Epílogo

444 30 11
                                    

-¡Boruto, ten cuidado! -le gritó Naruto a nuestro hijo cuando le vio tirarse a la piscina. El pequeño tenía cuatro años, pero ya era un trasto de cuidado.

-No te preocupes, tate, ya voy yo -dijo mi pequeña cuñada.

Naruto asintió y volvió a sentarse en la tumbona a mi lado. Mito, su hermana pequeña y llamada así por su abuela, tenía apenas ocho años, pero cuidaba a la perfección de Boruto. Ella había heredado el cabello y los ojos de Kushina y verla junto a Boruto, el cual era idéntico a Naruto, era muy curioso.

-Así es como deberían haber sido las cosas -se recordó Kushina, melancólica.

-Ay, mamá, ¿no crees que es mejor así? -le dijo Naruto-. Imagínate habernos tenido a los dos, con lo trasto que yo era.

-Eso es lo que os va a pasar a vosotros -repuso mi suegra.

Sonreí ante eso y acaricié mi enorme tripa. Estaba embarazada de siete meses y ya sabíamos que iba a ser una niña. Naruto empezó a saltar de la alegría en cuanto se lo dije y Boruto reaccionó prácticamente igual. 

-Ya es bastante gracioso verle cargar consigo mismo -repuso Sasuke.

Él y Sakura también habían tenido una hija, Sarada, quien tenía la misma edad de Boruto. Ella era mucho más tranquila y en esos instantes estaba jugando junto a su madre en la parte menos profunda de la piscina, mientras Boruto y Mito no paraban de salpicar por todas partes. Habíamos decidido pasar ese día en casa de mis suegros para que los niños pudieran jugar en la piscina juntos y, como Sarada y Boruto se llevaban tan bien, también les habíamos invitado. Minato y Kushina estaban encantados de que fuese gente a casa y de hecho nos habían recriminado por no avisar al resto de nuestros amigos, quienes también tenían hijos de la edad de Boruto y Sarada. Hasta Hanabi y Konohamaru habían sido padres recientemente de una niña preciosa. 

-Lo dice quien tiene una hija que es igual que él -replicó Naruto. Ellos dos siempre iban a seguir con sus peleas, pero era verdad. Sarada era igual que Sasuke, tanto a nivel físico como en carácter, aunque había sacado un poco de la amabilidad de Sakura. 

-Mami, mami -dijo Boruto, corriendo hasta mí. Se colocó en mi tumbona, con cuidado de no dañar a su hermana, y me abrazó-. Sarada dice que mi nombre debería ser Tontoruto.

-Eso es porque eres tonto -le dijo la niña, sacándole la lengua.

-¡Sarada! -le regañó Sakura, quien la traía en brazos-. Esas cosas no se les dicen a los amigos.

-Pero papá y Naruto son amigos y él le llama tonto a todas horas.

-¡Pero porque tu papá es un emo! -le gritó Boruto a mi lado, sorprendiéndome.

Miré a Naruto, el cual intentaba contenerse la risa, al igual que Sasuke, pero él lo disimulaba mejor. 

-¿Es que no vais a decirles nada a vuestros hijos? -les regañó Sakura. Al menos ella se estaba encargando de esto, así que intenté relajarme. Boruto se recostó a mi lado, más calmado, y comenzó a acariciarme la tripa. 

-Tengo ganas de conocerte, hermanita -le dijo.

Sonreí, enternecida por la actitud de mi hijo. Sabía que Himawari iba a estar muy bien protegida. 

Poco después, Boruto y Sarada se durmieron y decidimos que era el momento para irnos. Nos despedimos de mis suegros, de mi cuñada y de los Uchiha y metimos a Boruto en el coche. Seguíamos viviendo en ese apartamento en el centro, el cual, aunque era grande, se nos empezaba a quedar pequeño con todos los juguetes y demás cosas de Boruto. No quería imaginar como serían las cosas cuando naciera la pequeña.

Libertad (Naruhina AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora