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Noviembre 21, 2016

11:23 am

Busco el auto, más por el color que por otra cosa; la verdad apenas y me acuerdo de la marca, creo que era un Subaru, pero no podría estar seguro. Soy un asco cuando se trata de recordar nombres y fechas, así que pongo mi plena confianza en mi memoria fotográfica y sigo buscando entre el estacionamiento. Lo que sin embargo, no es ni siquiera confiable, porque puede que ella ya se haya marchado de clase, aun no llegue o ni siquiera venga. Y yo como idiota mirando en los alrededores. Alguien va a pensar que intento robarlos o algo.

Finalmente me siento tras el único modelo azul que encuentro, y miro la placa para ver si es que los números me parecen en algo conocidos, porque me llega a parecer casi irreal. Al menos me ha tomado medía hora mirar todos los autos del estacionamiento, y resulta que estaba en la otra entrada, casi junto a la puerta de la universidad. ¿Puede eso ser más ridículo?

—¿Qué estás haciendo? — pregunta una voz con desconfianza, y luego veo unos pies detenerse a mi lado. Me levanto de mi lugar tras el auto y me giro para mirarla.

—He venido a buscar una respuesta.

Ella achica sus ojos y alza un poco la barbilla con expresión dominante. Mantiene su postura intachable aun cuando no tiene ni idea de que narices estoy soltando.

—Vale. Pero sea la verdad que sea, no vas a encontrarla debajo de mi auto.

—Ya... que eso ya lo sé— miro por unos segundos la patente del auto y me quedo allí. —Resulta que la verdad la tiene la dueña. ¿No es así, Collie? ¿O debería llamarte Evee?

Esta vez ella mantiene el silencio. Traga saliva notoriamente y pone un paso de distancia entre nosotros.

—Ese es tu verdadero nombre, ¿No?

Ni siquiera hace un intento de ocultar lo incómoda o nerviosa que está situación la pone. No me responde, no intenta nada.

—¿Por qué me has mentido?

La primera razón por la que llegue aquí, es por la desconfianza que me produjo toda esta situación. Cuando nos encontramos en el estacionamiento la primera vez parecía una chica completamente distinta a la que me presentaron en la fiesta, pero es esa misma la que me mintió, por alguna razón, sobre su nombre. Lo que no puede significar nada bueno.

Solo alguien que supiera la importancia de los nombres, trataría de ocultarlo.

—Para evitarme problemas.

—¿Qué problemas?

—La clase de problemas que tu representas.

Me deja sorprendido, pero al menos esta respondiendo mis preguntas, así que continúo intentando manejar la situación lo mejor posible sin exponerme.

Perfecto Engaño | Titanes III |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora