Libertad (Naruhina AU)

Capítulo 27 - Trabajo

Oficialmente, había empezado a trabajar en la empresa Hokage. Tenten también había conseguido trabajo y me había propuesto que nos mudásemos al centro las dos juntas. En un primer momento dudé, no quería dejar a Hanabi sola, pero Konohamaru pasaba mucho tiempo con ella y, al final, si yo me iba tal vez mi padre volviera a estar más tiempo en casa. Además, no podía olvidar que esa localización me ahorraría mucho tiempo a la hora de ir al trabajo.

Tampoco podía olvidar el favor que me había pedido Neji. Quería que intentara mantener a todo el que pudiera lejos de él, pero sabía perfectamente que se refería a Hanabi y a Tenten. Por mi hermana no había problema, ella estaba demasiado ocupada con su embarazo y su carrera, y si me iba a vivir con Tenten era más fácil cumplir con mi palabra. Al final, lo mirase por donde lo mirase, todo eran ventajas, por lo que accedí. 

La mudanza fue rápida, tampoco tenía tantas cosas que llevarme y siempre podía aprovechar las visitas que le hacía a mi hermana para coger un par de cosas más. Nuestro apartamento estaba situado a medio camino de nuestros trabajos y era un lugar acogedor, con dos habitaciones, un amplio baño, cocina, salón y comedor. No era muy grande, pero sí lo suficiente para dos personas. El piso venía amueblado y estaba recién pintado, así que tuvimos pocas cosas que retocar. Habíamos hecho un buen negocio con eso.

Repasé mentalmente que todo estuviera en la maleta y salí de casa. Ese fin de semana lo pasaría fuera, ya que me había ofrecido a ayudar en el proceso de selección del nuevo personal de administración. No es que esa fuera mi especialidad, pero había asistido a unos cursillos de formación que se habían impartido durante el último mes y creía que podía hacerlo. Además, sería una forma de establecer más contacto con otras personas de la compañía. 

No puede evitar sonreír ante ese pensamiento. Hacía un año apenas habría intentado conocer a gente nueva y ahora buscaba cada oportunidad para integrarme. Ver ese cambio en mi me hacía sentirme muy orgullosa de mí misma.

Caminé hasta el trabajo, ya que no pensaba coger el coche para tan poco tiempo. Allí, los autobuses que nos llevarían a un complejo hotelero a las afueras estaban ya esperando. Pregunté cuál de los dos era para los empleados y me indicaron el más pequeño. Vaya, parecía que sí iba a haber aspirantes. Dejé mi maleta en el maletero y subí al autobús. Decidí sentarme a media altura, donde ya había algunas personas. Poco a poco, el autobús se llenó y se marchó a la hora acordada. Miré por la ventanilla y vi que el otro aún no se había marchado. Tal vez faltase gente por llegar o nosotros teníamos que ir primero para comenzar a preparar las cosas.

Llegamos al hotel, una lujosa cadena que también tenía un spa. Repartieron las llaves de las habitaciones y nos informaron de que en media hora teníamos que estar abajo, listos para empezar.

Subí a mi habitación a dejar el equipaje. Era una maleta pequeña, ya que solo iba a pasar allí una noche, pero quería ver cómo sería mi habitación. Pasé la tarjeta por el lector y cuando entré exclamé alucinada.

-Guau.

Era una habitación amplia, de colores relajantes y una gran cama de matrimonio. Las ventanas daban a la piscina del hotel. Cotilleé la estancia, viendo también un gran armario y un baño con jacuzzi donde pensaba relajarme esa misma noche. Según el itinerario que nos habían dado, las pruebas comenzaban a las doce y finalizaban a las siete de la tarde, con un descanso para comer de algo más de media hora. Después de todo ese día de trabajo, me merecía relajarme, así que era lo que pensaba hacer. Quizás hasta podría pedir que me subieran la cena a la habitación.

Me había perdido en mis pensamientos y la hora de me había echado encima, así que bajé apresuradamente a la recepción del hotel. Mis compañeros ya estaban ahí, cada uno con una carpeta. Una de las psicólogas de la empresa me pasó también una carpeta y me uní a mis compañeros. Sería un día duro.