Capítulo 26 - Esto está siendo muy extraño

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Naruto

De nuevo había vuelto a quedarme hasta tarde en la empresa, pero hoy no era el único. Bueno, en verdad si era el único de los alumnos de prácticas que estaba allí, pero esta vez el propio Sarutobi me lo había pedido. Uno de mis supervisores no paraba de decir que estaba muy contento con mi trabajo, que cuando me vio los primeros días pensaba que iba a ser el mayor inútil de la historia, pero que le había dado una grata sorpresa. Su nombre era Jiraya y quizás ya debería estar jubilado, pero, al igual que el viejo Sarutobi, cualquiera le decía a ese hombre que se fuera a su casa. Tenía el pelo canoso y largo, recogido en una coleta. Nunca llevaba traje, pero sí era curioso porque siempre llevaba alguna prenda de color rojo. Era un tipo curioso y algo pervertido, pero me gustaba estar con él. Normalmente, él se dedicaba a escribir novelas eróticas, pero todos los años hacia una pausa en su trabajo "normal" para ayudar en la empresa con los novatos de prácticas. Por cómo hablaba de mí y por el trato que me daba Hiruzen Sarutobi cada vez tenía más claro que me iba a quedar trabajando ahí. 

Lo cierto es que ya el sueño de trabajar en la compañía Hokage había pasado un poco a segundo plano, pero no me había olvidado de él. En la empresa estaba a gusto, conocía ya al equipo y estaba hecho a ese trabajo. No quería estancarme tampoco, pero quizás aguantar un par de años ahí si fuese una opción. Luego, ya decidiría qué hacer.

Volví a centrarme en el informe que estaba leyendo e intenté comprenderlo mejor. Era un poco difícil, pero nada que no pudiera hacer. Entonces, oí una voz que se me hizo conocida. Yo era una persona que se distraía con facilidad, así que eso solo hizo que intentase cotillear. 

Me levanté de mi sitio y fui a ver. 

Intenté ocultarme al ver quien era, pero luego recordé que ya no era mi profesor. De hecho, había dejado de serlo hacia mucho tiempo.

Asuma Sarutobi me había dado clase durante mi segundo año, sustituyendo a una profesora por baja de maternidad. Había sido un único mes, pero jamás lo olvidaría. Era una de las personas más estrictas -y que a la vez más ignoraba las normas- que había conocido en mi vida. Se podría decir que él seguía sus propias leyes. A pesar de todo eso, me había caído bien, pero le seguía teniendo respeto. Lo cierto era que no me había percatado de su apellido y de lo que eso significaba hasta ese momento.

Tampoco era plan de seguir cotilleando, pero justo pasó por delante de la puerta y vi cómo se metió en el despacho del viejo Hiruzen sin llamar. No era asunto mío, pero entonces empecé a oír gritos. La recepcionista también miró extrañada la puerta y, cuando me vio, sonrió. Era una chica guapa, pero no se igualaba a Hinata. Era castaña, con gafas, y parecía estar algo perdida.

Me hizo una señal para que me acercase y yo obedecí. No sabía lo que iba a hacer hasta que pulsó un botón del teléfono y la voz del viejo comenzó a sonar. 

-¡Lo hice por tu bien!

Abrí la boca y quise decirle que eso estaba mal, pero ella me pidió que me callase con un gesto. En verdad yo no le había pedido que hiciera eso, así que no podía sentirme culpable, y lo cierto era que también tenía curiosidad.

-¡Me alejaste de mi familia! -se quejó Asuma.

-No -decía Sarutobi-, tu auténtica familia te necesitaba, yo te acerqué a ella.

-Me utilizaste -le recriminó Asuma.

-Era necesario -se defendió el viejo-, todo estaba yéndose a pique y yo no podía viajar.

-Podrías haber ido tú y yo me habría quedado aquí con Kurenai.

Ese nombre me sonaba.

-Ya, claro -siguió Asuma-, entonces tu plan de alejarme de ella no habría tenido efecto. Kurenai asegura no haber visto esta carta antes y la creo.

Libertad (Naruhina AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora