Libertad (Naruhina AU)

Capítulo 36 - Fiesta

-Adiós -me despedí de mis compañeras algo nerviosa, pero sonriente. La libertad era una sensación completamente maravillosa.

Había retomado mis clases de pintura, por fin, y acababa de salir de la primera de ellas. Desde que Hanabi me regaló aquellas pinturas por mi cumpleaños había intentado apuntarme de nuevo, pero hasta que no acabé la universidad no tuve tiempo para nada. Por suerte, Tenten encontró un curso los fines de semana y había ido a informarme en cuanto tuve ocasión. El profesor resultó ser Sai, el novio de Ino, lo cual me daba más seguridad. El resto de compañeros eran también muy agradables e incluso me habían dicho de tomar algo a la salida, pero ese día no podía quedarme. Tenía que ir corriendo a casa a ayudar a Tenten con un par de cosas que quería llevar a la fiesta esta noche.

Sí, yo, después del desastre de mi cumpleaños, iba a presentarme en otra fiesta. Al menos en esta tenía garantizado que no iba a ver a mi primo. 

Lee, mi compañero de trabajo, había decidido organizar una fiesta de despedida en su casa. Vivía solo con su padre, así que este no le había puesto pegas para dejarle la casa sola y organizar todo. El motivo de la fiesta era que la mayoría de los que trabajábamos en el café ya lo habíamos dejado, con lo que ya apenas nos veíamos. Tan solo Sakura y Kiba continuaban trabajando, pero también les faltaba poco para irse. El propio Lee trabajaba ahora en el gimnasio de su padre de entrenador personal, aprovechando sus estudios, y Shino, por lo poco que sabía de él, participaba en la creación de cursos de educación ambiental para niños. Con todas las renuncias, Kurenay había tenido que contratar a más personas, entre ellas mi hermana. Aunque ahora ya no le hacía tanta falta el dinero, el café se estaba volviendo para ella lo mismo que fue para mí: una forma de salir adelante. El trato con los clientes te obligaba a ser amable y, como mínimo, tenías que concentrar tu mente en recordar los pedidos y a qué mesa debías llevarlos, todo eso sin apenas parar. Esa actividad evitaba que pensaras en todas las cosas malas que ocurrían y, además, ¿quién iba a estar triste teniendo a la encantadora Mirai a su lado? Esa chica cada día maduraba más y me sentía muy feliz por ella, porque también había recuperado a su familia. Imaginé que Naruto estaba igual, pero tampoco había sabido mucho de él. Hacía una semana que me había escrito informándome de que comería con sus padres y luego, es misma noche, me dijo que todo había salido bien y que ya me contaría.

Así seguía, esperando a que me contase.

Llegué a casa, donde Tenten estaba preparando una tarta. A ella el café le había venido bien para eso, mejorar sus antes nulas habilidades de repostera. Las tartas en general eran compradas, pero mi amiga se había interesado por ellas desde que las vio y ahora era casi toda una experta en prepararlas. 

-Hola -saludé. Ella no se había dado cuenta de mi presencia.

-Hola, ¿qué tal tu clase?

-Muy bien -reí-. No sabes lo feliz que me hace recuperar esto.

-Te lo mereces -aseguró Tenten, concentrada en colocar unos adornos en el pastel-, ese idiota de Toneri te hizo odiar cada cosa que te gustaba.

Los fantasmas del pasado nunca se alejaban, incluso cuando ya creías haberlos enterrado. 

-Tenten...

-Sí, perdón, cambio de tema -se disculpó-. ¿Sabes algo de Naruto?

-Agggg -gruñí, caminando hasta mi habitación-. ¡No tienes remedio!

La oí reirse, pero callé su voz de un portazo.

Aquel mismo día en el que Tenten nos había pillado a Naruto y a mí me sometió a un interrogatorio para nada vergonzoso. Ella se excusó en que quería saber por qué hacíamos tanto ruido, y no solo lo decía por nuestros gemidos y algún que otro grito, sino porque mi cama también chirriaba bastante. Era una idiota, sabía de sobra lo que había pasado, pero simplemente quería cotillear y hacerme pasar un mal rato. Aguanté y respondí con el menor detalle que pude. Se lo debía un poco por no haberme dado cuenta de que ella ya estaba en casa.