Perfecto Engaño | Titanes III |

| 004 |

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Octubre 30, 2016

14:40 pm

Me reúno en el lugar indicado, a la hora indicada y el día indicado. 14:40, ya van diez minutos tarde. Tengo mucha paciencia, en serio, y hasta me sobra, pero no para la impuntualidad. En lo absoluto. Por lo cual, cuando por fin aparece después de 15 minutos más, no hago ni el intento de disimular la cara de perro.

—¿Qué es lo que sucede?— le pregunto al tipo frente a mí con tono arisco. —¿Qué es aquello tan importante que debemos resolver?

—Se necesitan tus servicios.

Me extiende un papel blanco pequeño, pero no quiero recibirlo, así que ni siquiera hago el intento de mover la mano de mis bolsillos. Simplemente le doy una mirada despreciativa y vuelvo a él.

—Aún no es dieciocho. Cualquier asunto que necesiten con los Titanes, debe ser hacerse a través de Fiat.

—Este trabajo es solo para ti.

Examino al sujeto frente a mí. Es uno de los hombres del Ferrari, la mano derecha de Caín, por lo tanto, al menos unos dos puestos por encima de mí. No es como que pueda llegar y mandarle a la mierda así como así. Pero tenemos acuerdos, y se espera entre palabra de hombres, que esos acuerdos se respeten. Es por esto que estoy tan seguro de mis palabras.

Con un suspiro tomó el papel que aún me está ofreciendo y lo leo. Ni siquiera debo pensarlo un poco antes de rechazarlo.

—Me niego. No haré esa mierda— le devuelvo el papel, pero esta vez es él quien no lo acepta. Frunce el ceño.

—Son órdenes directas de Caín.

—Pues dile a Caín, a Ferrari y a todo su grupo de pelotas, que se pueden meter sus órdenes por el culo. Tenemos acuerdos.

Me doy media vuelta y pongo camino hacia mi auto.

—No creo que haga falta que te diga lo que va a pasar si te niegas.

Me frenó en seco y cierro los ojos de furia.

—¿Qué es lo que has dicho?

—Que ya sabes lo que ocurrirá si te niegas.

Me giro con la misma velocidad con la que estaba huyendo de aquel lugar, pero esta vez me acerco a él y lo tomo por la camisa.

Vale, yo no soy el musculitos de Jaeden ni tengo cara de malo como la de Kylan; mi cuerpo es el más delgado del grupo, pero eso no significa que no sea fuerte. Mi fortaleza no son las peleas, son los rifles francotiradores, las observaciones y los detalles, pero también se defenderme. Puedo y le partiré la madre a cualquiera que me amenace, que le haga daño a mis amigos o a la gente que quiero.

—No te atrevas a ponerle una sola mano encima, o te juro que...

—Ya te lo dije, son órdenes directas de Caín. Si te niegas no seré yo quien lo haga, será un equipo.

Respiro como un toro enfurecido, en el silencio entre nosotros puedo escuchar el sonido que hace mi nariz cada vez que exhalo para no plantarle el puño en la cara. Joder, mi día estaba destinado a salir mal desde el momento en que recibí ese mensaje por la mañana. Lo suelto de un tirón que lo empuja un par de pasos hacia atrás, pero él ni se inmuta, por supuesto. Sabe que no es necesario, porque esta vez lleva todo a su favor. Me vuelvo a mi auto antes de volverme y simplemente matarlo.

15:43 pm

No estoy seguro de sí vine muy desabrigado o el maldito frío que siento se debe a la contextura de mi cuerpo. Porque soy el único idiota que está temblando como gelatina. El gran Jaeden junto a mí se burla del maldito viento con su jodida musculosa blanca y me muestra esos músculos «hey mirenme, estoy aquí» de manera presuntuosa. Es tan grande que ni siquiera el clima lo atraviesa. Sorprendente. Jhon por otro lado viste una larga cortavientos que no es de su estilo y perfectamente podría ser parte de mi guardarropas, y él parece bastante cómodo en ella. ¿Será que empezará a copiar mi estilo? A su cuerpo perfecto no le queda. Esos fueron hechos para chicos normales y bajos como yo. Que se busque su propia identidad el muy maldito. Finalmente está el bastardo de Kylan, quien no viste ni muy abrigado ni muy despreocupado, pero como siempre nos muestra su personalidad inhumana, con aquel metro cuadrado de aura oscura que lo rodea, y estoy seguro de que ni siquiera el frío es tan valiente como para intentar traspasarlo.