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Mayo 3, 2017
20:32 pm

El estómago me gruje otra vez. Estoy condenadamente hambriento, y no es el mejor de mis estados. Dallas lo sabe con claridad, y es por ello que va conduciendo más rápido de lo normal. Ambos queremos comer.

—¿Ha habido algún avance con Tyee?— Me pregunta cuando se detiene en el semáforo. Niego con la cabeza, sin embargo no me está mirando, así que le suelto un no. —Me lo imaginé. Kylan andaba de un humor de perros.

—¿Alguna vez no lo está?— Dallas suelta una risa y se acomoda en el asiento.

—No, jamás— Se pone en marcha otra vez. Abro la ventana y enciendo un cigarro. Le doy la primera calada como si fuera oxígeno. —¿Que tal vas tu con Evee?

Suspiro. —Bien.

—¿Bien?

Asiento. —Si, bien.

—Lo haces sonar con si en realidad te estuvieras convenciendo a ti mismo de ello.

Niego. —Realmente estamos bien. Lidiando con los problemas y eso.

—¿Que clase de problemas?

—Celos.

—¿Celos?

—Joder, tío. ¿Vas a responder con una pregunta todo lo que te digo?— Me lo quedo mirando. Esta sonriéndome mientras conduce, se que mantiene sus ojos fijos en la carretera solo para cabrearme más.

—¿Es eso un problema?

—Si.

—Entonces si.

Entrecierro los ojos y lo fulmino con la mirada. Lleva una gorra de los Boston Celtics igual que Kylan, no me extrañaría que de hecho fuera de él. Dallas no lo dice ni lo hace mucho notar, pero tiene una admiración infinita hacia su hermano mayor; así mismo, con mal carácter, temperamento fuerte e ideas suicidas. Como agua y aceite, pero el haría hasta lo imposible por mantenerse mezclados. No me extraña, después de todo, Kylan es la única figura familiar que tuvo por mucho tiempo, y es el único con el que llegó hasta el final. No Heckler, y por supuesto no Coyle. Si me preguntaran como se siente con respecto al resto de los Hooligans, la verdad yo no sabría responder; somos mejores amigos y nos contamos todos los secretos, pero nunca hablamos de nuestros sentimientos. No porque creamos que entre hombres no se hacen ese tipo de cosas, si no porque sabemos que ese tipo de cosas nos hace sufrir como la mierda. Contar los problemas no es lo mismo que decir como te sientes al respecto, pero ayuda de igual forma a desahogar lo que cargas por dentro. Por eso es que al final si termino diciéndole lo qué pasa con Evee.

—Está celosa de Tyee— Dallas arruga el ceño y se voltea a mirarme sorprendido.

—¿Tyee?— Cabrón de mierda. Le pongo mala cara y él sacude la cabeza antes de volver la vista a la carretera. —Quiero decir ¿Tyee, nuestra Tyee?

—Si, la Tyee de Kylan, nuestra Tyee— sonrío. — ¿Cuantas Tyee podrían existir en este mundo?

—¡Joder!— Exclama casi riéndose. —Ya se sentía extraño saber que mis dos mejores amigos están juntos. ¿Y ahora está celosa de la novia de mi hermano? Dios, tío, pero mira que lío se ha armado.

Dímelo a mi.

Dallas extiende su mano e intenta tomar la cajetilla de cigarros que va atrás del la palanca de cambios, pero se la quito antes de que llegue a ella. Ambos nos fruncimos el ceño al otro.

Perfecto Engaño | Titanes III |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora