Naruto llevaba un mes trabajando en la compañía Hokage y, aunque mi fantasía de su escritorio aún no se había hecho realidad, intentábamos comer juntos al menos un día en semana. A pesar de todo eso, seguíamos sin hablar sobre nuestra relación, y casi que prefería que fuera así. Las cosas marchaban tan bien entre nosotros que me daba miedo que el hecho de cambiar algo, aunque fuera simplemente formalizarlo, hiciera que todo se derrumbase. Era consciente de que tarde o temprano teníamos que hacerlo, pero yo no iba a dar el primer paso. Durante nuestras comidas nos contábamos lo que habíamos hecho desde la última vez que hablamos y alguna que otra anécdota. Pensaba que Kushina había agotado todas aquel día que comí en su casa, pero no fue así. Un día llegó con una gran noticia: sus padres se habían reconciliado. Naruto parecía un niño pequeño de lo emocionado que estaba y me confesó el pequeño plan que había organizado con su padre para que pudieran salir sin problemas. Resultó que su padre tenía pensado salir con su madre varios días, pero que la primera cita había salido tan bien que no pudo esperar más y se le declaró. Obviamente, Kushina respondió que sí y desde entonces todo había salido perfecto para su familia. Vendieron el piso donde había vivido con su madre toda su vida y Kushina se mudó definitivamente con Minato. Su madre y su tío cerraron la gestoría y fueron contratados por la Compañía Hokage también, quedando todo en familia de nuevo. Naruto, aunque intentaba integrarse, la mayor parte del tiempo trabajaba junto a su familia o estaba en el despacho de su padre ayudándole a revisar algunos informes. La gente se percató del parecido entre el nuevo empleado y el jefe, además de la familiaridad que había entre ellos, por lo que no tardaron mucho en anunciar que, en efecto, Naruto era su hijo. Tanto él como su padre querían haber esperado más, pero al final no les quedó más remedio que hacerlo público. Desde entonces, Naruto cambió de despacho y ahora tenía bastante más trabajo, por lo que ahora tan solo podíamos comer juntos una vez en semana. Intentaba no faltar a nuestra cita de los jueves y hasta la fecha no lo había hecho.
Entré en la sala de reuniones y le saludé con un leve movimiento de cabeza. Kushina y Minato también estaban allí y me sonrieron. Cuando Kushina comenzó a trabajar allí y me vió, corrió a abrazarme y después me arrastro junto a Minato para presentármelo. Ella me había presentado como la novia de Naruto y, aunque insistí en que eso no era verdad, ambos me trataban como si fuera de la familia. Además, alguna que otra vez nos habían pillado comiendo juntos, lo cual no ayudaba a darle fuerza a mis argumentos.
Ocupé mi puesto junto al jefe de publicidad y esperé a que llegase el nuevo cliente. La compañía Hokage había hecho negocios con otra empresa y ellos no tenían equipo de publicidad como tal, por lo que esa parte había corrido a cargo nuestro. En esa reunión íbamos a enseñarles los principales bocetos e ideas que teníamos y después se iba a votar cual de todos ellos sería el que vería la luz.
-Lamentamos la tardanza -dijo una voz femenina. Me sonaba muchísimo, pero no recordaba de qué.
Frente a mí se encontraba una mujer de unos cincuenta años, aunque el pelo largo y blanco le hacía aparentar tener más edad. Vestía un traje de pantalón y chaqueta negra, y en su mano llevaba un maletín del mismo color. Tras ella entró un chico al que reconocí de inmediato. Ahora sabía por qué la conocía a ella.
-¿Hinata? -me llamó Ino, sentada a mi lado. A mi compañera de universidad la habían contratado para suplir una baja de maternidad y me había encantado coincidir con ella en este proyecto, pero ahora la necesitaba mucho más.
-Vas a tener que salir tú a hablar, no me encuentro muy bien -era la verdad.
-Vale -asintió, nerviosa. Sabía que podía hacerlo, o que al menos lo haría mejor que yo en esos instantes.
Toneri se sentó junto a su madre y me sonrió al verme. Sus ojos, de un azul helado, me provocaron un escalofrío cuando me recorrió entera, aprobándome con la mirada. Su pelo, del mismo tono blanco que el de su madre, estaba algo más largo de lo que recordaba. Aparté la mirada de él, temblando, y me concentré en escuchar a Minato, quien ya había empezado a hablar. Sin embargo, no podía. Recordaba el tacto de Toneri sobre mi cuerpo y me sentía sucia. Intentaba sacar esas imágenes de mi cabeza, pero todas las discusiones, todas las citas silenciosas y todo el sexo forzado venía a mi cabeza. El recuerdo de la vez que estuvo a punto de pegarme vino a mi cabeza y me levanté de mi asiento, intentando huir. Todos los rostros de la sala se giraron hacia mi, extrañados. Vi a Kaguya fruncir el ceño. Era obvio que no me reconociera, habían pasado muchos años desde la última vez que la había visto y me había dejado crecer bastante el pelo.
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Libertad (Naruhina AU)
RomanceHinata es una chica que está acabando sus estudios cuando, por un casual, conoce en su trabajo a Naruto, un chico que cumple a la perfección el prototipo de sus fantasías. Sin embargo, ella ha sufrido mucho desde la muerte de su madre y los recuerdo...