, me despedí de Leandro y de mi mama y me fui a la pieza.

En la cama encontré a un Ignacio con el celular en sus manos y una cara de orto impresionante.

—Que carucha me traes Nachi—dije mientras cerraba la puerta y me iba al placard para sacar y ponerme el pijama.

No recibí respuesta por lo que supuse que estaba enojado conmigo o no sé.

—¿No me pensas hablar?—lo miré con una sonrisita.

—No, estoy enojado con vos—me miró y después bajo la cabeza para seguir con el celular.

—Ya me hablaste—reí—¿Por qué te enojaste bebé?—me acerqué a la cama y me senté.

—¿Pir qii tivi qii vinir histi ici?—me imitó con voz de nena.

—Ay no era para que te lo tomaras así, gordo—rodé los ojos.

—Estoy enojado y nada va a hacer que cambie de opinión—se cruzó de brazos.

Me acerqué a él y estampe mis labios contra los suyos, —Perdóname morocho hermoso.

—Mmm no—contesto sin ninguna expresión.

—Dale gordo—le seguí dando cortos besos y seguimos mientras me sentaba arriba de el.

Me agarró de la cintura y me apretó contra el, —Bueno te perdono porque me encanta cuando te pones así.

—Sos un lindo—lo agarré de los cachetes y le dí un beso en la comisura de los labios.

—Vos sos linda—me devolvió el beso e hizo una pausa—¿La seguimos?

la hermana de dam ; eckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora