Capítulo 41 - Confesiones

304 23 4
                                    

-Aquí tienes -dijo Naruto, dejando una toalla junto a la camiseta que me había prestado-. No tengo ropa interior femenina, pero puedo dejarte unos calzoncillos. Están nuevos -señalizó.

-No -negué-, con esto está bien, ya me las apaño yo.

-Vale -asintió.

Esperé a que Naruto se marchase para poderme desvestir, peor no lo hizo.

-¿Piensas quedarte aquí?

-Te has golpeado en la cabeza y podrías marearte o algo, no quiero que te pasa nada -su argumento era bueno, pero yo seguí sin moverme-. ¿Te da vergüenza? -noté como mis mejillas se sonrojaron y Naruto rió-. Te he visto desnuda, Hinata, varias veces.

-Esto es distinto -me quejé.

-Cerraré los ojos -dijo, mientras lo hacía.

Comencé a quitarme la falda, la blusa y las medias, dejándolas tiradas en el suelo. Luego hice lo mismo con la ropa interior, pero esta la doblé y la dejé junto a la camiseta. Me daba igual que estuvieran sucias, aunque tampoco podían estarlo mucho porque me las había puesto limpias hacía unas horas. Yo solo pretendía lavarme esa suciedad que sentía y quería estar cómoda para cuando le contase todo a Naruto. Me había demostrado que podía confiar en él y se merecía que me abriera.

-Ya estoy -dije, una vez me metí en la ducha y cerré la mampara. Aún así, me sentí expuesta. La mampara era un sencillo cristal que tenía una franja un poco más opaca que iba desde mis rodillas hasta mis hombros. Al igual que yo podía distinguir las formas a través de ella, Naruto también podía ver mi figura.

Decidí hacer como si nada fuera de la ducha existiera y abrí el grifo, dejando que el agua me cayera. Me quedé ahí quieta unos instantes, disfrutando de la sensación. Me mentalicé para moverme y coger el gel. Vertí un poco en mi mano y comencé a frotar mi cuerpo. Mientras lo hacía empecé a ordenar en mi mente toda la historia entre Toneri y yo. Como le había conocido, como, sin apenas conocernos y dejándonos guiar por una estúpida atracción física de críos de dieciséis años, empezamos a salir, sin saber que para mantener una relación hacía falta algo más que eso. No podía omitir ningún detalle.

El móvil de Naruto sonó y él lo cogió.

-Lo siento -me dijo al ver que le estaba mirando-. ¿Diga? -contestó-. Pues salí de la reunión y oí gritos, entonces avisé por el teléfono a los de seguridad y fui a ver qué ocurría -me miró antes de seguir-. Una de las empleadas salía de un despacho y Toneri detrás -hizo una pausa y yo volví a concentrarme en la ducha. Me había considerado una empleada más y eso me dolió-. No quiso ir al hospital -dijo, callándose para escuchar lo que tenían que decirle-. Está conmigo -volvió a callar y a mirarme de nuevo-. Es que es Hinata -intenté fingir que no había escuchado nada y seguí a mi bola-. Hasta luego -y colgó-. Era mi padre, por si te interesa -me dijo.

-Ah.

-Quería saber qué había pasado con Toneri -continuó explicando-. No quería dar tu nombre por si tu no te sentías cómoda con esto, pero si van a denunciarle necesitan que la persona acosada de su consentimiento.

De nuevo, había sacado conclusiones precipitadas sobre él.

-Vale, no hay problema con eso -no le había denunciado en su momento, pero ahora sí podría hacerlo.

Terminé de ducharme y salí. Naruto cerró los ojos de nuevo mientras me vestía. Cuando acabé me miré al espejo. Tenía una pinta curiosa con todo el pelo mojado y esa camiseta que me quedaba tan enorme. Además, mi reflejo me recordaba aún el ataque de Toneri.

-Ya -le avisé.

-Vale, ven -me agarró de la mano y me llevó al salón-. Voy a pedir algo de comida china, ¿te parece bien? -yo asentí-. Puedes coger lo que te apetezca de la nevera mientras.

Libertad (Naruhina AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora