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Septiembre 24, 2017

18:56 Pm

Va tan elegante que el ambiente no le hace juego; desentona por completo. En la parte superior va vistiendo algo parecido a un corsé de color negro sin tirantes, bajando le sigue una falda tuvo dorada con mucho brillante que le resalta las curvas, unas pantimedias negras translucidas y unas altas botas. Elegante al estilo que a Evee le gusta; siempre siendo ella misma. Mueve su cabello hacia atrás y sonríe de manera nerviosa.

—¿Y? ¿Qué piensas?

Solo cuando me habla es que me doy cuenta de que en realidad me he quedado completamente absorto en ella. Totalmente perdido. Hasta se me olvida que debo decir algo.

—Tu estas... woow— pestañeo. —No tengo palabras.

—¿Eso es bueno... o malo?

—Bueno, jodidamente bueno. Es que te ves... alucinante.

Ella al fin vuelve a esbozar otra sonrisa. —No es algo que usaría normalmente, pero si vas a mirarme así solo por hacer un pequeño esfuerzo, creo que podría comenzar a hacerlo diariamente.

—¡No! ¡Joder no!— ella me mira un poco asustada. Acabo de arruinarlo. —Quiero decir, me encantas tal cual eres, con lo que vistes normalmente. Por favor no vistas así más que en ocasiones especiales, desperdiciarías tiempo. Tardarías más en colocártelo que yo en quitártelo, porque joder, no tienes idea de cuanto quiero hacerlo.

Si Evee comienza a explotar su belleza de esa forma, va a desquiciarme, completamente. Es pequeña, pero con esa falda corta y las botas largas, parece que sus piernas fueran interminables. Me inundan unas inmensas ganas de contar los besos que le podría depositar desde su entrepierna hasta la punta de sus pies.

—¿Así que quieres quitarme la ropa?

—Estoy anhelándolo.

Ella sonríe, apega su cuerpo al mío y me mira con ojos lujuriosos. Instintivamente la rodeo con mis brazos y la aprieto más. —Quizá podríamos agregar eso al final de la lista de cosas que hacer hoy por la noche.

—O quizá podríamos dar vuelta la lista y comenzar por ahí.

—Buen truco, colega. Pero créeme, no pase dos horas metiéndome en ese traje para que me lo quites en un minuto antes de siquiera llegar la fiesta.

El puchero que hago cuando se aparta de mi podría tocar el suelo. Sigue caminando y se mete al auto ella solita, sin esperar que le abra la puerta. Odia eso. Al final la sigo y me subo también.

—¿Realmente Tyee hará una fiesta?— me pregunta mientras inicio la marcha atrás en el auto para salir de los estacionamientos de su hermandad.

—Pues en realidad se la estamos haciendo nosotros a ella.

—Vale, ¿Y eso le parece bien?

Arrugo el ceño confundido, me estiro para encender la radio; una suave melodía comienza a soñar. —¿A qué te refieres?

—Por el carácter...

—¿De mierda que tiene?— completo la frase por ella. —No tiene nada de malo que lo digas; ella ama que se lo recuerden.

Hace una mueca. —Bueno, sí. Está embarazada. No creo que esté como para fiestas.

No puedo evitar reírme. —Realmente no conoces a Tyee. Creo que ella podría irse de rumba hasta el mismo día de su parto.

Evee parece escandalizada. —Joder, ¿Y a ustedes les parece bien?

—Nos parezca bien o no, Tyee siempre va a hacer lo que le venga en gana. Contra eso solo puedes acostumbrarte— me paro en el semáforo y me giro a mirarla; el nivel de asombro que me muestra ella casi me hace sentir como si estuviéramos haciendo algo mal. —Pero no te preocupes; Tyee ya dejo el alcohol y las drogas.

Perfecto Engaño | Titanes III |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora