Naruto
Konohamaru me hizo parar frente a una casa en uno de los barrios de la periferia. Era una urbanización de casas unifamiliares, con jardín delantero y una valla baja. La gente que vivía ahí tenía dinero, aunque no es que fuese rica. Era normal que alguien como Konohamaru, cuya familia llevaba una de las empresas más importantes de la ciudad, estuviera con una chica de ese barrio. A decir verdad, si el bebé nacía no tendrían ningún problema en mantenerle, aunque la edad que tenían no era la más adecuada para tener hijos.
Bajé del coche y esperé a que Konohamaru iniciase la marcha hacia la casa. Todo en ella estaba tan pulcramente cuidado que hacía que me preocupase salirme del caminito de piedras que llevaba a la puerta. Eran detalles absurdos, pero nunca me imaginaría saliendo con nadie de ese barrio. Me había acostumbrado a ciertas cosas de pequeño y toda esa perfección era la antítesis.
Llegamos a la puerta y esperé tras Konohamaru.
-¿Se puede saber qué pasa? -pregunté al cabo de un rato. No quería presionarle, pero llevábamos más de cinco minutos ahí.
-No puedo -respondió Konohamaru.
-Claro que puedes -le animé.
-No -se negó.
Mi paciencia tenía un límite. Adelanté a Konohamaru y yo mismo llamé al timbre. El sonido hizo eco, lo cual le hacía parecer aún más grande. Konohamaru temblaba y me asesinaba con la mirada. Esto iba a ser más complicado de lo que pensaba.
Unos pasos comenzaron a acercarse a la puerta y se oyó el cerrojo al abrirse. Me quedé sin respiración cuando vi a Hinata tras la puerta. ¿Acaso...? No, no podía ser. Ella también se sorprendió al verme, pero cuando se dio cuenta de que Konohamaru también estaba allí se centró en él.
-Hola -dijo tranquilamente-, ¿sabes lo que le pasa a Hanabi? Ha subido llorando a su habitación -explicó.
-Yo...
-¡Qué haces tú aquí! -voceó una chica tras Hinata. A los pocos segundos apareció junto a ella. Tenía los mismos ojos, pero su pelo era castaño y no llevaba flequillo-. ¡Fuera!
-Hanabi, quiero que hablemos -suplicó Konohamaru. Mientras tanto, Hinata observaba la escena sin saber qué sucedía.
-¡No! -continuó-. Ya me ha quedado claro lo que piensas.
-Por favor -rogó de nuevo.
Hanabi cogió aire, dispuesta a gritar de nuevo, pero Hinata la agarró del brazo.
-Esperad aquí un momento -y nos cerró la puerta.
No me di cuenta de que había estado conteniendo la respiración hasta ese momento.
-Me odia, me odia -repetía Konohamaru. Se había dejado caer y estaba sentado en la escalera de la entrada.
Me senté a su lado y le pasé el brazo por encima, intentando consolarle con eso.
-Creo que tú has hecho más de lo que mi padre hizo por mí -tal vez con eso se sintiera algo mejor-. Además, seguro que Hinata la convence para que hable contigo.
Apenas acabé de decir eso la puerta volvió a abrirse. Era Hinata y se veía sería.
-Pasa, te está esperando en el salón -anunció. Konohamaru se levantó veloz y entró en la casa. Después Hinata me miró-. ¿Te apetece tomar algo?
-Claro -accedí.
Ella comenzó a andar y la seguí, cerrando la puerta tras de mí. La casa era grande y estaba bien decorada. Llegamos a la cocina y sacó un par de vasos. Hinata comenzó a relatarme lo que podía ofrecerme. Apenas la escuché y dije que sí a lo último que había dicho. Por suerte, me sirvió una cocacola y sacó otra para ella. Después se sentó en una de las sillas que había y me miró. Sus labios se movieron, pero yo solamente podía pensar en lo sensuales que se veían. Entonces chascó los dedos y volví a centrarme.
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Libertad (Naruhina AU)
RomanceHinata es una chica que está acabando sus estudios cuando, por un casual, conoce en su trabajo a Naruto, un chico que cumple a la perfección el prototipo de sus fantasías. Sin embargo, ella ha sufrido mucho desde la muerte de su madre y los recuerdo...