Perfecto Engaño | Titanes III |

| 003 |

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Octubre 16, 2016.

Miro a mi alrededor y sonrío. No estoy realmente seguro de cómo llegué aquí, esto es completamente diferente a cómo me lo imagine, pero no me arrepiento de ello.

Cuando Dallas me dijo que lo acompañara a su fiesta de bienvenida de último año, me negué. Le dije claramente que pasaba de fiestas en casa, donde las tías están sentadas cotorreando con sus amigas mientras los chicos apuestan a quien es el primero en ir a por una, para que finalmente las chicas los rechacen y se pasen la noche riendo de ello.

Pero bajo la insistencia de Dallas —o sus ruegos—, al final termine accediendo.

—No es que no esté feliz con esto, ¿Pero por qué me pediste que viniera, de cualquier forma?— le grito por encima de la música mientras esperamos a que su hermano llegue con los tragos.

Dallas borra la sonrisa y tuerce el gesto. —Me expulsaron de la antigua escuela por culpa de Millán.

—¿Que? ¿Otra vez?— él asiente.

—Se metió al baño de las chicas, me metí a buscarlo y nos inculparon a ambos.

—Jodido idiota— gruño. —¿Lo sabe Kylan?

Dallas vuelve a mirar hacia el montón de gente bailando en la pista y niega con la cabeza. —Va a matarme cuando se entere. De seguro me jode con el dinero de este mes.

—Pues tienes suerte de poder venir a la fiesta— no puedo evitar reírme. Se que su madre adoptiva es un poco estricta y no va a tardar mucho tiempo en llamar a Kylan para informarle.

—Alice nos quitó el dinero también— suspira y esboza una sonrisa. —De cualquier manera, somos nuevos y no conozco a nadie. Me niego a vagar solo por la fiesta.

—¿Qué hay de Millán?

—Ese cabrón va a dejarme por el primer par de piernas que se le cruce— me comienzo a reír porque sé que es verdad. Conozco lo suficiente al engendro que le tocó como hermano adoptivo.

—¿Que te hace pensar que yo no lo haré?

—He decidido confiar en ti.

—Mala decisión.

Dallas me lanza una mirada de advertencia y rodea los ojos. —Además— continúa, —Alice no nos deja conducir cuando nos vamos de fiesta, necesitábamos un chófer.

—¿A sí que todo esto se trata de interés?— Dallas ni siquiera se inmuta, asiente realmente conforme. Comienzo a reírme muy fuerte una vez que me doy cuenta de que estoy siendo utilizado por un cabrón de dieciocho años y medio.

—¡Eres un maldito bastardo, O'Connor!— le sacudo el cabello, y él me golpea en el pecho para liberarse.

—¡Bien bien!— me grita cuando comienzo a golpearlo de vuelta. —¡También porque eres mi mejor amigo!

—Eso era lo que quería escuchar. Soy tu único amigo cabrón.

—Kylan y Millán también son mis amigos.

—Tus hermanos no cuentan.

Miro al castaño junto a mí y no puedo evitar sentirme malditamente conforme, como en familia. Lo conocí cuando era apenas un guijarro de once años, y aunque no es mi hermano, también podría decir que crecí junto a él, que crecimos juntos.