Capítulo 4 - Neón

454 32 15
                                    

El sábado pasó demasiado lento para mi gusto. Estaba muy nerviosa y no podía concentrarme en ninguna de las tareas de la universidad. Cada vez que me ponía a estudiar pensaba en qué iríamos a hacer esa tarde. ¿Me llevaría al cine? No me gustaba para una cita, mucho menos para la primera, da la sensación de que no hay nada de lo que hablar y que vais ahí a matar el tiempo, además de que impide que conozcas a la persona. ¿Iríamos al centro comercial? Ahí había más opciones, tal vez la bolera o simplemente ir de compras... No, no, no, no me gustaba ninguna de las opciones, ¿por qué habría dicho que sí?

En realidad una parte de mí se moría de ganas de salir, pero la otra estaba aterrada. Llevaba tres años sin tener una cita, los mismos que llevaba sin Toneri. Nuestras citas habían sido desastrosas, horribles, llegando a un punto en el que ninguno de los dos nos encontrábamos a gusto. Las últimas veces que salimos, yo fingía que tenía que volverme antes para ayudar a mi hermana, incluso sentía ganas de vomitar mientras iba hacía su casa, algo que solo desaparecía cuando me alejaba de él.

Solamente había salido con él en mis 22 años y no había sido una experiencia muy agradable. ¿Y si todas las citas eran iguales? Conversaciones escasas, sexo incómodo y problemas sin solucionar, eso es en lo que mi mente pensaba cada vez que oía la palabra "cita". Sabía que no tenía por qué pasar eso, pero era lo que conocía. Además, mis amigas no habían mejorado esa idea. Tenía el ejemplo reciente de Tenten con mi primo, uno de los pocos hombres en los que confiaba que fueran diferentes, pero la vida es extremadamente cruel. Eso sin contar que ella tampoco había salido muy bien de sus anteriores relaciones. Alguna vez había confesado que, si algún hombre volvía a hacerla daño, acabaría cumpliendo los insultos que le decía la gente y se volvería lesbiana, así al menos se lo dirían con motivo. Por si eso no fuese poco, mi hermana no ayudaba al no soportar a un hombre más de dos semanas.

Con los nervios apenas pude comer. Jugué con los guisantes de mi plato bajo la atenta mirada de mi hermana, pero milagrosamente ella no dijo nada sobre el tema. Me informó de que esa tarde saldría, así que no la esperase despierta. No le dije que yo también saldría para evitar un interrogatorio, pero cuando me vio prepararme no pudo quedarse callada.

-¿A dónde vas?

-He quedado.

-¿Con Tenten?

-No.

Hanabi recorrió la distancia que nos separaba y me quitó el jersey de las manos.

-¿Con quién irás? -preguntó con curiosidad.

-He quedado con un compañero del trabajo.

En cuanto respondí a eso me arrepentí. Mi hermana gritó eufórica y me sometió al tercer grado.

-¿Es guapo? ¿Te trata bien? ¿Qué piensas ponerte? ¿Quieres que te ayude?

-Han...

Pero no me oía. Estaba revolviendo mi armario buscando un conjunto más adecuado. Yo había optado por unos vaqueros cómodos y un jersey, no pensaba arreglarme excesivamente para la ocasión, pero mi hermana sacó un vestido lila de manga larga y me pasó unas medias negras semitransparentes. Cuando la vi sacar la caja de los tacones no pude aguantar más.

-¡Hanabi! -grité-. Me niego, para ya, es mi cita.

-¡Acabas de reconocer que es una cita! -exclamó, ignorando el resto del contenido de la frase, mientras daba saltitos de felicidad.

-Céntrate -le pedí. Al menos, conseguí que dejase de saltar-. No sé a dónde voy a ir, así que me niego a ponerme tacones y esas medias. Además, para mí es solo un amigo, así que no.

Libertad (Naruhina AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora