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Noviembre 26, 2016
13:00 pm

Me meto una papa frita más a la boca y la veo comenzar a reírse en silencio. Me registro la comisura de los labios, pensando en que quizá me ha quedado salsa de queso o algo, pero eso parece tan solo hacerle más gracias.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara o qué?

Simplemente niega. —Apuesto que eres de aquellos que come mucha comida chatarra.

Por un momento me quedo perplejo y ni siquiera sé que responder. El siguiente simplemente sonrió divertido.

—¿Por qué?

—Intuición mía.

—¿Ah sí?

Ella asiente. —Y apuesto también que eres de los que no sabe cocinar.

Esta vez sí me largo a reír con una gran carcajada.

—Bueno, te cedo el punto. Supongo que es lo que pasa cuando creces en un lugar que le da prioridad a la matanza en lugar de la supervivencia. ¿Qué hay de ti?

—Pues yo si se cocinar. No te queda de otra cuando creces con un padre que al que le encanta la comida rápida.

—¿Que sucedió con tu madre?— solo cuando sus facciones se endurecen me doy cuenta de que metí la pata, muy hondo.

Después de que bajáramos de aquel juego y de que ella arrojara frente a mi uno de sus miedos como si nada, una gran pared se cayó entre nosotros, y sin siquiera darme cuenta, me relajé. Me olvidé de la guardia y comencé a disfrutar de los miles de temas que hemos tocado mientras terminamos nuestro almuerzo. Pero entonces, pasa que entre más me hace reír, más puertas se abren para que escape el verdadero Skyle; ya incluso hasta comienzo a hablar si pensar.

—Se murió hace unos años por una enfermedad.

—Lo siento, lo pregunte sin pensar.

—Está bien.

Me meto la pajita a la boca y me bebo lo último que queda de mi gaseosa. —¿Como... como sabias que yo estaba en Edén?— decido preguntar al final porque sé que si no lo suelto ya, puede que se me pase el día, vuelva a casa y no me acuerde de ello hasta que Jhon me pregunte por la respuesta. No tengo ninguna duda de que es posible.

La veo bajar la mirada y comienza a revolver la gaseosa en la mesa. Se toma sus segundos antes de decidirse a hablar.

—Es... tenía un novio hace algún tiempo. Él me lo contó todo, me nombro a los que estaban en Edén y también a los miembros de los grupos contrarios para mantenerme lejos de ellos— se encoje de hombros. —Recordé tu nombre cuando te presentaste.

—¿Que paso con él?— y tampoco me doy cuenta de lo impertinente que es mi pregunta, hasta que pienso en ella. Lo solté solo por hacer más conversación y fingir interés en el tema, para que no se dé cuenta que esa pregunta era el motivo de todo esto. Pero no me puse a pensar que quizá para ella es un tema jodido, que quizá la el confundió con una vaca y le puso unos cuernos más grandes que la torre Eiffel, y yo aquí preguntando idioteces.

—Murió hace algún tiempo.

A esta chica se le muere todo el mundo.

Puede que en realidad no sea yo el de las preguntas impertinentes, si no ella la del pasado dramático.

Si quería más razones por la cual acabar toda cercanía que había entre nosotros, ahora tengo tantas, que hasta se rebalsan. Debo mantener mis distancias si no quiero que se me pegue su mala racha. Me pregunto si alcanzare a hacerlo a tiempo o ya estoy condenado por el solo hecho de compartir juntos este día.

Perfecto Engaño | Titanes III |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora