Capítulo 34 - Después de todo lo que ha hecho...

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Naruto

Un despertador sonó, pero lo ignoré hasta que un movimiento a mi lado me hizo abrir los ojos.

-Aggg apaga eso -gruñí cuando encendieron la luz.

-Perdón.

Al oír la risilla de Hinata caí en la cuenta de en dónde estaba. Ayer nos habíamos encerrado en su habitación durante toda la tarde y no habíamos parado de... no sabía como denominarlo, porque follar me parecía ignorar los sentimientos que tenía hacia ella, pero hacer el amor lo consideraba precipitado. ¿Y si ella no pensaba como yo? ¿Y si para ella de verdad esto había sido un polvo? Mis pensamientos se cortaron cuando mis ojos se acostumbraron a la luz y pude ver a la hermosa chica desnuda que tenía a mi lado. Ayer habíamos caído rendidos y no me había preocupado por nada más que por estar con ella. Había sido una de las mejores tardes de mi vida, al igual que el día en el hotel, y dormirme con ella entre mis brazos me había hecho descansar como un bebé. Me gustaría que eso fuese así más a menudo. No obstante, también recordé el motivo por el cual la había llamado. Quizás mi padre estuviese muerto en estos instantes y tal vez tenía varias llamadas perdidas de la policía preguntando por mi madre. Estaba convencido de que si le había matado se habría dado a la fuga. O tal vez no había pasado nada de eso y mi padre seguía vivo. Fuera como fuese, esperaba que al menos le hubiera dado una paliza.

Hinata sacó unas bragas y un sujetador de un cajón y luego cogió una ropa de una silla que juraría que el día anterior no estaba.

-¿A dónde vas? -pregunté cuando la vi dirigirse a la puerta.

-Tengo que trabajar.

Me levanté y la cogí de la mano, arrastrándola hasta la cama.

-Tu te quedas conmigo -dije. Parecía un niño pequeño, pero no estaba dispuesto a separarme de ella tan pronto.

-Naruto... -se quejó, pero acabó tumbada en la cama y yo abrazándola-. Tenten nos va a oír.

Supuse que ella sería su compañera de piso.

-¿Ya ha llegado?

-Sí, ayer por la tarde -dijo-. Me he despertado esta noche con hambre y había una nota en la cocina -explicó, algo roja. Supuse lo que había en esa nota-. Mis pantalones seguían allí, por cierto.

-Lo siento -me disculpé.

-No te preocupes -negó-, ya lo he recogido todo y te he traído tu móvil y tu camiseta.

La abracé con más fuerza cuando intentó soltarse. Era consciente de que tenía que dejarla marchar, pero solamente quería tenerla a mi lado cinco minutos más.

-Naruto, de verdad, no quiero llegar tarde.

-Soy el hijo de tu jefe -utilicé como último recurso-, creo que eso te permite llegar tarde.

Ella rió por mi broma.

-No me apetece explicarle a mi jefe que me he acostado con su hijo.

-Se lo explicaré yo -rebatí-, me debe varias por todos estos años. Es más, diría que me debe al menos dos por año.

Hinata se dio la vuelta y me miró a los ojos. Joder, era tan preciosa. Definitivamente quería que esas fueran mis mañanas. Acaricié su piel y ella sonrió ante mi contacto. Sus labios capturaron toda mi atención y no pude evitar besarlos. Ella respondió con timidez, no quería que el beso fuera a más y lo entendía, pero en esos instantes solamente quería besarla.

-¡Hinata! -llamaron al otro lado de la puerta, acompañado de varios toques-. ¡Vas a llegar tarde si no te levantas!

-Mierda, es Tenten y tiene razón -dijo, mirándome-. ¡Ya voy!

Libertad (Naruhina AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora