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Abril 21, 2017
9:32 am

El chocolate caliente se está saliendo del vaso, mientras que el de café ya ha chorreado dos veces por mi mano. O más bien me ha quemado, porque está ardiendo. La vislumbro al otro lado de la sala y entonces desacelero el paso para alcanzarla.

—Todo esto sería más fácil si me permitieras recogerte— Le digo entregándole su vaso de chocolate. Luego le deposito un beso sobre los labios sin intentar tomar su nuca con mis manos chorreadas.

—Puedo llegar perfectamente bien Sky, no tienes que desviar todo tu camino por mi.

—No tengo, pero quiero hacerlo— Ruedo los ojos, seco mi mano con la servilleta y comienzo a seguirla mientras camina fuera.

—¿Iras a Dig tau en la noche?— Pregunta evitando el tema.

—En eso habíamos quedado, ¿No?

—No está demás confirmar— Se detiene y se sienta en una de las bancas en el patio, luego le da un sorbo a su vaso.

Me la quedo mirando aun de pie junto a ella, y es que siento que está actuando algo extraña. Hemos pasado el suficiente tiempo juntos como para darme cuenta de muchas cosas. Evee no es del todo ordenada, pero tiene grandes rasgos obsesivos con respecto a algunas cosas; siempre debe ordenar sus libros por editoriales, mantiene sus zapatillas en caja agrupadas por marcas, saca tres servilletas cada vez que vamos a comer a fuera y le gusta dormir sobre su lado derecho, lo que me permite abrazarla por la espalda cuando dormimos juntos. Así que ya puedo darme cuenta cuando está actuando distinto conmigo o con cualquier otra persona.

—¿Sucede algo?— Ella levanta la mirada.

—¿A que te refieres?

—Estas actuando extraño— Depositó mi café sobre la mesa y guardo las manos en los bolsillos de mi pantalón aun de pie junto a ella.

—No lo hago— Contradice, e incluso vuelve a prestarle atención a su vaso.

La examinó en silencio un segundo más y suspiro. No, no tengo idea de que le pasa, porque aun no consigo el increíble don de leer mentes, pero yo no voy a criticarla, no comenzaré una pelea de razones, porque sea lo que sea que tenga, una discusión es lo último que quiere. Así que finalmente me acerco a ella.

—Hey— La llamo, y cuando sube la cabeza para mirarme, la beso.

Pongo mis manos en su cuello y mantengo mis labios sobre los suyos hasta que obtengo respuesta. No se niega, incluso es ella quien toma el control; suave y delicada como de costumbre, tierna, tranquila. Me separo lentamente, apoyo mi frente contra la suya y mantengo mis ojos cerrados.

—Te quiero— Le susurro, la siento sonreír.

—Yo también te quiero, Skyle.

Y es que si, la quiero. Se ha vuelto una persona importante en mi vida, alguien con quien disfruto estar y a quien no quiero que le suceda nada malo. Así que si eso se le considera querer, yo la quiero, y mucho. Me ayudó cuando sucedió el problema de Tyee, y siguió conmigo aun cuando cada dos días mis actitudes cambiantes la mandaban a la mierda. Jamás se dio por vencida frente a eso, y pese a que en un principio fui yo quien inició aquel acuerdo de "no relación", fue ella quien al final siguió. De ser por mi, yo creo que luego del secuestró de Tyee, jamás le hubiera vuelto a hablar, y es que no tenía ganas de nada. La hubiera perdido, por imbécil. Ella estaba siendo cobarde al no admitir sus sentimientos, yo, al escapar de ellos.

Perfecto Engaño | Titanes III |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora